Aunque no existen pruebas concretas, es un verdadero secreto a voces, que el negocio mĆ”s lucrativo de la economĆa dominicana, despuĆ©s de la prodigiosa profesión del lambonismo (procurar al diputado Crisóstomo), es precisamente el narcotrĆ”fico y sus carreras afines.
Hasta el PRD, que bastante culpa tiene de lo que sucede hoy, ha tenido que reconocerlo. Ha reconocido, que como va la economĆa, con las empresas quebradas por la abultada estructura de costos, por la energĆa elĆ©ctrica, la inseguridad y el agobio fiscal, sin contar con la restricción de la demanda producto de la crisis económica, es muy difĆcil que prosperen algunos sectores de la construcción y del comercio, como hoy lo estĆ”n.
Como va la economĆa, con un profundo dĆ©ficit fiscal y cuasi fiscal, con un endeudamiento progresivo y fatal, con un manejo irresponsable de las finanzas publicas que se van en nominillas y vallas reeleccionistas, no hay variables que expliquen el supuesto crecimiento y la estabilidad macroeconómica.
Todos sabemos que como van las cosas, es imposible que florezcan tantas torres, tantas mansiones, tantas plazas comerciales. Que circulen tantas Cayenne, Land Rover y Hummer. Sin el componente narcotrĆ”fico, es imposible concebir a la mayorĆa de los dealers, las bancas de apuestas, las bombas de gasolinas, los centros de diversión.
El proceso de ascensión social y democratización económica que se ha gestado en la República Dominicana en las últimas dos décadas, con el fenómeno de los viajeros y de los coroneles, capitanes y mayores con villas y yates, sólo tiene una explicación posible.
La doble moral que hoy impera en la sociedad dominicana respecto al narcotrƔfico no hace mƔs que complicar mucho mƔs el panorama. Hace mucho que el narcotrƔfico y el lavado han sido legitimados como mecanismos de ascenso social.
Sus mÔs conspicuos representantes empresariales, a pesar de su juventud y el color de su piel en esta sociedad profundamente racista, y su falta de educación formal, son aceptados en todos los clubes y corillos sociales. Son adulados en todas las revistas de variedades y bienvenidos en los mejores restaurantes de la capital. Felipe (Figueroa Agosto) era sólo uno de ellos.
Hace tiempo que las elites dominicanas los aceptaron, conviven con ellos a sabiendas de que el origen de sus fortunas es dudoso (como el de ellos)
Hace tiempo que incursionaron en la polĆtica. Hoy son respetables senadores, destacados diputados, reconocidos sĆndicos. Coroneles y jueces.
No creo que haya solución para este mal que no sea otra que eliminar sus causas sociales y económicas.
La solución es legalizar (o correctamente despenalizar)....aunque ya este tema deberĆa ser abordado cientĆficas en otra oportunidad.
0 Comentarios