El socorrido argumento oficial de que no hay recursos para invertir mĆ”s en educaciĆ³n, aunque lo nieguen los voceros del gobierno, pone en relieve la reiterada falta de voluntad polĆtica para dedicar el dinero del Estado hacia lo verdaderamente prioritario, ademĆ”s de evidenciar una concepciĆ³n desviada de la democracia, que se traduce en poco o ningĆŗn interĆ©s en dotar al paĆs de un sistema educativo pĆŗblico de amplia cobertura, que recupere el sentido humano, proyecte valores y estimule la conciencia crĆtica de la gente.
El Presidente FernĆ”ndez entiende que hacer el Metro es conveniente para sus propĆ³sitos y dispone los recursos necesarios para llevarlo a cabo; si considerara que garantizar educaciĆ³n en la perspectiva referida, resultara conveniente a sus fines, por lo menos, se aproximara a la media de inversiĆ³n en que estĆ” situada la regiĆ³n. Ocurre que en su lĆ³gica lo realmente prioritario son los programas y acciones clientelistas, que no alteran en lo fundamental la situaciĆ³n social y la alienaciĆ³n de la gente.
Un pueblo con alto nivel de educaciĆ³n, capaz de interpelar a sus gobernantes, de enjuiciar crĆticamente sus acciones, de analizar crĆticamente la realidad social en la estĆ” inmerso y tomar decisiones con libertad, no es conviene a los propĆ³sitos de una clase polĆtica que ha hecho del pragmatismo su sentido comĆŗn, y que para mantenerse en el poder apela al paternalismo y al clientelismo.
Un gobierno mĆnimamente democrĆ”tico mostrarĆa un poco de empeƱo por atender una demanda que ha ganado un nivel de consenso sin precedente en la historia reciente del paĆs. Empresarios, polĆticos, intelectuales, gremios, sindicatos, organizaciones comunitarias y de jĆ³venes, niƱos, niƱas, adultos, jĆ³venes, hombres y mujeres de todas las clases sociales, por todos los rincones del territorio nacional, han asumido en cuerpo y alma la campaƱa que reclama el 4% del PIB para la educaciĆ³n, como lo establece la ley 66/97, y la propia constituciĆ³n que de una inversiĆ³n creciente y sostenida.
Con un poco de voluntad polĆtica, el dinero de la segunda lĆnea del Metro, el de los BARRILITOS y COFRECITOS, una proporciĆ³n de la partida destinada a la recapitalizaciĆ³n del Banco Central, igual que los fondos destinados a la Presidencia de la Republica para atenciĆ³n a necesidades pĆŗblicas, y los proyectados para compra de Supertucanos, se tomaran para aumentar el presupuesto de educaciĆ³n. EstĆ” claro, hay dinero para invertir mĆ”s en educaciĆ³n, lo que no existe es la voluntad polĆtica para hacerlo.
Frente a esta realidad, se impone como necesidad profundizar la campaƱa, agregar nuevas iniciativas al sĆmbolo de las sombrillas amarillas, continuar tocando puertas para integrar cada vez a mĆ”s personas y sectores, para que con la fuerza de razĆ³n como arma, al canto de la movilizaciĆ³n social, hagamos surgir la voluntad polĆtica que le falta al Presidente de la Republica y a nuestros legisladores, para hacer frente a la tara social que representa el atraso que acusamos en la formaciĆ³n del principal recurso de que dispone cualquier naciĆ³n, los seres humanos. DigĆ”moslo tanto como se pueda: hay recursos para invertir mĆ”s educaciĆ³n.
*La profesora MarĆa Teresa Cabrera es ex presidenta de la AsociaciĆ³n Dominicana de Profesores (ADP).
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