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A propósito de los huracanes en RD: ¿fucús, pactos, milagros o naturaleza?


A propósito de los huracanes en RD: ¿fucús, pactos, milagros o naturaleza?
Fermín Estévez, Encargado de Pronósticos en Onamet.Carmen Suárez/Acento.com.do

SANTO DOMINGO, República Dominicana.- “Estamos orando para desbaratar esta tormenta. Sigamos así, con nuestra fe podremos desbaratarla”, escribía anteayer en Facebook una mujer que elevaba plegarias para que Dios alejara a la tormenta Irene de este país.

Unos lo atribuyen a Dios; otros, a la naturaleza. Lo cierto es que ciertos ciclones “evaden” el territorio de República Dominicana y las razones se convierten en tema obligatorio durante los seis meses de la temporada de huracanes.

Para un país en la ruta de ciclones y huracanes, estos fenómenos son también fuente de especulaciones y supersticiones.

El 31 de agosto de 1979, en el gobierno de Antonio Guzmán, del Partido Revolucionario Dominicano (1978-1982), entró el ciclón David y la tormenta Federico y la gente lo asociaba al nuevo presidente. Luego Joaquín Balaguer tomó el poder en 1986 y lo retuvo hasta 1996. Los ciclones golpeaban la isla no con tanta intensidad como David, y por esto la gente le atribuía al reformista tener un pacto para “amarrar los ciclones”.

“A veces un ciclón afecta mucho a Puerto Rico y cuando llega aquí se desbarata, pero eso ocurre cuando tenemos una vaguada en altura. La vaguada en altura sobre la isla de nosotros debilita los sistemas: una onda tropical o un ciclón”

Al presidente Leonel Fernández, en 1996-2000, a vox populi se le vinculaba con la ocurrencia del ciclón Georges, y en un nuevo mandato suyo (2004-2008), con las tormentas Noel y Olga que tuvieron lugar a finales de 2007. En especial porque Olga, el 13 de diciembre, estuvo fuera de la temporada ciclónica. Este hecho lo aprovechó la oposición, el PRD, en una campaña publicitaria en la que aparecía una mujer que, en medio de una gran inundación, decía: “Jurao que ese hombre tiene un paito (pacto) con ei (el) diablo”.

La explicación científica

El meteorólogo Fermín Estévez, de la Oficina Nacional de Meteorología (ONAMET), explica de manera científica cuáles factores inciden para que ciertos ciclones con altas probabilidades de tocar este país modifiquen su trayectoria y contradigan los modelos de pronósticos.

Según Estévez, para evitar un ciclón, por un lado está el polvo del desierto del Sahara, que recorre miles de kilómetros y se mantiene en la atmósfera y absorbe humedad.

Los radares de Onamet muestran gráficas de una masa grisácea de color opaco, en movimiento, que corresponde a un volumen importante de polvo que, proveniente de África, se mueve en el mar Atlántico.

“El polvo lo que hace es que se queda en la atmósfera, la calienta. El rayo del sol le da al polvo, se calienta el aire y le exige más humedad a la atmósfera para formarse la gotita de agua”, explica Estévez.

Además, para “desviar” ciclones están los sistemas de alta presión que, desde las costas de Estados Unidos, giran en la misma dirección de las manecillas del reloj, y por ende, en dirección contraria a los ciclones, según la precisión que hace el experto.

“Las altas son los que dirigen el viento de los ciclones, siempre tendiendo a alejarse del Ecuador”.

Otro factor es la temperatura marítima. “Le decía que el alimento del ciclón es la alta temperatura del mar, pero cuando el ciclón va subiendo (en dirección a la costa de Miami) el agua fría lo va debilitando”.

De igual forma, hay fenómenos atmosféricos que “defienden” a la isla de los ciclones.

“A veces un ciclón afecta mucho a Puerto Rico y cuando llega aquí se desbarata, pero eso ocurre cuando tenemos una vaguada en altura. La vaguada en altura sobre la isla de nosotros debilita los sistemas: una onda tropical o un ciclón”.

En Meteorología hay un mapa histórico de la cantidad de ciclones que han impactado este país en los últimos 114 años. Son tantos que sus rutas, gráficamente, cubren la isla.

Para una gran parte de los dominicanos y dominicanas, un ciclón que se va, siempre será un milagro.

Irene, otra que se va

El ciclón Irene, que al igual que Emely no causó grandes estragos en el territorio nacional, continúa alejándose del país.

En el boletín de ONAMET, el ciclón categoría uno se encontraba a unos 80 kilómetros al noreste de Montecristi. Sus vientos máximos sostenidos alcanzaban los 160 kilómetros por hora. Se prevé que en las próximas 24 horas continúe intensificándose.

Meteorología, en consecuencia, activó un aviso de tormenta tropical desde Cabo Francés Viejo hasta la Bahía de Manzanillo. Descontinuó, no obstante, el aviso de condiciones de tormenta tropical desde Cabo Engaño hasta Cabo Francés Viejo.

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