MADRID.- James Bond, el famoso espĆa al servicio de Su Majestad, es oriundo de la RepĆŗblica Dominicana. Al menos asĆ consta en el registro civil del paĆs caribeƱo, donde muchos padres echan mano de nombres extravagantes y cariƱosos para bautizar a sus retoƱos.
AsĆ, no es raro que James Bond Cero Cero Siete (escrito con letras) y cuyos apellidos son CarriĆ³n Vargas comparta nacionalidad con John F. Kennedy Santana y Winston Churchill de la Cruz o con Bruce Lee Antonio FĆ©lix o Joe Dimagio (escrito con una sola g) FernĆ”ndez.
En el registro civil dominicano figuran nombres cariƱosos como Mami, Papi, Querida o Teamo Amador, pero tambiƩn algunos considerados despectivos como Seno, Herpes, Naris (sin z) o Ano.
TambiĆ©n los hay relacionados con profesiones como MĆ©dica, Piloto y Profesora o con marcas extranjeras como Mazda, Datsun y Toshiba, asĆ como suspicaces como Adicto, Coca y Peligroso.
El interĆ©s de un padre en poner nombres fuera de lo comĆŗn a sus hijos "refleja un sentimiento de inferioridad respecto a la adopciĆ³n de la cultura lingĆ¼Ćstica que nos corresponde", reflexionĆ³ en declaraciones a Efe el presidente de la Academia Dominicana de la Lengua, el literato y filĆ³sofo Bruno Rosario Candelier.
El tambiĆ©n ensayista dijo que es "penoso que esto continĆŗe sucediendo" y asegurĆ³ que esta prĆ”ctica "no deja de ser una parte de la baja autoestima" a pesar de que en la RepĆŗblica Dominicana tenemos "una tradiciĆ³n tan rica, nuestra lengua, nuestra cultura...".
"Cuando un hablante, un ciudadano, apela a nombres de otra lengua (...) significa que no se siente bien con su identidad", insistiĆ³ Rosario Candelier, quien expresĆ³ la necesidad de una mayor conciencia lingĆ¼Ćstica y de identidad cultural, en la que, subrayĆ³, deberĆ”n jugar un papel importante los comunicadores y acadĆ©micos.
En la RepĆŗblica Dominicana no hay instancia legal que obligue a los progenitores a seguir un patrĆ³n a la hora de escoger el nombre de sus hijos quienes, sin embargo, pueden optar por un cambio al cumplir la mayorĆa de edad, esto es a los 18 aƱos.
Ante la gran cantidad de nombres poco comunes que existen en el paĆs, sacados muchas veces de la ciencia ficciĆ³n, hace tres aƱos la Junta Central Electoral (JCE), encargada del registro civil, aprobĆ³ una resoluciĆ³n que prohĆbe la declaraciĆ³n de personas con nombres extravagantes, extranjeros o despectivos o que no permitan una clara identificaciĆ³n del sexo.
Sin embargo, en la prĆ”ctica no es asĆ, y no es raro escuchar cada vez mĆ”s nombres de difĆcil pronunciaciĆ³n o raras combinaciones entre el inglĆ©s y el espaƱol, principalmente.
El tema llegĆ³ a la misma Iglesia catĆ³lica y hace unos meses, su mĆ”ximo representante en el paĆs, el cardenal NicolĆ”s de JesĆŗs LĆ³pez RodrĆguez, durante un acto de confirmaciĆ³n de niƱos y adultos, sugiriĆ³ a los padres nombres bĆblicos para sus hijos.
El prelado se quejĆ³ de que "hoy dĆa" hay una cantidad de nombres extranjeros de difĆcil pronunciaciĆ³n y escritura y puso como ejemplo "los rusos que no los escribe nadie, pero en fin aquĆ dicen cualquier cosa y asĆ lo escriben", matizĆ³.
El religioso cuestionĆ³ entonces el "afĆ”n de ponerle a un muchacho" nombres como Stalin, por el dictador soviĆ©tico IĆ³sif Stalin; o Hitler, por el dictador nazi Adolf Hitler.
Ahora solo hay que rogar que, contrario al personaje creado hace medio siglo por el novelista inglƩs Ian Fleming, el James Bond dominicano no tenga licencia para matar.
En el registro civil dominicano figuran nombres cariƱosos como Mami, Papi, Querida o Teamo Amador, pero tambiƩn algunos considerados despectivos como Seno, Herpes, Naris (sin z) o Ano.
TambiĆ©n los hay relacionados con profesiones como MĆ©dica, Piloto y Profesora o con marcas extranjeras como Mazda, Datsun y Toshiba, asĆ como suspicaces como Adicto, Coca y Peligroso.
El interĆ©s de un padre en poner nombres fuera de lo comĆŗn a sus hijos "refleja un sentimiento de inferioridad respecto a la adopciĆ³n de la cultura lingĆ¼Ćstica que nos corresponde", reflexionĆ³ en declaraciones a Efe el presidente de la Academia Dominicana de la Lengua, el literato y filĆ³sofo Bruno Rosario Candelier.
El tambiĆ©n ensayista dijo que es "penoso que esto continĆŗe sucediendo" y asegurĆ³ que esta prĆ”ctica "no deja de ser una parte de la baja autoestima" a pesar de que en la RepĆŗblica Dominicana tenemos "una tradiciĆ³n tan rica, nuestra lengua, nuestra cultura...".
"Cuando un hablante, un ciudadano, apela a nombres de otra lengua (...) significa que no se siente bien con su identidad", insistiĆ³ Rosario Candelier, quien expresĆ³ la necesidad de una mayor conciencia lingĆ¼Ćstica y de identidad cultural, en la que, subrayĆ³, deberĆ”n jugar un papel importante los comunicadores y acadĆ©micos.
En la RepĆŗblica Dominicana no hay instancia legal que obligue a los progenitores a seguir un patrĆ³n a la hora de escoger el nombre de sus hijos quienes, sin embargo, pueden optar por un cambio al cumplir la mayorĆa de edad, esto es a los 18 aƱos.
Ante la gran cantidad de nombres poco comunes que existen en el paĆs, sacados muchas veces de la ciencia ficciĆ³n, hace tres aƱos la Junta Central Electoral (JCE), encargada del registro civil, aprobĆ³ una resoluciĆ³n que prohĆbe la declaraciĆ³n de personas con nombres extravagantes, extranjeros o despectivos o que no permitan una clara identificaciĆ³n del sexo.
Sin embargo, en la prĆ”ctica no es asĆ, y no es raro escuchar cada vez mĆ”s nombres de difĆcil pronunciaciĆ³n o raras combinaciones entre el inglĆ©s y el espaƱol, principalmente.
El tema llegĆ³ a la misma Iglesia catĆ³lica y hace unos meses, su mĆ”ximo representante en el paĆs, el cardenal NicolĆ”s de JesĆŗs LĆ³pez RodrĆguez, durante un acto de confirmaciĆ³n de niƱos y adultos, sugiriĆ³ a los padres nombres bĆblicos para sus hijos.
El prelado se quejĆ³ de que "hoy dĆa" hay una cantidad de nombres extranjeros de difĆcil pronunciaciĆ³n y escritura y puso como ejemplo "los rusos que no los escribe nadie, pero en fin aquĆ dicen cualquier cosa y asĆ lo escriben", matizĆ³.
El religioso cuestionĆ³ entonces el "afĆ”n de ponerle a un muchacho" nombres como Stalin, por el dictador soviĆ©tico IĆ³sif Stalin; o Hitler, por el dictador nazi Adolf Hitler.
Ahora solo hay que rogar que, contrario al personaje creado hace medio siglo por el novelista inglƩs Ian Fleming, el James Bond dominicano no tenga licencia para matar.
Fuente: LA RAZON.es
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