Escoger libremente lo que deseamos es vital para
nuestro sentido de bienestar
Por José L.
Díaz de Villegas Freyre / Especial para Por Dentro
¿Qué se siente mejor, hacer lo que decides o lo que te dicen? Para la
inmensa mayoría, la contestación es fácil.
El sentido de autonomía, de escoger libremente lo que deseamos, es vital
para nuestro sentido de bienestar.
Si la voluntad es verdaderamente libre o no, se lo dejo a los teólogos y
filósofos. Estamos hablando del sentido de estar libres para escoger.
Estudios en el campo laboral, por ejemplo, han demostrado que cuando los
empleados sienten que controlan su tiempo y la manera en que hacen su trabajo,
se muestran más satisfechos, comprometidos, motivados y obtienen mejores
resultados. Puede ser más importante que el dinero que ganan y se refleja hasta
en su salud.
El poder de la autonomía es tan marcado que anula el efecto del
altruismo, algo que normalmente aumenta nuestro bienestar. Si estamos forzados
a hacer el bien nos desagrada, pero si lo escogemos somos capaces de grandes
sacrificios y nos sentimos felices por ello.
Esto es importante para nuestras relaciones. Es paradójico que una
relación solo prospera si entregamos buena parte de nuestra autonomía, pero al
hacerlo podemos sentir resentimiento, reaccionar de maneras negativas y
alimentar la discordia.
¿Cuál, entonces, es la solución? Como tantas cosas, tenemos que
preguntarnos por qué, qué queremos lograr.
Y para preguntarnos, tenemos que primero estar claros con nuestras metas
y entonces prestar atención.
Cuando reaccionamos negativamente, fuera de toda proporción a lo que
está ocurriendo, nos conviene detenernos y ver qué está sucediendo en ese
momento. Y para eso hay que practicar. (El mindfulness, prestar fina atención a
lo que ocurre, sin juicio, es un excelente modo de afinar esta destreza, pero
es tema para otra nota.)
Al prestar atención, vamos a encontrar que muchas veces sentimos que
nuestra autonomía está en peligro. Por ejemplo, ¿les parece familiar el
siguiente diálogo?
“Me dijiste que ibas a recoger las medicinas, no las veo, ¿qué pasó?”
“¡Tú siempre encima de mí, búscalas tú si las necesitas tanto!”
Lo que pasó fue que, primero, ejercimos nuestra autonomía evadiendo el
compromiso que hicimos y ahora, reaccionando con ira.
Cuando nos damos cuenta que estamos reaccionando porque sentimos que nos
están quitando autonomía, se nos hace más fácil tomar responsabilidad sobre
nuestras acciones y de esa manera reestablecerla.
El próximo paso es replantearnos las cosas que nos sentimos obligados a
hacer para verlas como un paso en el camino a una meta más grande que sí
escogimos libremente.
En este caso, nuestra meta, la cual escogimos, es mantener una relación
con una pareja. Visto de esta forma, acceder a los deseos del otro sobre los de
uno es un paso hacia lo que verdaderamente queremos -el por qué. Claro, nuestra
contraparte tiene que actuar de igual manera si queremos una relación
saludable.
La vida está llena de cosas que nos sentimos obligados a hacer. Muchas
veces perdemos de vista el propósito mayor por el cual las estamos haciendo. Si
lo mantenemos claro nos daremos cuenta que muchas veces entregamos nuestra
autonomía a nombre de nuestros deseos mayores, libremente escogidos y
autónomos. Entonces sentimos un mayor grado de libertad.
El autor es coach de vida. Más información en
www.coachjoseluis.com o envía un mensaje electrónico a jose@coachjoseluis.com
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