Las lagunas de memoria, las
dificultades en el aprendizaje, la pérdida de concentración… todo esto puede
llegarnos en cualquier momento, y a veces de forma transitoria.
El ejercicio físico, el
entrenamiento cerebral y las actividades sociales son medios sencillos para
mantener activa la memoria, pero la alimentación juega un papel muy importante.
1. En el desayuno: tomar un
desayuno completo. Dar prioridad a los cereales integrales. Evitar los azúcares
añadidos (azúcar blanca, chocolate para untar, mermelada…) y los alimentos muy
grasos (chacina, frituras…). El cerebro dispone entonces de todos los elementos
nutritivos y energéticos (glúcidos lentos) necesarios para su correcto
funcionamiento, y así evitamos los golpes de fatiga intelectual al final de la
mañana.
2. En la comida: evitar los
glúcidos refinados: pan blanco, arroz blanco, pasta, sémola… y también las
patatas. Privilegiar las proteínas (aves, pescado…) y las verduras. Evitar
igualmente los postres azucarados. Los azúcares simples y refinados son
rápidamente asimilados por el organismo, lo que favorece la disminución de la
atención, de la concentración y de un óptimo rendimiento intelectual por la
tarde.
3. En la cena: los glúcidos
refinados están permitidos. Al ser de rápida asimilación, favorecen el descanso
por la noche, algo necesario para el buen funcionamiento del cerebro y la
consolidación de los aprendizajes.
4. Evitar las comidas
copiosas. Dar prioridad, por el contrario, a las comidas ligeras y con pocas
calorías. Si lo necesitáis, podéis comer algo a lo largo de la mañana y también
por la tarde (fruta, frutos secos, lácteos sin azúcar…). Una buena idea es
tomar el postre de mediodía a media tarde.
5. Comer Omega3, consumiendo
pescado, tres veces por semana (salmón, sardina…), pero también algunos frutos
secos como las almendras o nueces del Brasil, y también aceite de colza y de
nuez. Los Omega3 son ácidos grasos que favorecen la creación de la membrana
neuronal. De esta forma, los Omega3 son indispensables para el buen
funcionamiento del cerebro, ayudando a prevenir la aparición del Alzheimer.
6. Consumir fruta y verduras.
En general aportan buenas dosis de vitaminas, entre las cuales están los antioxidantes
que protegen las facultades cerebrales.
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