Para el estudio, fueron examinados dos grupos de personas que recibieron porciones de comida de diferente tamaño. Al grupo con una porción más grande se le dio 100 g de chocolate, 200 gramos de pastel de manzana, y 80 g de papas fritas, todo un poco más que los tamaños de las porciones recomendadas. Esto equivalía a 5754 kilojulios. Al otro grupo se le dio 10g, 40g y 10g de los mismos alimentos respectivamente, con un total de 819 kilojulios.
A ambos grupos se les dio todo el tiempo necesario para comer y se les pidió que llenaran encuestas para valorar el gusto, la familiaridad y el aburrimiento con respecto a la comida. También se les pidió que calificaran su hambre y el deseo antes y quince minutos después de que la prueba se hubiera terminado.
A ambos grupos se les dio todo el tiempo necesario para comer y se les pidió que llenaran encuestas para valorar el gusto, la familiaridad y el aburrimiento con respecto a la comida. También se les pidió que calificaran su hambre y el deseo antes y quince minutos después de que la prueba se hubiera terminado.
Los resultados mostraron que porciones más pequeñas de alimentos son capaces de proporcionar sensaciones de satisfacción similares que las porciones más grandes. Aquellos que tuvieron las porciones más grandes consumieron un 77% más de alimentos, lo que aumentó unos 4032 kilojulios, pero no sintieron ninguna mejora en el apetito o sentimientos de saciedad más fuertes que el grupo con las porciones más pequeñas
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