Santo Domingo, 15 sep (EFE).- El agua disponible en
República Dominicana es abundante, pero la manera en que se distribuye espacial
y estacionalmente, en adición al alto consumo en riego y la precariedad del
saneamiento, se traduce en escasez, según reveló hoy un estudio.
Los datos forman parte del análisis '¿Qué pasa con
el agua?', una investigación de Fanny Vargas y publicado por el Observatorio
Político Dominicano (OPD), una iniciativa de la Fundación Global
Democracia y Desarrollo (Funglode).
De acuerdo con el estudio, a pesar de que el riego
es el renglón de consumo más importante, la eficiencia de los sistemas de riego
es muy baja y la sostenibilidad financiera del sector no se ha alcanzado,
aunque la cobranza del servicio ha aumentado a partir del establecimiento del
modelo de juntas de regantes.
Asimismo, el estudio señaló que el 81 % de la
población de la provincia Santo Domingo no dispone de redes de alcantarillado.
"Las redes existen y se encuentran en estado
deplorable producto de los años de servicio", precisó.
El informe apuntó, además, que de las 29 plantas de
tratamiento a cargo de la
Corporación de Acuerducto y Alcantarrilado de Santo Domingo
(Caasd), solo nueve se encuentran en servicio.
Esto obliga, añadió, a que el 96.2 % de las aguas
residuales sean descargadas sin tratamiento al subsuelo y al mar.
Al mismo tiempo, la investigación señaló que a
pesar de que hay ocho instituciones que están destinadas a la distribución del
agua a escala nacional, existen problemas de gestión institucional que
requieren de grandes esfuerzos de planificación integral.
"No existe un ente regulador que articule
coherentemente las políticas sectoriales de infraestructura, tarifas y
cobranzas, relaciones con usuarios y operadores", agregó.
Además apuntó que los problemas de precio, cobro,
distribución y calidad del servicio son comunes para todos los proveedores de
agua. Se debe cambiar el modelo institucional de la prestación del servicio por
uno que involucre a actores comunitarios y privados, crear un ente regulador y
uno de planificación. EFE
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