"Hay estudios que hablan de que el número de
turistas que entran en Cuba se duplicará cuando empiecen a llegar
estadounidenses", señaló a Efe el economista Omar Everleny, del Centro de
Estudios de la
Economía Cubana (CEEC).
Las cifras varían ligeramente según los analistas,
pero los más optimistas apuntan a la entrada de 3 millones de turistas
estadounidenses anuales en caso de que se levantase el embargo, tantos como el
total que la isla aspira lograr al cierre de 2014.
Sea cuál sea el pronóstico, la capacidad hotelera
de Cuba, con unas 60.000 habitaciones, se puede ver desbordada cuando Estados
Unidos levante las restricción a sus ciudadanos de viajar a la isla, lo que
según expertos beneficiará al incipiente sector de los alojamientos turísticos
gestionados por particulares.
Más de 7.200 habitaciones componen ya la oferta del
turismo privado en la isla, como el caso de "Casa Vitrales", un
pequeño y acogedor hotel en La
Habana Vieja , surgido como otros muchos al calor de las
reformas económicas del presidente Raúl Castro.
"Abrimos con una habitación en 2009, mientras
reformábamos el resto del inmueble. Desde febrero de este año ya rentamos todas
las habitaciones de la casa y desde entonces no nos faltan clientes",
contó a Efe Juan Hernández, propietario junto a su hijo de este
establecimiento.
Entre esos clientes destacan los europeos y los
canadienses, pero también los estadounidenses, cada vez más asiduos en Cuba
desde que en 2011 el presidente Barack Obama flexibilizara la restricción de
viajar a la isla por motivos académicos, culturales o religiosos para
incentivar lo que se conoce como los contactos "pueblo a pueblo".
"Aquí hemos tenido bastantes estadounidenses
que vienen por trabajo, sobre todo gente del mundo de la cultura: músicos que
vienen a festivales, artistas plásticos que asisten a cursos o estudiantes que
quieren aprender español", explicó Hernández.
Con el restablecimiento de las relaciones entre
Cuba y EE.UU., Obama anunció cambios que relajan el embargo sobre la isla, ya
que da más libertad a esos viajes académicos, culturales o religiosos y para
aquellos cubano-americanos que mantienen lazos familiares en la isla.
Antes de su liberalización, el conjunto de estos
trayectos sumaban unos 500.000 viajeros anuales desde Estados Unidos a la isla,
según estimaciones de la
Oficina de Intereses de EE.UU. en Cuba, una cifra nada
desdeñable si se tienen en cuenta las dificultades desde el país norteamericano
para viajar al país comunista.
Ante lo que algunos auguran como una
"avalancha de turistas" estadounidenses en un futuro no muy lejano,
las empresas extranjeras también miran con deseo las oportunidades de negocio
que se vislumbran en el sector turístico, que ya cuenta con una importante
participación de inversionistas extranjeros mediante 26 empresas mixtas que
operan 15 hoteles con más de 5.600 habitaciones.
A esas cifras se suman las 17 gerencias foráneas
que gestionan 31.000 habitaciones distribuidas en 62 contratos de
administración y comercialización.
Entre esas empresas extranjeras, las españolas
tienen una posición de liderazgo desde hace años en el turismo cubano, según
recordó a Efe el presidente de la
Asociación de Empresarios Españoles en Cuba (AEEC), Xulio
Fontecha.
Para Fontecha, el turismo será "el primer
sector que se beneficiará de este nuevo escenario y que indirectamente
repercutirá en todos los demás sectores".
El plan de reformas económicas emprendido en la
isla para "actualizar" su socialismo contempla el turismo como un
sector estratégico, lo que ha llevado a Cuba a potenciar el desarrollo de
inversiones con la construcción de nuevas infraestructuras hoteleras en
diversos puntos de la isla que sumarán 10.000 nuevas habitaciones a su
capacidad actual.
La isla también apuesta por diversificar su oferta
con el impulso de turismo de circuitos culturales y de naturaleza, de marinas,
cruceros o desarrollos inmobiliarios asociados al golf.
El turismo internacional, segunda fuente de
ingresos en el país, dejó a Cuba unos 1.804 millones de dólares en 2013,
cantidad que se multiplicará en los próximos años, según los analistas, y que
tendrá notables efectos en otras áreas como la restauración, el comercio o las
infraestructuras. EFE
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