Por: JUAN BOLIVAR
DÍAZ
Las elecciones generales del pasado domingo
culminaron un proceso de retroceso de la institucionalidad democrática, con la
reelección no sólo del presidente Danilo Medina, sino de gran parte de los
legisladores y alcaldes municipales, en base al poder del Estado y un
desenfrenado derroche de dinero y ayudados por una oposición ineficaz y
dispersa.
El colapso de una costosa automatización impuesta
contra toda racionalidad por el autoritarismo unipersonal de un arbitraje
partidarizado, anarquizó el escrutinio inconcluso al cumplirse la semana el
escrutinio y constituyó un salto hacia atrás, reconocido por los organismos de observación
electoral nacionales e internacionales.
Reelección casi total
No fue sólo el presidente Danilo Medina quien logró
la reelección en los comicios del 15 de mayo, sino 28 de los 32 senadores y
gran parte de los diputados oficialistas y del opositor Partido Revolucionario
Moderno (PRM) fruto de acuerdos de las cúpulas partidarias, que en gran
proporción constituyeron negación de la democracia interna.
Resalta la victoria de Medina, con un histórico 62% del sufragio, aunque superado por el 69% de los votos de la provincia San Juan, que reeligieron al senador del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) Félix Bautista, un símbolo de la corrupción a quien el Ministerio Público del mismo gobierno le imputó un manejo fraudulento de 26 mil millones de pesos, que tras el pacto reeleccionista resignó. Muestra de que el dinero repartido, los cargos y el poder castran la democracia nacional.
Resalta la victoria de Medina, con un histórico 62% del sufragio, aunque superado por el 69% de los votos de la provincia San Juan, que reeligieron al senador del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) Félix Bautista, un símbolo de la corrupción a quien el Ministerio Público del mismo gobierno le imputó un manejo fraudulento de 26 mil millones de pesos, que tras el pacto reeleccionista resignó. Muestra de que el dinero repartido, los cargos y el poder castran la democracia nacional.
Asimismo, alcanzaron mayor proporción que el
mandatario los candidatos a la reelección como senadores de Independencia, también
con 69%, Santo Domingo 67, Hermanas Mirabal 66, y Bahoruco con 63 %. Esas
provincias tienen en común que son de las más pobres del país, donde pesa más
el 23% de los electores que están en las nóminas de empleados y subsidiados
directos del Estado.
Quedó de relieve el peso del dinero en elecciones
sin límites al gasto ni a su origen, desde la precampaña cuando candidatos a
legisladores y alcaldes derrocharon decenas de millones de pesos, hasta la
jornada de votación con significativa compra de votos. Resalta que las mayores
victorias de la oposición la lograron candidatos de grandes fortunas, como los
senadores electos José Hazim en San Pedro, Pedro Alegría en Ocoa y Santiago
Zorrilla, en El Seibo, o de apoyo empresarial como David Collado para la alcaldía
capitalina, y en menor medida José Ignacio Paliza, ganador de la senaduría de
Puerto Plata.
El gran poder de Danilo
Ese 62% de los votos de Danilo Medina, que le
anticiparon las encuestas, tiene un componente de méritos personales que no se
le debe regatear, pero también del abuso del poder estatal en múltiples
dimensiones que ha caracterizado históricamente el continuismo dominicano,
documentado ampliamente por cinco informes de la observación de Participación
Ciudadana (PC), elevado déficit fiscal, gasto de 11 millones de pesos diarios
en publicidad gubernamental, 71% de la publicidad política con 923 millones de
pesos en dos meses, y tres cuartas partes de los altos funcionarios al frente
de su campaña.
A eso hay que agregar ingredientes tan importantes
como una amplia red nacional de comunicadores pagados en la nómina pública y
con publicidad estatal, el control de la organización y el tribunal electoral
que fueron, junto al poder económico del Estado, factores fundamentales para el
desguañangue del mayor y más antiguo partido del país, el PRD, que acaba de
recibir su certificado de insignificancia al obtener 5% de los votos, cuatro
años después que su candidato presidencial alcanzara 47%.
Ilusos fueron los siete candidatos de oposición que
pretendieron enfrentar sin la menor concertación el inmenso poder del Estado y
el acumulado por el peledeismo gobernante, sobre todo seis de ellos que apenas
invirtieron el 2% de la publicidad en televisión, radio y prensa, para terminar
con el 3% del sufragio. Mejor parado quedó el PRM, el reciclaje de la mayoría
del perredeísmo, que en año y medio polarizó con el PLD con una candidatura
presidencial que logró 35% del voto.
El conteo fue manual
En la Junta Electoral del DN se alcanzó a recibir
electrónicamente el 50% del escrutinio, como lo reconoció su presidente
Santiago Sosa. Muchos colegios llevaron el escrutinio hasta el amanecer y no se
sabe cuántos entregaron las urnas a las juntas municipales, en muchas todavía
ayer sábado seguían contando los votos. La noche del martes sólo en las
pequeñas provincias Independencia y Dajabón habían concluido.
En juntas municipales los programas de conteo han
fallado con múltiples incongruencias en resultados de las boletas congresuales
y municipales, que dispararon la alarma de cientos de candidatos de la
oposición. Ejemplos: En la boleta C del cuarto boletín de La Vega el PRM
acumulaba 16,150 votos, pero se redujeron a 15 mil 933 en el boletín siguiente.
Al País acumulaba 2,250 votos en la boleta B de Santo Domingo Este para el
cuarto boletín con 474 colegios computados, pero disminuyeron a 1,992 en el
octavo con 912 colegios. El Boletín provisional 51 de Santo Domingo Este
consigna 50,918 votos válidos, pero la distribución por partido totaliza abajo
53,063, y 104.21%.
PC el lunes y la misión de la OEA el martes
hicieron público el descalabro electrónico y coincidieron en que el conteo
manual salvó el escrutinio. El jueves se conocería el informe de la Unión
Interamericana de Organismos electorales, que hasta hace poco presidió Roberto
Rosario, el cual, tras describir los múltiples problemas desde el inicio, en su
punto 11 resume el colapso: “Algunas mesas operaban sin apoyo tecnológico, en
otros se habilitaron las máquinas para la identificación de los ciudadanos y en
algunos otros se pudo instalar los tres equipos. Esto se mantuvo a lo largo de
toda la jornada electoral, y obviamente se trasladó al escrutinio”. Cierto que
faltó personal auxiliar, aunque tres titulares de la JCE desconocen si fueron 3
mil, pero también el informe de PC dice que en el 21% de los colegios donde sí
había técnicos, no pudieron con los equipos.
La abstención y nulidad
Con el 92.89% del cómputo presidencial (boletín 9)
se proyecta una concurrencia a las urnas de 4 millones 734 mil 145, que
equivale a una abstención del 30%, casi igual al 2012 y en ese nivel los votos
nulos sumaban 99 mil 137, proyectándose a 106 mil 728, más del triple que los
30 mil de hace 4 años, lo que implica otro retroceso. La nulidad es más fuerte
en la boleta congresual, tomando el caso del Distrito Nacional que ya acumulaba
19 mil 66, que a nivel nacional alcanzaría a 178 mil 653, un elevado 3.8%,
sujeto a revisión.
Cuando logren concluir el escrutinio de estas
elecciones, el balance será de un afianzamiento del monopolio del poder por el
PLD, que habrá perdido tres de las 31 senadurías que tenía, pero ahora con más
de 100 diputados y alcaldes, absorbiendo gran parte de los que los que habían
quedado en el PRD, reducido casi a la nada. Alianza País tendría un alcalde y
un diputado nacional, lo mismo que el PQDC. El PRM y aliados terminarían con
tres senadores y unos 60 diputados. De los candidatos presidenciales, después
de Medina y Abinader, sólo Guillermo Moreno rebasa el 1%, también constante
histórica.
Los cuatro muertos y varios heridos en la jornada
electoral, en Santo Domingo, Yamasá y Monción, y un quinto el martes en Bonao,
constituyen también un penoso retroceso de este proceso electoral que cobró
otras tres vidas en la campaña interna.-
El colapso tecnológico
Aunque se advirtió a tiempo que el salto a la
automatización electoral necesitaba pruebas previas suficientes, auditoría a
fondo de los equipos y mayor preparación del personal, y algún conteo manual
por muestreo para inducir confianza, no se podía esperar el colapso que sufrió,
documentado por la observación electoral de Participación Ciudadana (PC), en
una muestra científica de 1023 colegios, y luego por las misiones de la OEA y
de la Unión Interamericana de Organismos Electorales.
Desde las primeras horas, con un retraso de por lo
menos dos horas promedio en el inicio de la votación, se dio la voz de alerta.
Al mediodía la red de PC reveló que el 29% de los colegios no recibieron el
equipo de identificación de los electores y el 27% tampoco los del escaner y la
transmisión, y en el 60% hubo anomalías con los equipos, como de conectividad,
electricidad o se dañaron. Aunque el presidente de la JCE anunció a las 7.00 de
la noche el inicio de la transmisión directa del resultado de los colegios, a
las 10 sólo habían podido hacerlo el 19 por ciento, y a las 12, cuando fue
descontinuado, el 27 por ciento. Esos datos no llegaron directamente esa noche
ni a los partidos ni a los medios, como también anunció Roberto Rosario.
El colapso tecnológico se generalizó
Un cuadro en la pantalla electrónica y televisiva
de la JCE llegó a atribuir los senadores, diputados y regidores con apenas unos
cuantos colegios contados, bajo el título de “cargos ganados al momento”. A la
medianoche, se resignaron a que todo el escrutinio continuara manual y se
ofreció el primer boletín de resultados consolidados, pero hasta el medio día
del lunes fue que pudieron comenzar a colocarlos en la página de internet de la
JCE.
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