Decía una joya intelectual del establishment
británico del dopo guerra, Isaiah Berlin, Filósofo e historiador que los
filósofos son adultos que persisten en hacer preguntas infantiles. Como
respuesta a nuestra pregunta, se podría afirmar que, aún somos un país pobre
porqué no tenemos dinero suficiente -para satisfacer las necesidades de todos
-.
Esta premisa, que parece simple, es además bastante
obvia. Lo mismo ocurriría con cualquier persona pobre de nuestro país, que se
plantee la misma interrogante. Llegaría a la misma conclusión. Por lo tanto,
continuamente, esa persona debe recurrir a la buena voluntad de los demás
(conocidos), buscar prestado, mendigar, etcétera, para poder subsistir. Los
países pobres actúan de igual modo.
Algunos dirán somos pobres porque no ahorramos.
Ésta también parecería una razón valida. Siempre que la persona tenga algún tipo
(o flujo) de ingreso, es decir que laboralmente esté ocupada.
De hecho los países más ricos del planeta son
aquellos, cuya unidad familiar mantienen un muy buen nivel de ahorro y aquellos
que también, como país, mantienen un buen nivel de reservas internacionales:
Sea en monedas fuertes, sea en metales, como el oro, o bien sea en las demás
‘assets class’ que ofrecen los mercados financieros. Obviamente estos países
también mantienen bajos niveles de endeudamiento por lo que, generalmente, la
presión fiscal no es elevada.
Pienso en la República de China (Taiwán), una isla,
que comparativamente, es un país pequeño en terreno y población (23 millones de
habitantes con un PIB per cápita de casi US$50 mil dólares año), pero que
mantiene la posición número cuatro (4) -en el ranking mundial- en reservas
internacionales, con US$431 mil millones de dólares, es decir casi US$19,000
dólares per cápita. Casi el 40% del ingreso per cápita. ¿Y Para qué? Para
producir más riqueza en el tiempo, para el bienestar de los taiwaneses.
Taiwán solo es precedida por China Popular, en la
posición número uno (1) con US$3590 miles de millones y una población que
supera los mil trescientos millones de personas, Japón con US$1,233 miles de
millones en la posición número dos (2), con ciento veintiséis millones de
personas, Rusia que es una potencia mundial, en la posición número tres (3) […]
y Alemania, país con mejor desempeño europeo, en la posición número diez (10).
Taiwán es un muy buen ejemplo de lo que se puede
lograr con visión estratégica, seriedad y disciplina.
El Presidente Joaquín Balaguer, una vez afirmó que
somos un país rico, pobremente administrado. Podía decirlo con voz altisonante,
pues sus gobiernos, hasta ahora, independientemente de la crítica sobre
aspectos de autoritarismo, son el principal ejemplo de autarquía económica. Es
un ejercicio interesante analizar su obra de gobierno versus el Presupuesto
Nacional que gestionaba. También en relación al PIB vs. el nivel poblacional.
Balaguer era un hombre educado y sofisticado en
materia económica. No era un simple intelectual. Sabía muy bien lo que se podía
hacer con los instrumentos con que se contaba a la época. No haremos referencia
a cifras para no escandalizar a nadie, y para no poner en evidencia a quienes
le han subseguido, pero si me escriben, podemos profundizar el tema y compartir
una serie de tablas y esquemas que confirman dicho argumento.
Tampoco entraremos en la banalidad política, de
atacar irracionalmente la corrupción, que es una cuestión que raya en la inconsciencia
y en la ignorancia. Y veremos porque. Pero peor aún, ésta eterna banalidad de
instrumentalización política, siempre viene de otras fuerzas contrarias a los
gobiernos, solamente, cuando están en la oposición y no por un verdadero
sentido de responsabilidad social y política para mejorar nuestra Nación.
Nadie imagina a un ‘Robinhood’ robándole a los
pobres para darle a los ricos. Metafóricamente hablando ‘Belive it or not’ eso
es lo que pasa en muchos de nuestros países. Muchos estarán de acuerdo en que,
el político corrupto sería como el ladrón ‘Robinhood’ solo que un poco más
retorcido, pues no se da cuenta que también se roba a sí mismo.
Hoy nuestro país crece, de manera continua, gracias
al esfuerzo y visión del Presidente Medina, a un ritmo muy interesante. Su
gestión es altamente comendable, pienso que merece varios Doctorados Honoris
Causa, que sean otorgados por las más prestigiosas Universidades del mundo,
como reconocimiento a su gran labor. El consumo aumenta, baja la tasa de
desempleo en torno al 7%, entre otros indicadores económicos positivos.
Mi preocupación va un poco más allá y creo que la
del Presidente Medina también, de ahí nuestras inquietudes:
No estoy seguro de que la familia Dominicana esté
ahorrando para cuando llegue un periodo de vaca flaca. Si es que llega alguno.
Quien sabe a lo mejor la teoría de los ciclos económicos, que nos enseña la
escuela Austríaca y que coincide con la teoría Keynesiana, una cosa muy rara,
pero también con la Marxista, a lo mejor se equivoca.
El hecho es que, (1) si no tenemos una firme
cultura del ahorro, (2) si no la propiciamos, es seguro que nunca podremos ser
un país verdaderamente rico.
(3) Si no nos educamos en materia económica y
financiera, seguiremos siendo un país pobre, pero además dependientes del humor
de la política, de los políticos mediocres, populistas y de toda las leyendas
urbanas que se forman entorno a estos mesías, en una población ignara -que como
en el caso venezolano, pueden hundir a un país rico en la más cruel miseria. Imagínese
uno pobre-.
De ahí la importancia de 1, 2 y 3 para elevarnos,
culturalmente hablando, en éstas disciplinas, pero también deberemos aprender a
elegir en base a la razón. Por lo que deberemos hacer serios ajustes de calidad
a nuestro sistema educativo a nivel primario, secundario y terciario.
UN SUPUESTO MERCADO DE VALORES
El tema de la inversión financiera es una
disciplina sofisticada y deberíamos empezar a ilustrarnos. En este sentido
también, aún somos subdesarrollados: Un ejemplo muy evidente es nuestro
supuesto mercado de valores -que es más bien un mercado, solamente, de deudas,
como si fuera un gran Banco, con muchísimos socios, donde ‘los ricos’ van a
buscar pre’ta’o-.
Aquí obviamente por falta de sofisticación,
predomina un enfoque extremadamente conservador, con un nivel de riesgo de cero
a uno.
Desde el exterior, según lo que me han expresado,
inversionistas sofisticados y profesionales, de talla XL, L y M, muchos de los
cuales he invitado a invertir en nuestro país, ven nuestro mercado de valores,
como un ventorrillo -o frutero haitiano en un triciclo- que no termina de
arrancar. Tal vez he sido demasiado gráfico, pero pienso que la ilustración es
necesaria, para despertar neuronas adormecidas en un ‘confort’ que hace daño.
INVERSION DE LOS RECURSOS PRIVADOS Y PUBLICOS
Es una cuestión estratégica: Imagínese, solo por un
momento, un país que gestiona capital en los mercados financieros por un monto
de tres veces (3x) su producto interno bruto (PIB) anual, o al menos 2x su PIB:
Si RD tiene un PIB de 62 billones de dólares,
estamos hablando que nuestro escenario (3x) como gestores de nuestra riqueza y
como inversionistas globales, seria de US$186 billones de dólares.
Un país así no mendiga donaciones, ni inversiones
internacionales, simplemente lleva e induce de manera natural a sus socios, a
nivel global, a invertir en nuestro hermoso paraíso. Las fluctuaciones o
escasez del dólar no sería una pesadilla para los gobiernos y gobernadores del
Banco Central y mucho menos para el sector productivo, que adquiere materias
primas en el exterior.
No creo necesario resaltar el nivel de bienestar de
los Dominicanos en un escenario similar. Pero seríamos muy similares a Noruega
–tercer país del mundo con más alto nivel de ingreso per cápita debido también
a su modelo de bienestar y número uno en el modelo de desarrollo humano. Es además
el país más seguro según The Economist–. O muy similar a Finlandia, solo que
con más calor y en el centro de todo un continente.
Este escenario se alcanza: (1) Iniciando a promover
e incentivar el ahorro, como política de estado, y educando tal vez desde el
nivel escolar primario –no una simple actividad publicitaria de alcancías de
algún ‘banquito’ para fidelizar clientes a tasa cero punto nada, para luego
colocar dichos recursos en financiar más consumo, vía tarjetas de créditos,
porque es más rentable. Sacrificando la producción–.
(2) Canalizando dichos ahorros hacia los sectores
más eficientes. (3) Produciendo más y con mejor calidad. (4) Elevando nuestros
estándares éticos y de respeto al Patrimonio Nacional, que es común a todos
nosotros. (5) Para poderlo utilizar en la dirección correcta, de crear más
riqueza para todos los Dominicanos y para aquellos que inviertan en nuestra
Nación.
Este es un escenario de muy alta política
(económica) y de desarrollo, que políticos de baja estatura mental, no dotados
de la visión estratégica correcta, no pueden concebir y mucho menos si están
ensimismados en sus propias nimiedades personales.
El enfoque que estamos planteando, es una
(r)evolución económico-financiera, en la gestión del patrimonio de nuestra Nación.
Esta es una estrategia sofisticada, de alta política, de alta finanza, de muy
largo plazo –no considerada en la famosa Estrategia Nacional de Desarrollo
(END)– pero que el Presidente Medina puede iniciar y asumir el compromiso de
también convencer a quienes le seguirán en la gestión del gobierno, para darle
continuidad.
Me lo auguro por el bien de nuestras futuras
generaciones. Personalmente estamos comprometidos y dispuestos a hacer lo que
sea necesario para que, este escenario ideal sea una realidad, en el menor
tiempo posible.
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