Por: SAUL
PIMENTEL
En vez
de seguir perdiendo el tiempo en la estéril discusión sobre si fue justa o no
la muerte del joven ex teniente John Percival, deberíamos mas bien
concentrarnos en determinar qué está pasando con los jóvenes dominicanos.
Esto así, porque en aproximadamente el 90 por
ciento de los atracos, robos y otros hechos delictivos de los últimos tiempos
han estado vinculados jóvenes de entre 18 y 27 años.
Para muestra basta un botón: Bryan Peter
Félix Paulino, a quien se le atribuye haber participado en al menos tres
asaltos a plazas comerciales del Gran Santo Domingo, junto a John Emilio
Percival Matos, tiene apenas 24 años. Ese mismo jovenzuelo, con la
cara descubierta y sin ningún tapujo ni miramiento, hace nueve días estaba haciendo
galas de su destreza en manejar un arma automática con la cual disparó a dos
vigilantes de un camión de valores, en el interior de Plaza Lama.
John Percival no era tampoco un hombre viejo.
Apenas tenía 34 años. Y fíjense su prontuario delictivo: robo de una
aeronave del Grupo Punta Cana, de uno de los hangares del aeropuerto doméstico
Doctor Joaquín Balaguer, robo a mano armada de la sucursal del banco BHD de
la tienda La Sirena, sucursal de Villa Mella, el pasado 4 de agosto (la
banda se llevó un millón 400 mil pesos y resultaron heridas tres personas),
asalto a un camión de valores en Bella Vista Mall, el pasado 14 de septiembre
(donde perdió la vida el vigilante Bienvenido García Núñez y resultó gravemente
herido Yervin Eduardo Cuevas Perdomo) y asalto al Banco Popular de Plaza Lama,
en momentos en que esta tienda estaba atestada de gente
Hace varios años era algo común que los delitos de
este tipo los cometían adultos consumados, de clase baja, muchos de ellos
presionados por su precaria situación económica. Pero ahora estamos
viendo todo lo contrario: pues son jóvenes que no necesariamente
pertenecen a una clase social baja y tampoco están presionados por el hambre ni
por las adversidades.
¿La culpa de ello son las drogas?. ¿La situación
económica del país?. ¿Los mensajes que se están enviando a los jóvenes a través
de los reguetones, dembows y la “música urbana”?. ¿Las ansias
insatisfechas de este sector poblacional?. ¿El creciente desempleo juvenil? ¿El
consumismo indiscriminado en que está envuelto el país?. ¿La descomposición que
hay en las familias dominicanas?. ¿El mal ejemplo que les ha dado en los
últimos tiempos la clase gobernante, al propiciar una corrupción sin sanción?.
Sería interesante que los expertos en Ciencias
Sociales y todas las personas a las que les preocupa el destino del país, se
sentaran en una mesa para discutir a profundidad este problema y
recomendar las mejores medidas para solucionarlo, ahora que estamos aún a
tiempo.
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