Las proteínas son
moléculas formadas por aminoácidos que
están unidos por un tipo de enlaces conocidos como enlaces peptídicos. El orden
y la disposición de los aminoácidos dependen del código genético de cada
persona. Todas las proteínas están compuestas por:
- Carbono
- Hidrógeno
- Oxígeno
- Nitrógeno
Y la mayoría contiene
además azufre y fósforo.
Las proteínas suponen
aproximadamente la mitad del peso de los tejidos del organismo, y están
presentes en todas las células del cuerpo, además de participar en
prácticamente todos los procesos biológicos que se producen.
Funciones
de las proteínas
De entre todas las
biomoléculas, las proteínas desempeñan un papel fundamental en el organismo.
Son esenciales
para el crecimiento, gracias a su contenido de nitrógeno, que
no está presente en otras moléculas como grasas o hidratos de
carbono. También lo son para las síntesis y
mantenimiento de diversos tejidos o componentes del cuerpo, como los jugos
gástricos, la hemoglobina, las vitaminas, las hormonas y las enzimas (estas
últimas actúan como catalizadores biológicos haciendo que aumente la velocidad
a la que se producen las reacciones químicas del metabolismo). Asimismo, ayudan
a transportar determinados gases a través de la sangre, como el oxígeno y el
dióxido de carbono, y funcionan a modo de amortiguadores
para mantener el equilibrio ácido-base y la presión oncótica del plasma.
Otras funciones más
específicas son, por ejemplo, las de los anticuerpos, un
tipo de proteínas que actúan como defensa natural frente a posibles infecciones
o agentes externos; el colágeno, cuya función de resistencia lo hace
imprescindible en los tejidos de sostén o la miosina y la actina, dos proteínas
musculares que hacen posible el movimiento, entre muchas otras.
Propiedades
Las dos propiedades
principales de las proteínas, que permiten su existencia y el correcto
desempeño de sus funciones son la estabilidad y la solubilidad.
La primera hace
referencia a que las proteínas deben ser estables en el medio en el que estén
almacenadas o en el que desarrollan su función, de manera que su vida media sea
lo más larga posible y no genere contratiempos en el organismo.
En cuanto a la
solubilidad, se refiere a que cada proteína tiene una temperatura y un pH que
se deben mantener para que los enlaces sean estables.
Las proteínas tienen
también algunas otras propiedades secundarias, que dependen de las
características químicas que poseen. Es el caso de la especificidad (su
estructura hace que cada proteína desempeñe una función específica y concreta
diferente de las demás y de la función que pueden tener otras moléculas), la
amortiguación de pH (pueden comportarse como ácidos o como básicos, en función
de si pierden o ganan electrones, y hacen que el pH de un tejido o compuesto
del organismo se mantenga a los niveles adecuados) o la capacidad electrolítica
que les permite trasladarse de los polos positivos a los negativos y viceversa.
Clasificación
de las proteínas
Las proteínas son susceptibles
de ser clasificadas en función de su forma y en función de su composición
química. Según su forma, existen proteínas fibrosas (alargadas, e insolubles en
agua, como la queratina, el colágeno y la fibrina), globulares (de forma
esférica y compacta, y solubles en agua. Este es el caso de la mayoría de
enzimas y anticuerpos, así como de ciertas hormonas), y mixtas, con una parte
fibrilar y otra parte globular.
Tipos
Dependiendo de la
composición química que posean hay proteínas simples y proteínas
conjugadas, también conocidas como heteroproteínas. Las simples
se dividen a su vez en escleroproteínas y esferoproteínas.
Nutrición
Las proteínas son
esenciales en la dieta. Los aminoácidos que las forman pueden ser esenciales o
no esenciales. En el caso de los primeros, no los puede producir el cuerpo por
sí mismo, por lo que tienen que adquirirse a través de la alimentación. Son
especialmente necesarias en personas que se
encuentran en edad de crecimiento como niños y
adolescentes y también en mujeres embarazadas,
ya que hacen posible la producción de células nuevas.
Alimentos
ricos en proteínas
Están presentes sobre
todo en los alimentos de origen animal como la carne, el pescado, los huevos y
la leche.
Pero también lo están en alimentos vegetales, como la soja,
las legumbres y los cereales, aunque en menor proporción. Su ingesta aporta al
organismo 4 kilocalorías por cada gramo de proteína.
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