Ser inmune significa que una enfermedad no puede afectar a una persona
bien tras el primer encuentro con el virus, gracias a la
vacunación preventiva, o bien por segunda vez tras haber padecido ya esa
patología, debido a la memoria inmunológica
específica. Con la pandemia de coronavirus reciente y con la
aparición de nuevos brotes se habla constantemente de anticuerpos y de inmunidad. Pero ¿qué significa?
Puesto que el coronavirus es un patógeno reciente aún quedan muchas incógnitas por descubrir y muchos datos por
confirmar. "Lo que llamamos inmunización es la generación a largo plazo de
una memoria del sistema
inmunitario específica frente al virus; en concreto, de los linfocitos B y muy especialmente de los linfocitos T específicos del virus". Esta
memoria permite a los linfocitos identificar y eliminar el virus. "Eso es
precisamente lo que se pretende con la vacuna", explica a CuídatePlus
Silvia Sánchez-Ramón, jefe del Servicio de Inmunología del Hospital Clínico San Carlos de Madrid, y
presidente de la Sociedad de Inmunología de la Comunidad de Madrid.
¿Qué son los linfocitos B y T?
Los linfocitos B y T son dos tipos de células blancas que tienen un papel muy activo en la respuesta inmunitaria a las
enfermedades. Según Sánchez-Ramón, el linfocito B produce los anticuerpos, capaces de reconocer el
virus tal y como aparece en la naturaleza para neutralizarlo
directamente.
Los linfocitos T, “son
las células antivíricas más
sofisticadas del organismo y son importantísimas en la respuesta frente a la
Covid-19. Son capaces de reconocer fragmentos (péptidos) del virus una vez que
ha sido procesado por células de la inmunidad innata”. Esta inmunidad innata sería la respuesta de células sanguíneas, como los neutrófilos y los monocitos, y suponen la
primera barrera frente a las infecciones. “En muchas ocasiones son capaces de
acabar con la infección viral sin que haya un estímulo del linfocito T”.
¿Tras el coronavirus siempre se generan
anticuerpos?
Habitualmente tras la infección de coronavirus, sobre todo si cursa con síntomas, se pone en marcha una respuesta de los linfocitos T y B. Son
estos últimos -los B- los que generan anticuerpos. Sin embargo, “hay un
porcentaje de casos en los que el paciente posee inmunidad clara celular pero no genera anticuerpos”, añade
Sánchez-Ramón.
La investigación ha puesto de relevancia que el coronavirus que genera
la Covid-19 “es un virus que evade la respuesta inmunológica y, por tanto,
hay personas que han pasado la
infección sin llegar a generar una respuesta de los linfocitos T específica
y sin generar anticuerpos”, dice
Sánchez-Ramón. No obstante, en mayoría de los casos graves, como se ha
constatado en muchos de los pacientes ingresados, se ha observado una respuesta
específica y diversa de los linfocitos T y B.
Por otro lado, según Sánchez-Ramón, en otros pacientes en los que la
infección ha sido asintomática o leve y no se han generado anticuerpos, esto
podría deberse a la acción de la inmunidad innata. “En esta
infección parece que la inmunidad innata es muy preponderante”, añade.
Esta falta de anticuerpos en las
pruebas de seroprevalencia que se realizan actualmente en
pacientes de coronavirus plantea un problema para identificar a aquéllos
pacientes que están realmente inmunizados.
La investigación sigue avanzando para conocer mejor al coronavirus y la inmunidad que deja tras de sí en los
pacientes, y para ello también es importante ampliar el abanico de pruebas
diagnósticas, pero también el análisis de los linfocitos T específicos del
virus y de la inmunidad innata. En esa línea, Sánchez-Ramón puntualiza que
“todas las técnicas tienen limitaciones y habría que buscar un consenso entre todas las disciplinas que están
trabajando frente al coronavirus, como virólogos, inmunólogos,
epidemiólogos, internistas, intensivistas y urgenciólogos, entre otros, para
poder tener una idea global y definir mejor la población que puede estar
inmunizada. Esto es esencial en la toma de
decisiones de salud”.
¿La inmunidad se mantiene en el tiempo?
De momento, la experiencia obtenida durante la epidemia del coronavirus no parece señalar que la inmunidad desaparezca. Lo mismo
podría decirse de los coronavirus anteriores, como el SARS-CoV1 y el MERS, en los que “se
ha observado una respuesta T a largo plazo, con años
de duración. Y, sin embargo, los anticuerpos se apagan” y dejan de ser detectables. Este apagón, no obstante, no implica que no se produzca de nuevo una respuesta
inmunitaria ante un nuevo contacto con el virus, lo que habrá que confirmar.
Asimismo, de momento la infección por coronavirus parece ser menos grave y provocar menos mortalidad que en
los meses anteriores. Pero aún queda mucho por conocer de este virus y de sus
implicaciones.
Fuente: https://cuidateplus.marca.com/
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