Joanna
Guillén Valera
La migraña es la enfermedad neurológica más prevalente en España. Según la Sociedad Española de Neurología más de 4 millones de personas la padecen en nuestro país, de las que el 80% son mujeres, generalmente en edades comprendidas entre los 20 y los 40 años.
Sin embargo,
sigue siendo un problema poco consultado por los pacientes. Según los
expertos, estos consideran que es un simple dolor de cabeza y optan
por la automedicación para mitigar los
síntomas, cuando la realidad es que la migraña va mucho más allá. Datos de la
SEN revelan que más de un 40% de los pacientes con migraña no han
sido diagnosticados, más del 50% se automedica con analgésicos sin receta y
un 40,8% de los que la padecen de forma crónica deciden discontinuar su
tratamiento.
Según
Sonia Santos, coordinadora del Grupo de Estudio de Cefaleas de la Sociedad Española
de Neurología, “solo un 17% utiliza la medicación correcta para el
tratamiento de los ataques y, desgraciadamente, solo un 25% de los pacientes es
diagnosticado en menos de 2 años”.
Por
su experiencia, las razones de esta situación son diversas: “Se trata de
pacientes que han visto esta enfermedad en su familia y consideran
que ya la conocen y saben cómo tratarla o de
pacientes que no son conscientes de que tienen una enfermedad claramente
discapacitante, y no se plantean acudir a su médico, o no creen que
dispongamos de tratamientos eficaces que puedan mejorar su situación”. Esto,
lamenta, “puede conducir a padecer dolores de cabeza más de 15
días al mes, en la que constituye la forma más discapacitante de
esta enfermedad neurológica”.
La
migraña, como se ha mencionado, no es un simple dolor de cabeza, por lo que
“muchos analgésicos no son eficaces y ello conduce a que se consuman en mayor
cantidad y el dolor se cronifique”, alerta
Santos. Es importante saber que se trata de una enfermedad “cuyo síntoma
principal es el dolor de cabeza, pero que, además, los pacientes refieren
náuseas, vómitos, molesta la luz, los ruidos, incluso los
olores y a veces, cuesta pensar, concentrarse y mantener la atención
durante el ataque”.
La
neuróloga especialista en cefaleas de la Clínica Universidad de Navarra, Margarita
Sánchez del Río, señala que “cuando una enfermedad es muy prevalente se tiende a
‘normalizar’ y eso contribuye a que se infravalore su importancia”.
Con respecto a la autoadministración de medicamentos y a la ausencia de
consulta con el neurólogo, la experta ha afirmado que, “el gran
peligro de la automedicación es que contribuye a transformar una migraña
episódica en una forma crónica, a través del abuso o exceso de analgésicos”.
En
muchas ocasiones, “estos medicamentos no terminan de controlar las
crisis correctamente y mantienen activado de forma continua el sistema
de dolor, fomentando así su cronificación”, explica. Además, en general, “el
paciente que padece migraña es reacio a tomar medicación a diario durante
largos periodos de tiempo. Lo más habitual es que, si el tratamiento no es
eficaz o tiene efectos secundarios, el paciente lo
pare”.
Nuevos tratamientos eficaces
Es
tan importante consultar con el médico para que haga el diagnóstico
correcto de la enfermedad, porque es la única forma de controlar a los pacientes
y mejorar su calidad de vida, ofreciendo un tratamiento acorde con su problema.
Y es que, en cuanto a los tratamientos existentes para tratar esta patología,
Santos señala que “las recientes investigaciones en la fisiopatología de la
migraña han permitido desarrollar nuevos fármacos, los anticuerpos
monoclonales, que actúan de forma específica contra el péptido
relacionado con el gen de la calcitonina (CGRP), que sabemos está elevado en
pacientes con migraña”.
“Hablamos
por tanto de un tratamiento específicamente diseñado
para el abordaje terapéutico de la migraña”. Como detalla
la experta de la SEN, “estos tratamientos han demostrado ser eficaces en la
prevención de la migraña episódica y crónica (cuando el paciente tiene más de 15 días al mes de
cefalea), seguros, con una excelente tolerabilidad y, muy
importante, el inicio de la respuesta es temprano, a veces en las primeras dos
semanas”.
En
cuando al uso o abuso de analgésicos, Santos recuerda que “el abordaje correcto
de un ataque de migraña se basa en el tratamiento con anti-inflamatorios no
esteroideos pero sólo cuando la intensidad del dolor es leve o moderada, y
triptanes cuando el dolor es moderado-intenso”.
Eso
sí, “para su eficacia es fundamental iniciar el tratamiento de forma precoz”. Y es que,
según relata la coordinadora del Grupo de Estudio de Cefaleas de la
Sociedad Española de Neurología, “los principales errores que a veces vemos en
consulta es el tratamiento de los ataques con medicación no prescrita por el
médico, que no resulta eficaz, y que conlleva, por tanto, un mayor consumo para
paliar el dolor”. Además de esta recomendación “es importante evitar combinaciones
de analgésicos, codeína y opiáceos”, advierte.
Estilo de vida saludable
Además
de los tratamientos farmacológicos prescritos por el médico, es importante
aplicar otras medidas esenciales para evitar brotes. “Siempre decimos que el
tratamiento de la migraña se basa en tres pilares fundamentales: la educación del
paciente, el tratamiento sintomático (de los
ataques) y el tratamiento preventivo”, informa
Santos.
La
importancia de mantener hábitos y un estilo de vida saludables como “respetar
los mismos horarios de comida, tener una buena calidad de sueño, evitar el
sedentarismo y evitar la auto-medicación” es fundamental para prevenir la
aparición de migrañas. Así mismo, “el estrés es uno de los principales
desencadenantes”, por lo que “es recomendable evitarlo en la medida de lo
posible o aprender a gestionarlo mejor”, aconseja la experta de la SEN.
Además,
“es recomendable que, en la medida de lo posible, los pacientes lleven un
diario en el que queden registrados los ataques, para evitar sesgos de
memoria”. Esto es importante ya que “la información es fundamental”. En este
sentido, la experta aconseja acudir a páginas web que cuentan con
el aval de sociedades científicas y para resolver dudas y ayudar a los pacientes a
reconocer los síntomas asociados al dolor.
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