El reciclaje se ha convertido en un acto cotidiano, es un gesto de civismo que cada vez practica más gente y de cuyas bondades medio ambientales nadie tiene duda. Pero es que además, todos los que separamos las basuras para llevar cada cosa a su contenedor estamos propiciando el avance de la economía hacia un nuevo paradigma de desarrollo basado en la sostenibilidad y el respeto al medio ambiente: el de la economía circular.
El reciclaje es uno de los mejores ejemplos de la
economía circular, porque aunque es cierto que el mejor residuo es el que no se
genera también lo es que, al reciclar sus materiales, los residuos dejan de ser
basura.
El actual modelo de consumo está basado en una economía
lineal: fabricar-consumir-usar y tirar; volver a fabricar-consumir-usar
y tirar. Gracias al reciclaje ese modelo pasa a ser circular. Fabricar-consumir-usar
y recuperar. Y con lo recuperado volver a fabricar-consumir-usar
y recuperar, una y otra vez. Un círculo que gira sin fin, no una línea
recta que se inicia con la fabricación del producto y acaba con el final de su
vida útil.
Porque en la economía circular los recursos
naturales no se agotan: se usan. El yacimiento al que acudimos para obtener
la materia prima no está en la naturaleza, sino en el propio sistema. Por eso
se trata de un desarrollo económico mucho más equilibrado, sostenible y
compatible con el cuidado del medio ambiente.
El reto ahora es transmitir este nuevo concepto
a los más jóvenes de la manera más clara y fácilmente comprensible para que
acepten que reciclar es apostar por su futuro
El medio ambiente es un aliado para ganar en
competitividad, no el obstáculo a salvar. Por eso es tan importante perseverar
en su restauración y cuidado. Dicho de manera directa y coloquial: sin
ecología no hay economía. No importa el ámbito en el que se desarrolle la
actividad ni el sector al que pertenezca una empresa: en la economía circular
el respeto al medio ambiente es negocio.
El reto ahora es transmitir este nuevo concepto a los más
jóvenes de la manera más clara y fácilmente comprensible para que acepten que
reciclar es apostar por su futuro y comprendan la importancia de su
participación en el desarrollo de este nuevo modelo de crecimiento basado en el
usar sin tirar.
Si lo logramos, si conseguimos seducir a la sociedad en su
conjunto para que la economía circular basada en el reciclaje deje de ser un
concepto teórico y se convierta en una herramienta de participación,
empezaremos a plantar cara a los grandes retos que nos plantea el futro con
algo más de esperanza. Retos tan serios como el del cambio climático, el
agotamiento de los recursos naturales, o el acceso seguro a los alimentos y al
agua potable en un mundo con diez mil millones de habitantes.
Fuente: https://diarioecologia.com/
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