Bill Gates no se esperaba que su experimento de geoingeniería solar iba ser cancelado por las autoridades suecas. El magnate se había embarcado estos meses atrás en un escandaloso proyecto con ambiciones dignas de un dios, su intención era “tapar el sol“.
El fundador de Microsoft quería enfriar de
forma artificial el planeta Tierra para “frenar el calentamiento global”. El
multimillonario proyecto de Bill Gates se denominaba Experimento
de Perturbación Controlada Estratosférica y estaba pilotado por un
equipo de científicos de la Universidad de Harvard en EEUU.
Faltaba muy poco para llevar a cabo esta primera prueba del
proyecto SCoPEx para “cubrir el sol”. Este próximo mes, el
filántropo americano se disponía a verter toneladas de polvo de
carbonato de calcio para conseguir atenuar la radiación solar.
¿Y qué pinta Suecia en todo esto? Pues mucho. El polvo
químico iba a ser lanzado desde la Estación Espacial Esrange,
ubicada en la ciudad de Kiruna, en el extremo norte de Suecia. El polvo tapasoles se
transportaría a una altura de 20 kilómetros utilizando un globo especialmente
fabricado por el equipo de Bill Gates para este fin.
Indígenas contra Gates
Pero el programador informático no contaba con que, bajo
el cielo de su experimento, vivieran varias comunidades indígenas que
no iban a hacerse las suecas. La idea del filántropo ha enfadado a estos
pueblos y se han negado en redondo a que sobre sus cabezas se
liberen las sustancias que desconocen. Además, han mostrado su total
desconfianza hacia Bill Gates, al no entender los motivos por los que el
multimillonario ha decidido irse al extremo norte de Suecia para probar sus
inventos.
Por esta razón, los líderes de los pastores de
renos indígenas Sami de Suecia escribieron a la agencia espacial
oponiéndose al experimento. De hecho, Bill Gates ha sido objeto de críticas por
no tener en cuenta el medio ambiente, por lo que su proyecto “ecologista” ha
sido rechazado por otros grupos medioambientalistas en Suecia.
Proyecto “peligroso”
Finalmente, este pasado miércoles 31 de marzo la
Corporación Espacial Sueca (SSC, por sus siglas en inglés), que opera en la
estación Esrange, comunicó que el vuelo de prueba no se llevaría a cabo:
“La comunidad científica está dividida sobre la geoingeniería, incluidas
las pruebas tecnológicas relacionadas, como el vuelo de prueba técnico en globo
planeado desde Esrange este verano”, argumentó el SSC en un comunicado, citando
los diálogos que tuvo con los principales expertos en geoingeniería y otras
partes interesadas, así como con el Consejo Asesor de SCoPEx.
“Hay voces prestigiosas tanto a favor como en contra de la
investigación en el campo. Sin embargo, no hay una línea internacional
clara sobre si este tipo de investigación es apropiada. La SSC, por este
motivo, “ha decidido no realizar el vuelo de prueba técnico previsto para este
verano”, concluye el comunicado.
Cabe destacar que el vuelo de junio solo tendría un alcance
limitado como parte de un estudio importante, pero se ha encontrado con una
feroz oposición. Es la primera vez que los grupos verdes se enfrentan entre
ellos de esta manera, dejando en evidencia que la teoría sobre el
apocalipsis climático no está tan clara como hacen ver los interesados
lobbies verdes. La cuestión es que, ahora, activistas verdes y científicos se
enfrentan a un pez gordo del Cambio climático que no piensa dar marcha atrás a
sus experimentos.
Hay que recordar que Bill Gates publicó recientemente su
libro Cómo evitar un desastre climático, y no ceja en su
empeño de cumplir con los mandamientos de la Agenda 2030, diseñada
por la plutocracia del Foro de Davos, con Klaus Schwab como
director y representante del Foro Económico Mundial.
La geoingeniería solar para atenuar el sol era uno de los
objetivos prioritarios marcados en Davos, pero los pueblos indígenas y varios
grupos ambientalistas suecos les han chafado los planes a Bill Gates y el
equipo de científicos que tenía a sueldo.
Johanna Sandahl, presidenta de la Sociedad Sueca para la
Conservación de la Naturaleza, uno de los grupos ecologistas más grande de
Suecia, calificó la decisión de la SSC de detener la prueba planificada como
“un alivio”.
La activista aseguró que las intenciones de Bill
Gates entrañaban un gran riesgo y que, con el pretexto de salvar al
planeta, el estadounidense iba a terminar cargándoselo. “Es un rechazo a una
tecnología con el potencial de consecuencias extremas que podrían
alterar los ciclos hidrológicos, interrumpir los patrones de los monzones y
aumentar la sequía”, advirtió, y describió las técnicas de “demasiado
peligrosas para ser utilizadas”.
David Keith, parte del proyecto SCoPEx y profesor de física
aplicada en la Escuela de Ingeniería y Ciencias Aplicadas de Harvard, aseveró
que la decisión de las autoridades suecas les ha supuesto un “duro revés”. No
obstante, Gates no está acostumbrado a que ningún gobierno le cancele sus
planes, por lo que no se va a quedar de brazos cruzados.
Los científicos implicados ya han adelantado que van a
intentar convencer al gobierno sueco de la realización del experimento. En los
próximos meses trabajarán para ganarse la opinión de Suecia y generar los
apoyos suficientes para la prueba.
Por último, algunos científicos y expertos ambientalistas
creen que tal tecnología de geoingeniería solar podría ser necesaria si el
apocalipsis climático se hace realidad. La tecnología de Gates se usaría en
caso de que haya amenazas meteorológicas inmanejables, pero todavía no hay ninguna
certeza sobre ello.
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