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¿Cómo controlar la soberbia y orgullo en niños?

 Por: Elena Sanz

Un niño soberbio y orgulloso no solo tendrá problemas sociales, sino que también se sentirá infeliz. Te contamos cómo evitar que tu hijo desarrolle estas actitudes.



Todos los padres desean que sus hijos gocen de una buena autoestima y un saludable amor propio, ya que esto los ayudará a ser más felices y exitosos. Sin embargo, estas cualidades mal entendidas pueden convertirse en soberbia y orgullo, dando lugar a menores que realmente no se quieren y no logran establecer buenas relaciones con los demás. Un niño prepotente, autoritario y que se siente superior, tarde o temprano enfrentará conflictos.

Existen diferentes estilos educativos que pueden llevar a los niños a ser déspotas y arrogantes. Tanto la falta de límites como el exceso de ellos, la permisividad como la exigencia, pueden conducir a estos resultados. Aunque en todos los casos los padres hacen lo que consideran más conveniente, es posible que terminen cometiendo errores.

Orígenes del orgullo y la soberbia

Soberbia y orgullo forman parte de las denominadas emociones autoconscientes; es decir, aquellas que experimentamos en relación a nosotros mismos y a nuestros actos. Surgen de una valoración excesivamente positiva de quienes somos y lo que hacemos. Sin embargo, no solo implican la estima hacia uno mismo, sino el sentimiento de superioridad respecto al resto.

Un niño soberbio y orgulloso considera que está por encima de los demás, que es digno y merecedor de halagos y beneficios especiales. Por lo mismo, suele mostrarse arrogante, presumido y altivo. Ahora bien, ¿de dónde surge esta actitud de arrogancia? Pues del estilo de crianza aplicado en el hogar.

Por un lado, es importante recordar que los niños toman a sus padres como las principales figuras de referencia. De ellos aprenden cómo pensar, sentir y comportarse. Así, si los padres se muestran soberbios en el trato con sus hijos o con otras personas, los niños probablemente terminarán por imitar estas actitudes.

Por otro lado, el nivel de afecto y de exigencia que rigen la dinámica de la familia también tienen una gran importancia. Los pequeños necesitan sentirse amados, aceptados y validados por sus progenitores; si no obtienen este afecto y reconocimiento pueden desarrollar la arrogancia y el orgullo como una defensa, una máscara que les ayude a compensar su sentimiento de poca valía.

Del mismo modo, unos padres excesivamente exigentes que colocan sobre el niño unas expectativas poco realistas pueden obtener similares resultados. Recalcarle constantemente al menor que ha de ser el mejor, que debe sobresalir, ganar y ser exitoso es negativo.

Pero incluso los padres más amorosos y atentos pueden contribuir al desarrollo del orgullo y la soberbia en sus hijos si se olvidan de poner límites. Al complacer cada deseo del niño se le transmite la idea de que él es el centro del mundo y de que no tiene necesidad de asumir responsabilidades.

Características de un niño soberbio y orgulloso

No siempre es fácil identificar si nuestro hijo está desarrollando una actitud soberbia y altiva. Sin embargo, existen determinadas características a las que debemos atender, ya que pueden ser una señal.

No tolera la frustración

Cuando recibe una negativa o los acontecimientos no suceden según sus expectativas, puede experimentar un gran malestar y mostrar ira y disgusto en grados elevados. Dado que se considera digno de todo y lo exige con inmediatez, tener que aplazar o renunciar a sus deseos le supone un gran problema.

Muestra falta de empatía

El niño está tan centrado en sí mismo, que no tiene en cuenta los sentimientos, opiniones o deseos de nadie más. Considera que únicamente es él quien importa.

Critica o menosprecia a las otras personas con frecuencia

Para afirmarse a sí mismo necesita restar valor a los otros. En lugar de alegrarse del éxito ajeno, suele tirarlo por tierra y tiende a destacar y burlarse de los fallos de los demás.

Es presumido y exige atención y reconocimiento

Es común ver a estos niños alardeando de sus cualidades, logros y posesiones. Buscan constantemente la admiración y los halagos de quienes les rodean.

Tiene dificultades para gestionar las críticas

El niño soberbio es incapaz de reconocer sus propios errores o fallos. Reacciona de forma desproporcionada cuando alguien los señala. No suelen pedir perdón ni tratar de mejorar o compensar sus malas conductas.

¿Cómo formar a mi hijo sin generar estos comportamientos?

Aunque pueda parecer lo contrario, la soberbia y orgullo denotan una falta de autoestima y una gran inseguridad. Estas actitudes son defensivas, como un modo de compensar la baja consideración que tienen de sí mismos.

Por ello, resulta primordial que ayudes a tu hijo a lograr una autoestima sana y sólida, que le enseñes a amarse, aceptarse y confiar en sí mismo. Incluso aunque cometa errores.

Además, existen una serie de pautas que pueden ayudar a evitar la soberbia y el orgullo en tus hijos:

  • Ámalo y acéptalo incondicionalmente: desde que nace, asegúrate de cubrir sus necesidades emocionales, de mostrarle afecto y prestarle atención. De este modo, evitarás crearle heridas y carencias que luego tenga que compensar.

Evita exigirle en exceso: recuerda que, como todo ser humano, cometerá errores y tendrá defectos y áreas de mejora. Ayúdale a comprender que no hay nada de malo en esto, que tiene derecho a equivocarse y a no ser perfecto. No por esto deja de ser válido.

Fomenta la empatía desde sus primeros años: anímale a ponerse en el lugar de otros, a tratar de comprender cómo se sienten y a preguntarse cómo se sentiría él en su lugar. Las emociones son la esencia que todos compartimos.

Establece límites saludables: mantente firme en su cumplimiento. Esto enseñará a tu hijo a tolerar la frustración, a comprender que no siempre todo es como queremos y está bien.

¿Cómo corregirlos cuando ya está la actitud presente?

Puede que sin ser consciente, ya hayas cometido algunos de estos errores en la crianza y estés percibiendo cómo tu hijo se convierte en una persona arrogante y orgullosa. Sin embargo, aún puedes rectificar y ayudarle a deshacerse de estas cualidades indeseables.

Para ello, aplica los siguientes puntos:

  • Comienza a asignarle responsabilidades acordes a su edad: al colaborar y compartir esfuerzos con el resto de los miembros del hogar comprenderá que es uno más del grupo, con derechos, pero también deberes.
  • Anímale a hacer autocrítica: cuando cometa un fallo o dañe a otra persona, ayúdale a identificar las consecuencias de sus actos y explícale la importancia de disculparse y enmendar su error.
  • Muéstrale el valor de la compasión: cuando somos empáticos con los demás, cuando ayudamos, consolamos y apoyamos, experimentamos emociones agradables y positivas. Mucho más que cuando criticamos o humillamos. Así, invita a tu hijo a hacer algo bueno por los demás y a sentir en carne propia esa recompensa natural del altruismo.

Refuerza su autoestima: un niño que se ama y se sabe amado no necesita recurrir a la soberbia para sentirse mejor.

En suma, evitar la aparición de soberbia y orgullo en niños en una tarea que se logra mediante la educación en el hogar. Trabajar la empatía, la humildad y la inteligencia emocional es fundamental para que los pequeños aprendan a valorarse y valorar a los demás al mismo tiempo.

 

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