Por: Maria Fatima Seppi Vinuales
Los modelos mentales se
componen de pensamientos, ideas y creencias que corresponden a cada persona en
particular. Pero también son influenciados por el contexto.
¿Te imaginas todo el tiempo que le tomaría a la mente empezar siempre de cero al momento de tomar una decisión o encontrar una solución? Para solucionar ello, funciona a través de modelos mentales, que son como herramientas que sirven para evaluar una situación y tomar una decisión al respecto.
Según Greca y Moreira (2001),
un modelo mental es una construcción interna formada por un conjunto de leyes,
pautas y secuencias lógicas que se emplean para interpretar la realidad. De
modo que todos los usamos y tienen una finalidad práctica.
¿Cómo se construye un modelo
mental?
Los modelos mentales se
construyen a través de múltiples componentes:
- Pensamientos.
- Experiencias previas.
- Supuestos.
- Valores.
- Creencias.
A priori, esto
ya nos indica que cada persona o grupo tiene sus propios modelos
mentales. Esto es posible comprobarlo a través de un sencillo ejemplo:
si le pedimos a diferentes personas que dibujen un árbol o una casa,
seguramente los resultados sean distintos. Se debe a que su percepción sobre
dichos objetos es diferente, por lo que los modelos mentales también lo serán.
Mientras que quizás una de
esas persona se imagina el limonero del patio de la casa de su abuela y lo
asocia a la infancia, quizás para la otra se trate de los pinos de un paisaje
de montaña, recordando un viaje que hizo una vez. Además de las experiencias
personales, hay influencia de la sociedad, la cultura y el contexto al que
pertenecemos.
¿Cómo usamos los modelos
mentales?
Los modelos mentales son patrones de pensamiento y de sentimientos que se
nutren de experiencias anteriores y sirven como orientación. Nos ayudan
a interpretar una situación, a darle sentido a la realidad, a tomar
decisiones.
El hecho de que sean patrones
significa que son repitentes, por lo que es importante adaptar ese modelo
mental de talla única según la situación o interrogante que se
nos presenta. Apelar siempre al mismo lugar común de modelo
mental puede llevarnos a un punto de ceguera.
Por otro lado, debemos pensar
siempre a los modelos mentales en interacción. Es decir, no son herméticos,
sino que así como sirven para influenciar, también son influenciados por el
contexto. De manera constante, la mente conecta la nueva información
con aquella que ya tiene.
¿Cómo realizar cambios desde
los modelos mentales?
Los modelos mentales tienen la
enorme ventaja de permitir la economía de pensamiento. Es
decir, nos llevan a apelar a nuestras propias construcciones y conocimientos
previos, facilitando la acción.
Sin embargo, esto también
puede implicar una desventaja: siempre estamos basándonos en lo mismo. Por eso
es bueno considerar que es necesario renovar nuestros modelos mentales,
enriquecerlos y continuar construyéndolos.
Para ello, algunas de las
recomendaciones son las siguientes:
- En primer lugar, ser conscientes de
las ventajas que nos aportan los modelos mentales,
pero también de sus limitaciones. Esto quiere decir que siempre
debemos saber que nos pueden estar faltando elementos para analizar un
escenario.
Frente al punto anterior, es bueno animarse a hace
preguntas incómodas, poniendo en jaque los caminos habituales de los
pensamientos, a través del pensamiento alternativo.
Es conveniente tener en claro el modo en que pensamos
y aceptar que es una de las tantas posibilidades. Nadie es dueño de la verdad
absoluta.
Una herramienta muy útil para encontrar diferentes
puntos de vista a una situación es la lluvia de ideas.
Siempre es bueno preguntarse qué pierdo y qué gano.
Ejemplos de modelos mentales
En todas las áreas de la vida
aplicamos modelos mentales, así como también en diferentes ámbitos,
desde personales hasta laborales y organizacionales. Por eso, como herramientas
para uso práctico se crearon diferentes propuestas.
Una de ellas tiene que ver con
el modelo 80/20. Se trata de que, al buscar una solución, se tenga en cuenta en
un 80 % el camino y las recomendaciones de siempre. Mientras que se
espera que el 20 % restante permita poner en juego la creatividad, el
pensamiento alternativo y visualizar otras salidas poco habituales. Este es un
modelo que se emplea mucho en los ámbitos laborales.
Otro ejemplo es el árbol de
decisiones o los mapas conceptuales. Frente a una situación determinada,
dibujar las ramificaciones acerca de los posibles escenarios o consecuencias es
de utilidad. Esto nos permitirá contemplar aspectos que quizás no
habíamos imaginado.
Mientras mayor sea la
diversidad, mejor
Como comentamos al
principio, los modelos mentales funcionan como atajos al momento de dar
una respuesta. Por eso, es importante que tratemos siempre de
nutrirnos de distintas fuentes de información, de tener experiencias, de
acercarnos a otras opiniones.
De esta manera, nuestros
modelos mentales van a construirse sobre sobre múltiples voces. Luego será más
fácil incorporar diferentes lecturas o puntos de vista sobre una
situación. No hay que olvidar que los modelos mentales son versiones
simplificadas y manejables, a las que hay que agregar información especifica y
matices.
Por último, es
importante tener presente que los modelos mentales son construcciones. Esto
significa que pueden cambiar. Por el bienestar, es importante apostar por
modelos mentales que sean más funcionales para la vida.
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