Las enfermedades cardiovasculares siguen siendo la principal causa de fallecimiento en España ya que son responsables de uno de cada cuatro muertes. Seguir unos consejos básicos es clave para evitar estos problemas.
¿Cómo cuidar nuestro corazón? Nuestro estilo de vida y
nuestra alimentación son fundamentales, ya que son determinantes en salud. Pero
debemos tener en cuenta factores de riesgo como el tabaco, la hipertensión, el
colesterol, la diabetes o la obesidad.
Las enfermedades cardiovasculares siguen siendo –con
permiso de la Covid-19– la principal causa de fallecimiento en España: son
responsables de uno de cada cuatro muertes. Esta mortalidad sigue creciendo,
pese a los esfuerzos en prevención, al desarrollo de nuevos medicamentos y
dispositivos quirúrgicos y al conocimiento y a la concienciación de la
sociedad.
Según datos de la Fundación Española del Corazón, el coste
de las enfermedades cardiovasculares se estima en unos 9.000 millones de euros
anuales en nuestro país y casi 200.000 millones en la Unión Europea.
Movernos más
“El ejercicio físico es fundamental, hay que evitar el
sedentarismo”, recalca Isabel Egocheaga, médico de familia y responsable del
área cardiovascular de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia
(SEMG) Iniciativas como caminar 10.000 pasos al día son, en su opinión, “una
forma de motivación. Lo más importante es que las personas hagan más ejercicio
en su vida diaria, que incorporen hábitos saludables a su rutina como no ir en
coche a todos sitios. O, si usan transporte público, se bajen un par de paradas
antes para ir caminando. Y, si además se puede hacer ejercicio exprofeso,
estupendo”.
La recomendación general es intentar hacer ejercicio
moderado durante al menos unos 25 minutos tres veces por semana. Las apps de
los teléfonos pueden ayudarnos.
Evitar el tabaco
El tabaco es uno de los principales enemigos de la salud.
Nuestro médico de cabecera nos va a aconsejar que dejemos de fumar: la
evidencia científica demuestra que es efectiva una recomendación escueta por
parte de este profesional sanitario.
“Estamos en el lugar ideal para detectar los consumos de
tabaco y ver si la situación del paciente es la indicada para dejarlo o se lo
comienza a plantear. Podemos apoyarle, especialmente desde Enfermería, y
tenemos fármacos para ayudarle. También son útiles los grupos de educación
sanitaria que se organizaban en algunos centros antes de la pandemia y que
ojalá se retomen”, apunta la doctora.
¿Basta solo con nuestra fuerza de voluntad para dejar de
fumar? La experta es tajante y subraya que, “en muchos de casos, no. Necesitan
un apoyo. Lo mismo sucede con el control del peso. Sí puede suceder con algunos
pacientes, sobre todo si el consumo no es extremo”.
Cuidar la tensión arterial
La primera vez que acudimos a nuestro médico de cabecera al
centro de salud, nos preguntará por nuestros hábitos, como el ejercicio, la
alimentación… Y nos tomará la tensión arterial para comprobar que no esté
elevada. Si es así, se realiza la valoración inicial, el seguimiento y se
deriva a un especialista en hipertensión. En niños, también se toma la tensión
arterial para detectar casos precoces.
Ojo con la diabetes… y la ‘pre-diabetes’
El diagnóstico de la diabetes es similar al de la
hipertensión. “Es importante diagnosticar cuanto antes a los pacientes y, para
hacerlo, hacemos una analítica básica”, explica.
Otro aspecto importante es detectar a las personas en
situación de ‘pre-diabetes’: suelen ser personas con exceso de peso y con
antecedentes familiares y también en mujeres con antecedentes de diabetes
gestacional.
“En esta situación previa al desarrollo de la diabetes, los
niveles de glucemia -es decir, la presencia de azúcar en sangre- no son
normales, pero no llegan al diagnóstico de la enfermedad. Y requieren una
intervención activa sobre los factores de riesgo, especialmente el sedentarismo
y el exceso de peso”, detalla la doctora Egocheaga.
Vigilar el peso desde niños
La obesidad supone un grave problema de salud pública,
especialmente las cifras de obesidad infantil (17,3%) y sobrepeso en niños de 6
a 9 años (23,3%), según datos del estudio Aladino. Son fundamentales las
revisiones pediátricas porque, como recuerda la experta, “de adultos, controlar
el peso es más complicado: los niños tienen que aprender hábitos de
alimentación saludable, que deben apoyarse en los colegios”.
El sedentarismo tiene también un papel crucial en la
obesidad. En este sentido, lamenta que no se estimule más la actividad física
en los colegios. “Las clases de Educación Física tienen que adaptarse a la
capacidad de ejercicio de los niños. Y hay que animar a los padres para que los
niños hagan deporte de base como actividad extraescolar: debe promoverse mucho
más el ejercicio, que esté incorporado en el día a día, porque pasan muchas
horas sentados en clase o ante el ordenador”, aconseja la doctora Egocheaga.
Más fruta y verdura
La alimentación juega un papel fundamental y la dieta
mediterránea es una gran aliada: el consumo habitual de frutas y verduras
frescas, pescados, legumbres, aceite de oliva y alimentos ricos en fibra está
recomendado por todos los expertos en nutrición. Otros productos, como
pescados, mariscos, lácteos y carnes como el pollo, deben consumirse con
moderación. La carne roja y los dulces, solo en casos excepcionales.
Fuente: https://cuidateplus.marca.com
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