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Sífilis y gonorrea: tratamiento y prevención más allá del preservativo

 

Los casos de sífilis y gonorrea han aumentado de forma notable en los últimos años. Los expertos consideran necesario incidir en estrategias de prevención que no se limiten a fomentar el uso del preservativo, que es eficaz, pero no suficiente.


María Sánchez-Monge

El uso del preservativo ha sido una de las estrategias más importantes para hacer frente a las infecciones de transmisión sexual (ITS). Sin negar su utilidad, los expertos creen que es necesario ir más allá en la prevención. Romper con el tabú, el miedo y la estigmatización es un paso imprescindible para frenar el crecimiento imparable de infecciones como la gonorrea (o infección gonocócica) y la sífilis en las dos últimas décadas. Ambas son curables y, por eso, el diagnóstico precoz es clave para tratarlas de forma eficaz y cortar la cadena de transmisión.

En opinión de Jorge García Pérez, médico especialista de la Unidad de VIH e ITS del Centro de Salud Drassanes-Vall d'Hebron (Barcelona), “se ha utilizado el miedo como herramienta frente a las ITS” y el resultado ha sido, precisamente, “que la gente tenga miedo a hacerse las pruebas y acuda menos al médico”. Considera necesario hacer campañas en las que se difunda la realidad: que las infecciones de transmisión sexual son mayoritariamente asintomáticas y esto significa “que en la mayoría de los casos no van a producir un problema de salud, pero si no te haces las pruebas no lo vas a detectar”.

El médico señala que el preservativo “tiene que estar dentro del paradigma de la prevención”, pero teniendo en cuenta que “no es 100% eficaz”. Entre otros motivos, porque “hay prácticas sexuales en las que no se utiliza y, por mucho que se insista, no se va a hacer, como el sexo oral o las prácticas de masturbación, en las que hay intecambio de fluidos”.

La infección por gonococo, causada por la bacteria Neisseria gonorrhoeae, puede cursar con síntomas locales (uretritis, cervicitis, proctitis), pero es frecuentemente asintomática, tanto en varones como en mujeres, lo que aumenta el riesgo de transmisión. También puede, aunque más raramente, producir síntomas sistémicos (fiebre, malestar).

La sífilis, provocada por la bacteria Treponema pallidum, es una infección sistémica que inicialmente suele producir sintomatología general (fiebre, exantema…), además de lesiones locales a nivel genital. Con frecuencia esta primera fase pasa inadvertida, convirtiéndose entonces en una enfermedad silente que puede producir complicaciones a largo plazo. 

Escalada de casos de sífilis y gonorrea

Una buena prueba de que las estrategias de prevención no funcionan tan bien como debieran es que, lejos de desaparecer, algunas ITS han experimentado un crecimiento acelerado. La gonorrea, según datos del Ministerio de Sanidad, descendió drásticamente entre 1995 y 2001, pasando de 4.599 casos a 805 al año (de una tasa anual de 11,69 casos por 100.000 habitantes a solo 204). Sin embargo, a partir de entonces empezó a subir paulatinamente, hasta llegar a 12.359 infecciones en 2019, lo que supone una tasa de 28,88 casos por 100.000 habitantes y año.

La sífilis ha seguido una tendencia similar: se diagnosticaron 1.010 casos en 1995 (2,57 por 100.000 habitantes y año), que descendieron a 700 en 2001 (1,77 por 100.000 habitantes y año). En los siguientes años fueron ascendiendo, hasta llegar a los 5.822 de 2019 (tasa anual de 13,29 por 100.000).

Crecimiento de las ITS en adolescentes

El incremento de las tasas de ITS resulta especialmente preocupante entre los más jóvenes. “La infección por gonococo es la tercera en frecuencia entre adolescentes, tras el virus del papiloma humano (la más prevalente a nivel mundial) y la infección por clamidia”, expone Talía Sainz Costa, pediatra especializada en Enfermedades Infecciosas y Tropicales y miembro de la Sociedad Española de Infectología Pediátrica (SEIP). “El diagnóstico de sífilis es mucho menos frecuente en adolescentes, aunque las cifras también van en aumento”, añade. En torno a un 30% de los diagnósticos de clamidia y un 25% de los de gonococo corresponden a jóvenes menores de 19 años, de acuerdo con los datos de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos. Por otra parte, según el último informe del Centro Nacional de Epidemiología, entre 2016 y 2019 la incidencia de gonococo, clamidia y sífilis se ha duplicado en los jóvenes de 15 a 19 años en España. 

Causas del aumento de infecciones sexuales

Las causas del aumento de las ITS son diversas y no es fácil determinar cuál es la más importante. Una de las más relevantes, según García, “es un factor del que no se habla demasiado porque es una buena noticia: ahora diagnosticamos mejor” y por eso están aflorando casos que antes permanecían ocultos

Otro motivo serían los cambios sociales de las últimas dos décadas, que han llevado a un aumento de los derechos sexuales tanto en grupos vulnerables como en la población general. “Hay una mayor libertad sexual que nos hace estar más empoderados para decidir con cuántas personas queremos tener sexo”, resalta el experto. Y, lógicamente, a medida que aumentan las parejas sexuales de una persona, también lo hacen sus posibilidades de adquirir una ITS

García agrega lo que él denomina “el factor informático”, es decir, el aumento de los encuentros sexuales gracias al mayor uso de aplicaciones móviles que permiten concertar citas sexuales. “Esos son los pilares fundamentales, pero también se puede hablar de otros que son específicos de determinados grupos, como el de hombres que tienen sexo con hombres”. 

Cristina Epalza Ibarrondo, miembro del grupo de trabajo de VIH e ITS de la SEIP, coincide en señalar que, muy probablemente, “la causa subyacente es el progresivo cambio en las costumbres sexuales en la sociedad”. En el caso de los adolescentes, “el hecho de que la edad de inicio de las relaciones sexuales disminuya progresivamente ha tenido, sin duda, un gran impacto en el aumento del número de diagnósticos en este grupo etario”.

Cómo prevenir la sífilis y la gonorrea

Las estrategias para prevenir la sífilis y la gonorrea deben ser múltiples. Según Sainz, “por un lado, es fundamental formar a los profesionales”. De cara a la población adolescente, la pediatra considera necesario “mejorar la educación sexual que ofrecemos desde las instituciones, de forma colaborativa en los ámbitos educacional y sanitario”. Además, cree que se debe “ofrecer orientación y promover la educación sexual en el ámbito familiar”. 

Por otro lado, “es necesario hacer cambios en el sistema sanitario para facilitar la accesibilidad asegurando la confidencialidad y evitando el copago, especialmente de poblaciones vulnerables como los adolescentes”.

Las estrategias de detección y cribado son fundamentales para el control de las ITS. “Todas las personas sexualmente activas deberían cribarse para descartar ITS con una frecuencia que varía en función de las prácticas sexuales y el número de contactos”, indica Epalza. En el caso de los adolescentes, “generalmente sanos y con escasos contactos con el sistema sanitario, cualquier oportunidad es buena para abordar la salud sexual y ofrecer un cribado, y ahí el papel de todos los profesionales sanitarios es clave, evitando las oportunidades perdidas”. 

En la población general, García estima que las pruebas de detección pueden realizarse cada año si el riesgo no es demasiado elevado, pasando a hacerlas cada tres-seis meses en personas con más prácticas sexuales con parejas distintas. Para que los programas de cribado fluyan es fundamental desterrar el estigma y los sentimientos de culpa. “Cuando alguien es diagnosticado de una ITS, es aconsejable que contacte con las personas con las que ha tenido sexo en un periodo de tiempo previo”, argumenta el médico. “Si tiene vergüenza o miedo y no sabe cuál va a ser la reacción de esas personas, el estudio de contactos puede verse afectado y perderse la oportunidad de detectar la infección en los individuos con los que ha tenido sexo”.

Tratamiento eficaz y sencillo

La sífilis y la gonorrea cuentan con tratamientos curativos muy eficaces. Dado que ambas son infecciones bacterianas, se tratan con antibióticos. En la mayoría de los pacientes “se curan con una inyección de antibióticos”, precisa García. 

En el caso de la sífilis, cuando la infección lleva más de un año en el organismo es necesario utilizar tres inyecciones de antibióticos a lo largo de otras tantas semanas. 

Las resistencias bacterianas no suponen un problema en la sífilis, que se trata desde hace años con el mismo antibiótico. En cambio, con la gonorrea sí se han generado ciertas resistencias que han obligado a ir cambiando de medicamentos. “Tenemos que estar alerta”, concluye el médico.

 

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