Por: Maria Fatima Seppi Vinuales
La psicoeducación resulta esencial para poder detectar algunos
signos tempranos de la psicosis. Te contamos todo lo que debes saber al
respecto.
Conocer los síntomas tempranos de psicosis es un
primer paso para comprender cómo ocurre este trastorno mental. Y es
que un brote psicótico tiende a causar un profundo impacto tanto para quien lo
vive como para quien es espectador.
Muchas veces, es difícil entender qué sucede; es como si
«algo hubiese hecho un clic» suelen decir algunos. En cualquier
caso, la psicosis es una enfermedad que afecta al cerebro y su funcionamiento.
De ahí a que conlleve a situaciones en las que el comportamiento es
incomprensible. Así pues, es primordial sensibilizar al respecto para evitar
estigmatizar.
¿Qué es la psicosis?
Hablar de psicosis es hacer referencia a una enfermedad
mental que tiende a presentarse de diversas maneras. Sin
embargo, su denominador común es la pérdida del sentido de la realidad. Se
estima que los primeros síntomas ocurren entre los 20 y los 30 años.
Sin embargo, entre el 20 y el 40 % de los pacientes tienen
las manifestaciones clínicas iniciales antes de los 20 años. En cuanto a la
etiología, la psicosis es multifactorial. Es decir, existen múltiples causas
(genéticas, biológicas, vulnerabilidad al estrés, ambientales, etcétera).
El componente genético tiene un papel
importante, aunque no suficiente por sí mismo. Es
la combinación de todos los factores lo que predispone en mayor o menor medida
a vivir un episodio psicótico.
En líneas generales, un episodio psicótico se presenta de la
siguiente manera:
- Con
síntomas prodrómicos. Son ambiguos o vagos. Por eso,
suele ser difícil detectarlos si no se está informado sobre el tema. En
cualquier caso, funcionan como alerta temprana.
- Fase
aguda. Los síntomas son claros; alucinaciones, delirios y pensamiento desorganizado.
- Fase
de remisión. Se refiere a la desaparición gradual
de los síntomas y a la recuperación.
Síntomas tempranos de la psicosis
Conocer los síntomas tempranos de la psicosis es
determinante para los pacientes y las personas que lo rodean. Estas
manifestaciones suelen evolucionar con el paso del tiempo, aunque
muchas pueden abordarse con tratamiento.
Para ser más precisos, los signos de la enfermedad abarcan
lo siguiente:
- Cambios
en el humor, que se prolongan en el tiempo. No
se trata solo de «haber tenido un mal día».
- Nerviosismo
y ansiedad.
- Dificultades
para concentrarse.
- Descuido
en las pautas de higiene.
- Problemas en el sueño.
- Habla
incoherente.
- Dificultades
al momento de iniciar o continuar una tarea. Falta
de motivación.
- Alteraciones
en el curso del pensamiento. Las expresiones típicas son la
desorientación, la dificultad para comprender lo que está ocurriendo y la
incapacidad para distinguir entre la realidad y la fantasía.
- Alucinaciones. Se
refiere a tener la percepción de que algo existe, aunque no es así. Por
ejemplo, a veces la persona refiere que escucha voces.
- Delirios. Se
refiere a la creencia de que algo está sucediendo y es real. Por ejemplo,
la persona cree que está siendo perseguida o mirada.
Abordaje de la psicosis
Para el abordaje de la psicosis, es importante tener en
cuenta algunas coordenadas. Entre ellas se destacan las siguientes
recomendaciones:
- Debe
ser abordada de manera interdisciplinaria. Es
decir, el seguimiento debe estar a cargo de diferentes profesionales de la
salud; desde psiquiatras y psicólogos hasta personal de enfermería,
acompañantes terapéuticos y todos quienes sean necesarios.
- Potenciar
el contexto y el círculo relacional del paciente con
síntomas de psicosis.
- Mantener
la continuidad en el tratamiento farmacológico.
Es importante lograr la adherencia respecto a la medicación prescrita, ya
que favorece la mejoría y previene las recaídas. En esta misma
dirección, se desaconseja el consumo de estimulantes, drogas y alcohol.
- Trabajar
habilidades sociales y emocionales. De esta manera, la
persona podrá desarrollar recursos para expresar sus emociones y afrontar los conflictos.
- Favorecer
el apoyo social y la inserción. Es necesario que la
persona pueda formar parte de una comunidad, que pueda continuar sus
estudios o realizar alguna actividad de manera continua. Las rutinas que
aportan cierta previsibilidad al día, funcionan muy bien para estos
diagnósticos.
Trabajar la psicoeducación
Hay que hacer hincapié en este punto, pues no solo implica
al paciente, sino también a su familia. En la mayoría de las recaídas, se
identificaron situaciones vinculadas con el estrés y la desregulación emocional
y afectiva.
En este sentido, aparecía la sensación de estar colapsado y
desbordado, lo que luego derivaba o se «encadenaba» con una reducción de la
conciencia y la desinhibición conductual y afectiva. Si enseñamos a detectar
dichos signos, se puede lograr una intervención temprana.
Además, si bien las recaídas son esperables, también
afectan la confianza de la persona y de su familia respecto a la mejoría o la
recuperación.
Educar sobre los síntomas tempranos de la
psicosis es clave
En primera instancia, la psicoeducación sobre los síntomas
tempranos de la psicosis permite que la familia y los pacientes adquieran
recursos para afrontar este trastorno mental. De igual manera, esto cumple un
papel relevante en la adherencia del tratamiento y la prevención de las
recaídas.
Sucede que, muchas veces, las enfermedades son vistas como
un catálogo de síntomas. Aunque como bien dice la frase «no hay
enfermedades, sino enfermos». Con ello, se quiere matizar que tiene
diferentes formas de expresión según el paciente, más allá de los signos
«universales».
Poder educar sobre los signos de alerta temprana y
brindar pautas concretas es esencial para potenciar los
factores de protección y reducir aquellos que son de riesgo. En este sentido,
también es primordial comprender los tiempos propios de la enfermedad para
alentar a la persona y no presionarla.
En última instancia, la aplicación de la
psicoeducación debe tener un enfoque en el cuidado de las personas que
cuidan. Es decir, la posibilidad de solicitar ayuda, de repartirse tareas y
de brindar recursos para aprender a manejar situaciones difíciles.
Esto es muy necesario ya que —como en cualquier situación
de enfermedad— hay un alto riesgo de caer en el desgaste de la propia salud o
en el síndrome de burnout.
Fuente:
https://mejorconsalud.as.com/
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