El “Año Lutero” comienza este lunes, el punto culminante de
lo que la Iglesia evangélica alemana -la organización protestante más grande
del país- ha llamado la década de la reforma, en la que se han impulsado
diversos actos para difundir su historia.
La intención inicial de Lutero, según el consenso actual
entre los historiadores, no era generar un cisma dentro del cristianismo, sino
reformar por dentro la Iglesia católica y las prácticas que consideraba
corruptas.
El núcleo de su argumentación contra la venta de
indulgencias era que la salvación se lograba por la gracia, no por las obras,
con lo que pagar dinero a la Iglesia por el perdón de los pecados no tenía
sentido.
Es decir, nadie se salva por sí mismo, sino por la voluntad
de Dios, y lo único que le queda al ser humano es, con humildad y sin
sobrevalorar sus propios méritos, procurar ser digno de la gracia divina día a
día.
El segundo pilar de la teología luterana era la lectura
directa de la Biblia, cuyo mensaje Lutero oponía en muchos aspectos a la
doctrina oficial católica y, ante todo, al comportamiento de muchos clérigos.
La Iglesia, además, a su juicio, no tenía el monopolio de
la interpretación de la Biblia, sino que cada creyente tenía que confrontarse
con ella. Otro elemento clave, sobre todo en la práctica, fue la abolición del
celibato, que generó en las casas de los pastores protestantes un nuevo tipo de
familia.
Las tesis de Lutero fueron un estímulo para otros
reformadores en otros lugares de Europa, que agregaron nuevos elementos a un
movimiento que rompería la unidad de la cristiandad en el Occidente de Europa.
La fundación de nuevas iglesias respondió en ocasiones a
razones fundamentalmente teológicas, como el caso de Calvino en Suiza, o ante
todo políticas, como ocurrió con Enrique VIII en Inglaterra con la Iglesia
anglicana.
En Alemania, la cuna de la reforma, la organización
protestante más grande es la Iglesia Evangélica, que en realidad es una
federación de 20 iglesias distintas, algunas luteranas y otras calvinistas, con
24 millones de fieles.
A nivel internacional, destaca la Federación Luterana
Mundial, a la que pertenecen 145 iglesias y 74 millones de fieles y que el
próximo lunes conmemorará en Suecia los 500 años del cisma junto al papa
Francisco.
No obstante, la libertad religiosa sobre la que se asienta
la reforma protestante hace que, junto a esas grandes organizaciones, coexistan
muchas pequeñas iglesias en diversas partes del mundo.
Afiliadas o no a entidades más grandes, mantienen siempre
una independencia doctrinal y teológica de acuerdo con lo que Lutero llamaba en
uno de sus escritos más conocidos “la libertad del cristiano».
Ello hace que dentro del protestantismo haya tanto
corrientes extremadamente conservadoras y hasta fundamentalistas, como se ve
con frecuencia en algunas iglesias en EEUU y en Latinoamérica, como otras
altamente progresistas.
En todo caso, la flexibilidad de sus estructuras ha
permitido a los protestantes avanzar en muchos aspectos más rápidamente que los
católicos, como en el caso del sacerdocio femenino.
*Esta historia fue publicada originalmente en
octubre 31, 2016
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