El color de las deposiciones, a veces, es una señal más de que se padece una enfermedad. Pero, generalmente, evacuar distinto al marrón no está relacionado con una patología y no debe alarmar, y menos si se trata de algo puntual.
Marta Villalba
La ingesta de determinados alimentos o fármacos puede derivar en un color de las heces preocupante para algunas personas. En general, este cambio no suele indicar un problema de salud. Sin embargo, a veces, sí que puede ser sinónimo de enfermedad grave. “Es una consulta muy habitual y con frecuencia los pacientes me muestran fotos. Pero salvo colores extremos no le damos importancia”, explica Diego Sánchez Muñoz, médico especialista en aparato digestivo.
El color de las heces viene determinado no solo por lo que
se ingiere, también por la cantidad de bilis (un líquido amarillo
verdoso). Unas deposiciones en distintos tonos de marrón e incluso el
verde se consideran lo normal. “Que estos colores sean más o menos
claritos no nos dice nada”, aclara el doctor. Según el especialista, solo
dos son motivo de alarma: el blanco y el negro.
Las heces blancas pueden indicar enfermedad biliar o pancreática. “Cuando
hay un problema de obstrucción biliar, una de las manifestaciones puede ser las
deposiciones blancas”, aclara el doctor. Pero que no cunda el pánico:
no es frecuente y, además, cuando existe se presentan otros signos, como la
ictericia (la piel y la parte blanca del ojo se vuelven amarillentos), explica
el especialista.
En el otro extremo, “las heces negras, también
llamadas melenas, con un aspecto similar al del alquitrán o petróleo y muy
pegajosas, indican que hay sangre que lleva mucho tiempo en el tubo digestivo y
puede ser sinónimo de una hemorragia digestiva del tracto digestivo
superior”.
Tanto el blanco como el negro ponen en alerta a los
especialistas, pero ambos casos no son muy frecuentes, “no se trata de personas
que van a la consulta, sino que sucede en un contexto hospitalario, en
pacientes que están graves”, precisa Sánchez.
Cuando los desechos fecales presentan un color
rojo no siempre se trata de sangre, a veces se debe a la
ingesta de remolacha o tomate muy maduro, alimentos que prácticamente no se
absorben y se expulsan pequeños trozos o hebras, comenta el experto. “Los
pacientes lo confunden muchas veces con sangre. Pero si solo se trata de
una deposición, no es señal de alarma. Cuando se mantienen, por ejemplo,
durante 15 días, pues entonces tal vez sí se trate de sangre y entonces habría
que analizar de dónde proviene”.
En resumen: salvo el blanco, el negro y el rojo,
"el resto de colores, pues claramente no existe mucha correlación con
patología, salvo que sea algo mantenido en el tiempo y habría que
estudiarlo. Cuando es de forma puntual no nos indica nada por lo que
haya que preocuparse”, concluye Muñoz.
Sobre el color derivado de la ingesta de
medicamentos, Muñoz subraya que depende del fármaco en concreto, pero
normalmente viene condicionado por el envoltorio de las cápsulas que
“al mezclarse con las heces puede dar cierta tonalidad o algunos puntitos de un
color determinado”. En ocasiones, los fármacos también cambian la textura,
aumentan la frecuencia de las evacuaciones de vientre o la consistencia (la
ablanda incluso provocando diarrea).
Escala de Bristol: ¿qué consistencia y forma de
heces son normales?
El doctor Muñoz comenta que la emisión de materia fecal
depende mucho de lo que comemos y bebemos, del ejercicio, del estilo de vida e
incluso del estrés. También es importante si se mantiene en el tiempo o es algo
ocasional: “No es lo mismo que un paciente nos diga que puntualmente un día ha
evacuado pequeñas bolitas a que esa es su forma habitual, o si excreta 5 veces
al día o que no puede ir al baño si no se toma algo”.
Para guiarse y hacerse una idea de cómo son las heces
cuando alguien acude a la consulta, los médicos muestran a los pacientes las
ilustraciones de la Escala de Bristol para que indiquen a cuál de ellas se
parecen más a las suyas. En este gráfico vienen siete dibujos que describen de
forma visual los tipos de consistencias y formas, del estreñimiento a la diarrea. El 1 ilustra las deposiciones
más duras y difíciles de expulsar, con aspecto de bolitas. En el otro extremo,
el 7, se trata de las heces completamente líquidas.
Las heces entre 3 y el 5 se consideran lo
normal. “El 4 es como una salchicha, fina, lisa, no rugosa.
El 3 es un poco más dura, un poco cuarteada, y el 5 un poco más blandita, pero
todo eso son variantes de la normalidad”, explica Muñoz. Excretar heces muy
finas, “como un hilo”, de forma prolongada en el tiempo, “durante uno o dos
meses” se debe realizan una colonoscopia para descartar alguna enfermedad e
incluso cáncer de colon.
¿Hay que hacer de vientre todos los días?
Según la experiencia del doctor, esto inquieta muy
frecuentemente, pero no debe intranquilizar. Porque el sistema excretor
es muy complejo y “no es un reloj suizo”, influyen muchas variables (tipo
y cantidad de alimentos, estilo de vida, microbiota, estado emocional,
infecciones, enfermedades...). “Es una preocupación muy típica en personas
mayores, se obsesionan mucho con ir al baño todos los días a la
misma hora y de la misma forma. Si no van, toman cosas, infusiones, incluso
laxantes, pero esto es contraproducente, es peor el remedio que la
enfermedad”.
El doctor se queja de un error muy frecuente que
cometemos las personas en lo relativo a las heces y es compararnos con la
pareja, el cuñado, el vecino, el amigo... Y “cada uno
somos diferentes y tenemos una vida totalmente distinta”.
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