Paola Chaljub
Antes de ser descubierto como un condimento para las comidas, el ajo era utilizado como un medicamento natural. De ahí que el ajo posea tantas bondades no sólo para los alimentos sino también para la salud y el bienestar.
Desde tiempos de la Antigua Grecia y el Antiguo Imperio
egipcio lo recomendaban por sus cualidades medicinales para tratar
principalmente las enfermedades que aquejaban a los adultos mayores.
Louis Pasteur, durante el siglo XIX, realizó una campaña a
favor de su consumo como antibiótico natural para combatir infecciones del
sistema digestivo.
La realidad es que el ajo contiene entre sus componentes
una sustancia denominada alicina, la cual actúa como un potente bactericida y
fungicida contra numerosos microorganismos como virus, bacterias y hongos,
otorgándole propiedades antisépticas y depurativas.
Para que su efectividad sea mayor, la recomendación es
comer el ajo crudo ya que se estima que al exponerlo al calor durante la
cocción pierde cerca del 90% de sus propiedades.
Si bien es sabido que el corazón es el órgano vital por
excelencia, es poco el esfuerzo que se realiza por cuidarlo de manera
preventiva. Para revertir esta situación, un buen método es prestar atención al
consumo de ajo, que por su alto contenido de alicina reduce intensamente el
colesterol.
Con ello, impide que la grasa quede atrapada en las
arterias, mejorando también la circulación y eliminando las obstrucciones,
principales causantes de los infartos y derrames cerebrales.
Pero esos no son los únicos cuidados que el ajo brinda a su
corazón. Al consumirlo, usted también estará incorporando vitamina B, aliina y
alinasa, un grupo de sustancias que protegen los vasos sanguíneos y alivian la
hipertensión arterial al mejorar la circulación y equilibrar el ritmo cardíaco.
Así, se afirma que el consumo cotidiano de un diente de ajo
puede ayudarle a mantener estables la presión arterial sistólica y diastólica.
El sistema digestivo también disfruta los beneficios del
consumo de ajo. Por sus propiedades antisépticas, al ingerirlo se incorpora un
potente bloqueador de bacterias nocivas para el organismo que pueden ser
enfermedades tanto en el estómago como en el intestino e incluso en casos
graves producir úlceras o tumores.
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