El daño renal que causan ciertos medicamentos depende en buena medida de la dosis y de la duración del tratamiento. Es importante conocer qué fármacos son más tóxicos y prestar especial atención en caso de enfermedad renal previa.
María Sánchez-Monge
El Día Mundial del Riñón, que se conmemora el 9 de marzo, es un buen momento para resaltar la importancia de este órgano para la salud y repasar los factores que llevan a su deterioro. Uno de ellos es el uso inadecuado de los medicamentos; para evitarlo, conviene conocer los fármacos más peligrosos para el riñón y qué personas son más vulnerables.
En palabras de Juan Antonio Martín Navarro,
nefrólogo del Hospital Infanta Leonor de Madrid y coordinador del
proyecto Nefrotox de
la Sociedad Española de Nefrología, “el riñón es un órgano muy leal que
siempre hace lo que se espera de él, hasta que ya no puede más”. Todo lo
que una persona come, bebe, respira o adquiere por cualquier otro medio de
absorción “tarde o temprano terminará pasando por el riñón, que es como un gran
filtro”. Si se trata de una sustancia tóxica, puede acabar dañando ese filtro.
Son muchos los fármacos que
pueden causar problemas renales. Asimismo, hay que tener en cuenta que el daño
será mayor cuando se produce en un riñón que ya está enfermo. El nefrólogo cita
algunos ejemplos de personas más predispuestas a sufrir nefrotoxicidad
inducida por fármacos: “Quienes solo tienen un riñón, las que tienen una
atrofia renal, hipertensos o
con una enfermedad cardiovascular evolucionada, diabéticos,
embarazadas…”.
Los fármacos más nefrotóxicos
Según se recoge en un informe sobre insuficiencia renal elaborado por
el Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos (Cgcof), “la
toxicidad renal inducida por fármacos suele ser un proceso
dosis-dependiente, que puede evitarse si se conoce el riesgo que
conlleva el fármaco administrado -reajustando la dosis en base a la función
renal del paciente- y se reconocen de forma precoz los síntomas”. Estos son los
principales medicamentos con los que hay que tener especial cautela:
Antiinflamatorios no
esteroideos
Se estima que los
antiinflamatorios no esteroideos (AINE), entre los que se encuentran el ibuprofeno y
el naproxeno, causan
entre el 2% y el 5% de todas las nefropatías terminales (etapa avanzada
de la enfermedad
renal crónica, en la que se requiere diálisis o un trasplante). De
hecho, se trata de un grupo de medicamentos muy bien estudiados en cuanto a su
potencial toxicológico renal. “No hay una percepción general de que el uso de
determinados fármacos que se venden sin receta puedan dañar a la salud”, señala
Martín Navarro. “Nos llegan pacientes con insuficiencia renal cuyo único factor
de riesgo es que han tomado un antiinflamatorio durante mucho tiempo”, se
lamenta.
Antiinfecciosos
Algunos antibióticos presentan
un mayor riesgo de causar problemas renales, como los
aminoglucósidos, betalactámicos, vancomicina, algunas fluoroquinolonas y la
mayoría de las tetraciclinas. En cuanto a los antifúngicos, cabe destacar la
anfotericina y el itraconazol. En el informe del Cgcof también se citan ciertos
antituberculosos (rifampicina, etambutol, isoniazida), antiparasitarios
(pentamidina) y antivirales (aciclovir, foscarnet, ganciclovir, tenofovir,
adefovir, indinavir, atazanavir, cidofovir).
Fármacos cardiovasculares
Los antagonistas del calcio,
la hidralazina, las estatinas, algunos diuréticos, el clofibrato, la
noradrenalina y la dopamina son algunos de los fármacos empleados para tratar
enfermedades cardiovasculares cuyos efectos sobre el riñón es necesario vigilar
de cerca.
Psicofármacos
El litio (usado habitualmente
en el tratamiento del trastorno
bipolar) y el anestésico general sevoflurano son dos de los
psicofármacos que pueden resultar más perjudiciales para el riñón si no se usan
adecuadamente.
Inmunosupresores
La nefrotoxicidad es la
principal reacción adversa de la ciclosporina.
Contrastes radiológicos
La nefrotoxicidad por la
administración de contrastes radiológicos (como el gadolinio, que se usa para
la obtención de imágenes por resonancia nuclear magnética) se produce en
un 1-20% de los pacientes.
Fármacos para el aparato
digestivo
Se han descrito problemas
renales asociados al uso de inhibidores de la bomba de protones (entre
los que se encuentra el omeprazol).
Fármacos para tratar el cáncer
Algunos medicamentos
oncológicos pueden causar nefrotoxicidad, como cisplatino, metotrexato,
ciclofosfamida o carmustina.
Una ‘app’ sobre toxicidad
renal de los fármacos oncológicos
Martín Navarro es uno de los
coordinadores de la app Nefrotox, promovida por la
Sociedad Española de Nefrología, que permite a los médicos conocer los
efectos nocivos o tóxicos en los riñones de los fármacos más utilizados en el
tratamiento del cáncer, para así evitar problemas y complicaciones renales
y garantizar el correcto tratamiento y la calidad de vida de los
pacientes.
“Hace unos años la
quimioterapia que se utilizaba tenía unos resultados manifiestamente mejorables
en algunos casos”, expone el nefrólogo. “Eran fármacos que se metabolizaban y
eliminaban a nivel renal”. Por este motivo, resultaban más tóxicos para el
riñón.
El panorama ha cambiado significativamente:
“El arsenal terapéutico disponible para tratar el cáncer ha aumentado en los
últimos años exponencialmente con nuevos grupos de fármacos más
selectivos y con menos efectos indeseables que los fármacos tradicionales
quimioterapéuticos”. Sin embargo, “estos fármacos no se encuentran exentos
de complicaciones renales, aunque estas difieren en parte de los fármacos
clásicos”. El objetivo de la nueva aplicación es facilitar a los médicos la
prescripción de estos fármacos evitando en la medida de lo posible la toxicidad
renal.
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