Las propiedades antioxidantes y los efectos positivos sobre el aparato digestivo, además de su versatilidad como ingrediente culinario, avalan el papel del mango como un “básico” en la lista de la compra. Dos nutricionistas nos cuentan todo sobre esta fruta y tres recetas sencillas.
Originario de la India (según la leyenda, Buda solía meditar
bajo la fresca sombra del árbol del que procede), el mango es actualmente una
de las frutas más populares en todo el mundo, debido principalmente a su
peculiar sabor. Pero hay otras razones para incluirlo en la dieta habitual.
“Se trata de una fruta tropical con un alto contenido en
agua (83%) y un aporte calórico moderado (unas 75 kcal/100g). Es rico en
hidratos de carbono, y destaca por su contenido en potasio, fibra,
vitamina A, E y C. Además, proporciona un gran efecto saciante, debido a su
aporte en fibra, favoreciendo por ello la prevención y la mejora
del estreñimiento y
también la regulación de los niveles
de colesterol en sangre”, comenta a CuídatePlus la dietista-nutricionista Adriana Oroz,
directora del Centro de Nutrición & Dietética Adriana Oroz, de Pamplona.
Mangiferina: el secreto cardioprotector
Entre los nutrientes que aporta el mango destacan especialmente
los antioxidantes naturales como la vitamina C (una ración asegura el 50% de la
ingesta diaria recomendada de esta vitamina), los carotenos, los antocianos y
los polifenoles. Respecto a estos últimos, Adriana Oroz apunta que se trata de
compuestos que no tienen función nutritiva y no aportan calorías “pero que
constituyen sustancias bioactivas que pueden impactar de forma beneficiosa en
el organismo. Entre los polifenoles que se encuentran en el mango están
los flavonoides, la quercetina, las ligninas y lignanos y las catequinas”.
Sin embargo, la sustancia más característica —y con
propiedades más notables— del mango es la mangiferina, que como explica a
CuídatePlus María
Alonso, miembro del equipo de Proyectos del Colegio Oficial de
Dietistas-Nutricionistas de la Comunidad Valenciana (CODiNuCoVa): “Está
presente en su piel, en sus hojas y en el fruto. Se trata de un compuesto
fitoquímico que, junto con otros componentes, como la fibra, ácidos fenólicos,
flavonoides y carotenoides, ayuda a la salud cardiovascular. Su
peculiaridad y sus efectos beneficiosos residen principalmente en las
propiedades antioxidantes, ayudando a reducir el estrés oxidativo y el daño
celular, que son los principales desencadenantes de la mayoría de las
enfermedades crónicas y las afecciones cardiacas”.
“De este modo” —continúa la experta— “contribuye
también a reducir los niveles de colesterol y triglicéridos, previniendo la
incidencia de accidentes cardiovasculares, e incluso siendo un buen aliado
para el correcto funcionamiento del flujo sanguíneo, relajando los vasos
sanguíneos y regulando la presión arterial”.
Enzimas, microbiota y digestiones óptimas
A este efecto cardioprotector se unen sus reconocidas
propiedades digestivas derivadas fundamentalmente de la riqueza del mango en
determinadas enzimas, entre las cuales se encuentran las amilasas.
“Estas enzimas participan en el proceso de digestión y contribuyen a absorber
correctamente los nutrientes esenciales. Concretamente, se encargan de la
digestión de los carbohidratos, descomponiéndolos en azúcares más simples. De
este modo, la ingesta de mango puede ayudar a mejorar los procesos de digestión
e incluso proteger de algunas dolencias de índole digestivo”, dice María
Alonso.
Asimismo, en esta acción beneficiosa sobre el
aparato digestivo también tienen mucho que ver sus efectos positivos sobre la
microbiota intestinal, comenta María Alonso: “El mango, como la
mayoría de las frutas, es muy rico en fibra soluble. Estas fibras pueden servir
de alimento
para la microbiota, aumentando las bacterias beneficiosas que combaten
agentes patógenos y, de este modo, desempeñando un papel protector ante
patologías intestinales. Por otro lado, también regula la absorción de agua intestinal,
ayudando a la función y motilidad intestinal y, por consiguiente, aliviando el
estreñimiento. Además, entre sus propiedades, también destaca la
antiinflamatoria, lo que resulta muy útil en el tratamiento de
patologías que cursan con inflamación
intestinal como pueden ser la enfermedad
de Crohn o la colitis
ulcerosa”.
Azúcares, con precaución
Tal y como apunta María Alonso, generalmente, el mango es
una fruta que se puede consumir de forma segura, “pero si tuviéramos que
destacar alguna situación fisiológica especial en la que quizás se
tendría que controlar su consumo es en aquellos pacientes diabéticos en
tratamiento debido a los azúcares que contiene de forma natural que,
además, aumentan con la maduración de la fruta. Por eso, en estos casos,
debería moderarse su consumo para evitar posibles picos de glucemia que pueden
complicar su cuadro clínico, pero no habría necesidad de eliminar su ingesta en
el contexto de una alimentación correcta y equilibrada. Otra situación especial
en la que quizás se debería moderar su consumo sería en aquellas
personas que padezcan úlceras gastroduodenales, debido a su acidez.
En cuanto a su ingesta conjunta con otros alimentos o
fármacos, el foco de atención se centraría principalmente en las personas con
tratamientos anticoagulantes, como la warfarina, ya que el consumo elevado de
esta fruta puede alterar el efecto de la terapia.
Maduro sabe mejor
“A la hora de consumir el mango es importante que esté
ligeramente blando y que desprenda un buen aroma (un olor afrutado), ya que
alcanza su mejor sabor cuando madura. Si al apretarlo se percibe que está
blando significa que está maduro, por lo que resulta perfecto para consumirlo
en el mismo día. En cambio, si se tiene previsto comerlo más adelante, es mejor
escoger una pieza más dura, que madurará en casa según vayan pasando los días”,
comenta Adriana Oroz, quien destaca también que en el caso del mango,
el color de la piel no es un indicador de la madurez: “La coloración
indica únicamente cuál es la variedad de la fruta. El color de cada pieza, aun
siendo de la misma variedad, puede cambiar en función de la posición que haya
tenido en el árbol respecto al sol. El tono de la pulpa, en cambio, sí
que permite saber el grado de madurez: una pulpa de color naranja
indica un mango maduro perfecto para su consumo. La firmeza de la pulpa
disminuye conforme va madurando la fruta”.
En cuanto a la mejor forma de conservar el mango en casa una
vez comprado, Adriana Oroz señala que para hacerlo en las mejores condiciones
lo primero a tener en cuenta es que se trata de una fruta que a temperatura
ambiente se mantiene muy bien y no es muy compatible con la nevera: “De
hecho, aconsejo evitar guardarlo en el frigorífico siempre que sea
posible. En el caso de tener que hacerlo, lo más recomendable es
cortarlo e introducirlo en recipientes impermeables; de esta forma, su duración
será mayor”.
El mango se puede congelar “y, de hecho, lo venden congelado
en muchos supermercados. Para someterlo a este proceso en casa, lo mejor es
pelarlo y cortarlo en dados e introducirlos después en una bolsa de
congelación. Es una buena opción que permite utilizarlo más adelante para la
elaboración de ensaladas o postres,
por ejemplo”, añade Adriana Oroz.
Ingrediente “top” de salsas y ensaladas
Otra de las razones de la popularidad del mango es la
versatilidad que ofrece a la hora de incorporarlo como ingrediente en las
preparaciones culinarias. La pulpa, por ejemplo, se puede emplear para elaborar
mermeladas, confituras, gelatinas, batidos y zumos. “También se puede utilizar
en recetas saladas: en ensaladas; acompañando a platos como el ceviche o el
tartar; con salmón, atún o gambas; como endulzante en recetas de postres; en
bizcochos e incluso en salsas. Yo, por ejemplo, recomiendo mucho en la consulta
las magdalenas de mango y una salsa de mango que resulta muy sabrosa como
acompañamiento de ensaladas, wraps, tortitas rellenas, rollitos de primavera,
falafel o verduras al horno”, afirma Adriana Oroz.
En la misma línea, María Alonso aconseja incluir el
mango como integrante de platos principales completos: “Un ejemplo
sería incorporarlo en preparaciones tipo poke bowl, que incluyen fuentes
vegetales, hidratos de carbono complejos preferiblemente (arroz integral) y una
buena fuente proteica (animal o vegetal). También se puede utilizar en
ensaladas, enriqueciéndolas de este modo, tanto por sus propiedades
nutricionales como por sus características propias. Otro uso muy recomendable
es en aderezos, que aportan a las recetas un toque diferente de sabor”.
Un dato interesante en este sentido es que desde el punto de
vista culinario, el mango cuenta con la ventaja de que posee
propiedades naturales ablandadoras, lo que lo convierten en el ingrediente
perfecto para las marinadas, por ejemplo. Otra opción es consumirlo en
forma de snack (tipo crudité), aderezado con sal, zumo de lima o un toque de
chili.
Tres recetas para sacarle todo el partido
Las dos expertas ofrecen sugerencias de recetas para
degustar el mango y optimizar su sabor y propiedades nutricionales:
Salsa de mango (Adriana Oroz)
Ingredientes:
- Un
mango entero
- Una
cucharada de aceite de oliva
- Curry
al gusto
- Medio
vaso de agua
- Dos
cucharadas soperas de vinagre de Módena
- Dos
cucharadas soperas de salsa de soja
- Una
cucharada de postre de semillas de chía
Elaboración:
Saltear con aceite el mango cortado en dados y condimentado
con curry. Una vez se va deshaciendo, añadir el vinagre, la salsa de soja y el
agua para que acabe de hacerse unos minutos más. Después, triturar hasta
obtener una masa homogénea. Añadir la chía y dejar reposar a fuego lento unos
15 minutos.
Ensalada y vinagreta de mango (María Alonso)
Ingredientes (aproximadamente dos personas):
- 70 g
de brotes tiernos de ensalada
- 100
g de tomate Cherry
- Medio
aguacate
- Medio
mango
- 20 g
de lascas de queso Grana Padano
- 20 g
de nueces
Aderezo: (medio mango licuado emulsionado con
dos cucharadas soperas de aceite de oliva virgen extra y una cucharadita de
café de vinagre balsámico)
Elaboración:
En un recipiente o ensaladera, mezclar los brotes con los
tomates, el mango, el aguacate y las nueces. Cortar el queso en lascas y
añadirlo. Aliñar con el aderezo.
Magdalenas de mango (Adriana Oroz)
Ingredientes (4 raciones):
- Un
mango (maduro)
- Una
onza de chocolate (rallada)
- Un
huevo entero
- 80 g
de harina de avena
- Media
cucharada de aceite de oliva
- Medio
sobre de levadura
- Una
pizca de sal
Elaboración:
Triturar el mango en un bol. Añadir el huevo, el aceite, la
levadura, la harina de avena, el chocolate rallado y la sal. Mezclar bien y
repartir la masa resultante en moldes de magdalena. Hornear 30 minutos a 170
ºC.
Fuente: https://cuidateplus.marca.com/
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