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¿Cómo evitar el comportamiento agresivo?

En ocasiones, las personas pueden reaccionar con agresividad y hostilidad ante ciertas situaciones. Si esto se repite, conviene tomar en cuenta algunos consejos para evitar este comportamiento.



A lo largo de la historia, tanto personal como social, uno mismo se encuentra rodeado de manifestaciones agresivas; ya sean guerras, violencia de género, discusiones familiares o de pareja, entre otros. Pero ¿se puede evitar este comportamiento agresivo?

Aunque pareciera que es ineludible el estar rodeados de estas situaciones, existen muchas maneras de mantenerlas alejadas. Lo más importante es fortalecer el autocontrol; ya que es clave para manejar las emociones fuertes en aquellos momentos que las detonan.

Cómo evitar el comportamiento agresivo: 7 consejos

¿Qué se puede hacer? ¿Qué alternativas con capaces de ponerse en marcha? En esta oportunidad, queremos compartir contigo algunas recomendaciones claves que podrían ayudarte.

Sin embargo, has de tener en cuenta que se trata solo de recomendaciones y que, por tanto, podrían no funcionar para evitar el comportamiento agresivo en ti mismo o alguien cercano. Así que, si en el entorno se presentan situaciones de violencia u otros problemas relacionados, lo mejor es acudir a un profesional de la salud mental o a servicios de ayuda social, según sea el caso.

Hay momentos en los que es difícil evitar el comportamiento agresivo; sin embargo, cuando se vuelve recurrente, es importante meditar al respecto, antes que se convierta en la causa de más problemas. A continuación, te presentamos algunas técnicas para reflexionar, así como estrategias para manejar estas situaciones.

1. Reconocer la causa del comportamiento agresivo

En primer lugar, hay que comenzar por reconocer que se tiene o se ha tenido un comportamiento agresivo e inapropiado. Una vez hecho esto, conviene comprender las causas por la que esto pasa.

Hay variadas razones por las que se puede actuar de manera impulsiva o violenta. Al respecto, en las investigaciones, como la siguiente publicada por la Revista Universitas Psychologica, se señalan situaciones tales como: estar bajo una situación de estrés, estar bajo el influjo de sustancias (por ejemplo, alcohol), haber sufrido maltratos, tener algún trastorno.

Y si bien es posible que en el momento uno se haya dejado llevar por la emoción, si reflexionas sobre ello, la próxima vez podrás manejar mejor la situación. Aunque, en caso de que esto se torne recurrente, lo mejor es buscar ayuda.

2. Intentar no discutir fuerte o pelearse

Muchas veces llevarás razón en algún tema, pero llegar hasta la situación de pelea o tener una fuerte discusión no significa que consigas solucionar algo o incluso convencer a la otra persona.

Entre otras cosas, puede suceder que cada parte se arraigue más en su postura en vez de intentar entender al otro. Para ello, se puede pensar en un principio en por qué ocurre la pelea, en cómo se ha llegado a las voces, insultos, etc., y qué consecuencias tendrá todo esto.

Se debe tener presente que hay alternativas a las conductas agresivas, tal y como advierte un artículo publicado por la Revista de Ciencias Sociales y Humanas. En tal sentido, existen muchas otras maneras de conseguir lo que se desea, quiere o necesita sin llegar a tener consecuencias tan desastrosas. Por tanto, baraja las posibles alternativas y elige aquella que más convenga y ponla en práctica.

3. Autocontrol

Es bueno ser consciente de aquello que uno mismo siente, saber diferenciar y no dejarse llevar tanto por el primer impulso que se tenga (sobre todo, cuando se trata con personas susceptibles).

Por ello, aplicar diversas técnicas de autocontrol, como un buen uso de la respiración o la relajación, son eficaces para evitar el comportamiento agresivo. ¿Cómo hacer?

4. Responder a las bromas con asertividad

A menudo, uno mismo es objeto de bromas, y en vez de reaccionar de forma adecuada, se opta por el enfado o retraerse para evitar el conflicto. En estas ocasiones, la interpretación que se ha realizado acerca de la persona que ha hecho la broma es negativa, uno mismo cree que quería molestar o ridiculizar.

Puede ser correcta o no, pero siempre es adecuado aprender a manejar las burlas para no reaccionar con ira ante estas situaciones. Lo más recomendable, frente al humor, es más humor o ignorar con simpatía aquello que se dice.

La clave está en cambiar la agresividad por la asertividad, y así ante cualquier situación, como bien recomiendan varios investigadores de la Universidad Las Tunas. Por lo tanto, identifica la intención de la broma, piensa en cómo solucionarlo y encuentra una alternativa para evitar el comportamiento agresivo como respuesta.

5. Convencer a los demás con tolerancia

Convencer a alguien no significa obligar, sino usar la retórica para mostrar a alguien una forma de hacer las cosas que consideras mejor para que ella, de forma voluntaria, decida si seguir o no la propuesta que le propongas.

Para ello, tienes que enseñar al otro las cosas buenas de aquello que le propones siempre desde el respeto y, sobre todo, aprender que hay que aceptar el hecho de que el otro puede no querer ser convencido.

6. Negociar con respeto

La negociación es importante cuando dos o más partes tienen diferentes opiniones y no llegan a un consenso. Negociar es llegar a un acuerdo común para las partes, no es discutir ni pelearse. El fin es evitar el comportamiento agresivo sin evitar la confrontación, como bien respalda el análisis de un trabajo desarrollado en 2019 por la Universidad Pontificia de Comillas sobre un caso real de discusión.

En este orden de ideas, es muy importante buscar formas alternativas de resolución de conflictos con miras a entender qué piensa y siente la otra parte. Además, no tienes que intentar imponer las ideas por la fuerza; ya que se debe tener en cuenta la voluntad de la otra persona.

En un proceso de negociación, ambas partes deben expresarse desde el respeto y escucharse para, después, llegar a un acuerdo que sea beneficioso para los dos (incluso para otras partes no involucradas en la discusión, pero afectadas de manera potencial).

«Recuerda que cada discusión tiene al menos tres puntos de vista: el tuyo, el del otro y los de los demás».

Napoleón Hill

7. Empatía: compartir y ayudar a los demás

Todas las personas necesitan ayuda en algún momento de sus vidas; por lo tanto, al igual que uno recibe, también es muy importante dar al otro.

No solo se puede ayudar o compartir algo cuando te lo piden, sino también es posible hacerlo cuando tú mismo te das cuenta de que alguien necesita ayuda o porque,  simplemente, te sientes con predisposición a ello.

Ambas formas brindan numerosos beneficios: te harán sentir mejor tanto a ti mismo como a los demás, mejorarás las relaciones interpersonales y conseguirás desarrollar una mayor empatía para comprender a los demás y evitar molestarte cuando algo no te parece.

Intervenciones para el comportamiento agresivo

Es necesario acudir a un profesional de la salud mental cuando el comportamiento agresivo es incontrolable, afecta a diversos ámbitos de la vida (familiar, social, laboral, etc.), sucede con frecuencia y causa muchos problemas interpersonales.

En el espacio terapéutico la persona podrá, entre otras cosas, examinar esas situaciones que detonan su agresividad, practicar nuevas formas de afrontarlas, desarrollar habilidades de regulación emocional y aprender a comunicarse de manera asertiva y no agresiva.

Tipos de intervención

Existen diferentes intervenciones para el comportamiento agresivo, entre ellas, se pueden destacar las siguientes que, según los estudios, han conseguido resultados favorables en algunos casos de este tipo.

Terapia cognitiva-conductual

Esta intervención se centra sobre todo en las dificultades para la autorregulación emocional y la resolución de problemas sociales que están vinculados con el comportamiento agresivo, así lo señalan diferentes profesionales de la salud en un artículo publicado por Journal of child and adolescent psychopharmacology.

También afirman que las técnicas más usadas dentro de este enfoque influyen la identificación de los antecedentes y las consecuencias del comportamiento agresivo, el aprendizaje de estrategias para identificar y regular la agresividad, la resolución de problemas, la reestructuración cognitiva y el modelado de comportamientos socialmente apropiados.

Terapia psicodinámica

De acuerdo con un artículo publicado en 2018 por el BJPsych Advances el enfoque dinámico tiene como objetivo fomentar el desarrollo de una función psíquica que le permita al paciente experimentar y tolerar la pérdida, el remordimiento, la preocupación y la empatía, y aprender a insertar el sentimiento y el pensamiento entre el impulso y la acción agresiva.

Los autores del artículo resaltan también que, aunque los determinantes inconscientes son relevantes, las interpretaciones de los pensamientos, fantasías, afectos y motivaciones se utilizan con mucho cuidado; ya que el paciente las puede malinterpretar.

Terapia grupal

Una publicación de la Revista International journal of group psychotherapy apunta que la intervención grupal permite a las personas aprender de otros que tiene las mismas dificultades. Además, les ayuda a practicar y mejorar las habilidades interpersonales y a obtener retroalimentación de los miembros del grupo.

Como señala un trabajo desarrollado en la Universidad Señor de Sipán en 2019, este tipo de terapias suelen tener tres componentes básicos:

  • Cognitivo: los participantes del grupo aprenden que la ira, la frustración y el estrés son experiencias universales.
  • Emocional: los miembros del grupo aprenden a aceptar y procesar la angustia de no saber cómo gestionar la agresividad. También aprenden a procesar la emoción de la ira.
  • Conductual: las personas adquieren nuevas habilidades en contextos interpersonales que pueden imitar las situaciones en las que se produce su ira.

Todas estas intervenciones deben estar a cargo de un profesional de la salud mental. Gracias a ellas, una persona con comportamientos agresivos puede aprender a regular sus emociones y comprender por qué surgen estos patrones conductuales tan disfuncionales.

¿Cuándo pedir ayuda si no se puede evitar el comportamiento agresivo?

Recuerda que lo que hemos descrito aquí son tan solo recomendaciones que podrían no servirte ante una situación complicada de violencia y/o comportamiento agresivo. Por esta razón, lo mejor es que acudas a un psicólogo o psiquiatra en busca de ayuda si consideras que tú o una persona cercana tiene un problema de agresividad que no puede resolverse con este tipo de acciones.

 

Fuente: mejorconsalud.as.com

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