El síndrome de Reiter, una infección cuya causa está muy
relacionada con las relaciones sexuales sin protección. De hecho, este síndrome
se considera un síndrome secundario de enfermedades como
la clamidia y suele aparecer, sobre todo, en hombres de más de 40
años.
VIH, virus del papiloma humano, gonorrea, sífilis… estas
son algunas de las infecciones de transmisión sexual más conocidas y más
frecuentes pero no son las únicas. Entre las menos conocidas se encuentra
el síndrome de Reiter, una infección cuya causa está muy
relacionada con las relaciones sexuales sin protección. De
hecho, este síndrome se considera un síndrome secundario de enfermedades como
la clamidia y suele aparecer, sobre todo, en hombres
de más de 40 años.
Tal y como explican Maria
José González-Beato Merino y su equipo del Servicio de
Dermatología del Hospital General Universitario Gregorio Marañón, en el
documento Síndrome
de Reiter, “es una respuesta inmunológica del huésped a una
infección gastrointestinal o genitourinaria; se caracteriza por la tríada
artritis-uretritis-conjuntivitis. En un 50% de los casos se asocia a
alteraciones mucocutáneas”.
La manifestación articular más frecuente es una
“oligoartritis aguda. Es normalmente asimétrica, dolorosa y de carácter
aditivo, con afectación de nuevas articulaciones en varios días”, explican los
autores.
Cuando afecta a las articulaciones metatarsianas e
interfalángicas puede producir lo que parecen “dedos de salchicha” y
un 54,7% de los pacientes desarrolla una sacroileítis, normalmente asimétrica,
y un 22,15% una espondilitis.
Otras manifestaciones se deben a tendinitis y
fascitis, que “están presentes en el 10-22% de los pacientes y son, entre
otras, la tendinitis aquílea con dolor en el talón, fascitis plantar y dolor
torácico y de espalda”.
Un 50% padece alteraciones oftalmológicas siendo la más
habitual la conjuntivitis, que suele ser asintomática y transitoria.
Otros síntomas son que aparecen los primeros días o semanas
tras comenzar la infección son:
- Dolor
o dificultad a la hora de orinar, produciéndose una
secreción uretral en el hombre y cervicitis en la mujer. Además, la cistitis,
la hematuria y la proctitis pueden estar
presentes.
- Es
frecuente, además, la presencia de dolor en el extremo del pene,
los escalofríos o el aumento en la frecuencia urinaria.
Se trata de una infección que suele desaparecer en
unas pocas semanas aunque también puede prolongarse
meses.
Es importante señalar que, en algunos casos,
“los síntomas pueden volver a manifestarse pasados los años y
esto sucede en la mitad de las personas que padecen la enfermedad”.
En raras ocasiones, pero posibles, “se producen
repercusiones en el ritmo cardiaco o en la válvula aórtica del corazón”.
¿Cómo sé que tengo síndrome de Reiter?
Los especialistas no disponen de exámenes
específicos para diagnosticar este síndrome. Sin embargo, las
pruebas que ayudarán a confirmar la existencia del síndrome incluyen un
análisis de los factores de riesgo, posibles antecedentes del paciente de
infecciones de transmisión sexual y una exploración física que
muestre signos de conjuntivitis o úlceras cutáneas.
Como señalan los expertos del Hospital Gregorio Marañon,
“es muy importante el antecedente, unas semanas antes, de cualquier síntoma de
infección intestinal o genitourinaria, así como los contactos sexuales”.
Además, “conviene realizar una toma del exudado uretral ya que muchas veces la
uretritis es asintomática”.
Tratamiento del Síndrome de Reiter
Según explican los expertos en Dermatología, actualmente “no
hay un tratamiento específico para el síndrome”, pero sí para las
manifestaciones clínicas. Así, en la artritis “se emplean los antiinflamatorios
no esteroideos, y en el caso de resistencia a éstos, se pueden emplear
agentes inmunosupresores como corticoides sistémicos, metotrexate y
azatioprina”.
En estos casos otros agentes como la sulfasalacina,
mesalamina o la acitretina “también se han mostrado eficaces”.
En las tendinitis y otras enfermedades entéricas “pueden
emplearse corticoides intralesionales”. La terapia física es importante
para mantener la movilidad y prevenir la fibrosis articular.
La conjuntivitis “sólo requiere tratamiento
sintomático” si bien la uveítis requiere una evaluación temprana por
un oftalmólogo para evitar secuelas importantes.
Las lesiones de la boca generalmente no
requieren tratamiento. La uretritis, informan, “se
trata con tetraciclinas y eritromicina durante 2 semanas, o según el agente
causal, si se aísla”.
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