Escrito por Gabriela
Matamoros
Si bien todos anhelamos estar rodeados de personas que irradian energía positiva, es inevitable encontrarnos con individuos que se victimizan. Aprende a identificarlos a través de las frases que suelen utilizar.
¿Cuántas veces hemos escuchado expresiones como «Todos
están en mi contra», «Siempre me pasa a mí» o «Es que no me entiendes»?
Probablemente, en incontables conversaciones con amigos o familiares.
Estas frases, a menudo utilizadas por personas que se
victimizan, sirven como indicadores de un patrón de comportamiento que puede
influir de manera negativa en las relaciones interpersonales.
Todos anhelamos rodearnos de personas que nos contagien con
su energía positiva y nos brinden bienestar emocional. Aunque no estamos
exentos de encontrarnos con individuos victimistas, podemos aprender a
establecer límites y adquirir estrategias para comunicarnos con ellos. Si
te interesa explorar más sobre este tema, te invitamos a seguir leyendo.
¿Por qué algunas personas se victimizan?
Es normal experimentar altibajos en la vida. Pese a que
preferiríamos que todo saliera según lo planeado, resulta inevitable
encontrarse con obstáculos en el camino.
Frente a ellos, la actitud ideal sería levantarse y seguir
adelante con determinación. Sin embargo, algunas personas se aferran al
sufrimiento y magnifican sus problemas. En lugar de afrontarlos con
resiliencia, buscan atribuir la responsabilidad a los demás.
Esta perspectiva puede influir en varios aspectos de su
vida, incluidas las relaciones interpersonales, el desempeño laboral y la
salud. Pero, ¿a qué se debe? De acuerdo con una
investigación publicada en Frontiers in Psychology, esta
mentalidad tendría causas en lo siguiente:
- El abuso emocional o físico.
- La
traición de alguien cercano.
- El
rechazo social en un punto crítico de la vida.
Además, existen otras razones que pueden haberles llevado a
desarrollar el victimismo como un mecanismo de defensa:
- Experimentar
traumas en el pasado.
- Vivir
situaciones negativas sobre las que no tenían control.
- Haber sido sobreprotegido en la infancia y, por lo
tanto, privado de la oportunidad de enfrentar desafíos y aprender de sus
errores. O, por el contrario, haber tenido cuidadores negligentes.
¿Cómo identifico a alguien que se hace la víctima?
Las personas que se victimizan suelen recurrir a una
variedad de conductas, las cuales pueden haber sido aprendidas, establecidas o
adoptadas por conveniencia. Esto lo hacen con el propósito de resaltar su
posición de vulnerabilidad y obtener atención emocional. Por ejemplo:
Se sienten insatisfechos con su vida. En paralelo, tampoco
se esfuerzan por cambiar eso que les incomoda.
Recurren a la manipulación emocional. El chantaje y la
lástima son sus aliados para obtener lo que quieren de los demás.
Sienten rencor y resentimiento hacia los demás.Con
frecuencia, es una consecuencia de comparar su vida con la de quienes lo
rodean.
Tienden a culpar a los demás por sus problemas y
dificultades. En parte, lo hacen con el fin de no asumir la responsabilidad por
sus acciones o decisiones.
Buscan de forma constante la validación de los demás. A
menudo, recurren a expresiones dramáticas o exageradas para llamar la atención
sobre sus problemas.
Sienten que su vida gira en torno a los demás y descuidan
su propio bienestar. Esta visión distorsionada de la realidad les impide
comprender que en las relaciones saludables se deben practicar actos de
servicio mutuos.
En el caso de las personas que luchan contra el alcoholismo
o el consumo de sustancias, la victimización perpetúa la espiral de la
adicción, puesto que se sienten impotentes para cambiar sus circunstancias.
Presta atención a las frases que dice una
persona que se victimiza
Se requiere un historial más extenso de interacciones para
empezar a sospechar que alguien tiene una mentalidad victimista. En este
contexto, vale la pena aclarar que el hecho de que alguien la haya
adoptado no implica que sea una mala persona o que busque hacer daño al resto.
Como hemos mencionado, hay diversos factores que pueden
conducir a la victimización, como una baja autoestima, el rechazo social,
involucrarse en una relación poco saludable o haber sido traicionado en el
pasado. Lo principal es aprender a identificar estos comportamientos,
así como las frases que podrían delatar esta actitud, con el fin de ofrecer
apoyo.
1. «Siempre me pasa a mí»
¿Se dañó el auto el día que tenías una reunión importante
en el trabajo? ¿Retrasaron el vuelo de tus vacaciones? ¿Perdiste las llaves de
la casa? Sin duda, tienes que haberte enfrentado a escenarios similares en
diversas ocasiones.
En el día a día, siempre hay la mínima posibilidad de que
algo malo ocurra y, por desgracia, nadie está exento. Sin embargo, en
la mente de un victimista, cualquier contratiempo es una confirmación de su
mala suerte.
La vida siempre parece estar en su contra, y en lugar de
reconocer su propio papel en la creación o resolución de los problemas, se
sienten impotentes para cambiar su situación. La atribuyen a factores externos
o a la mala suerte.
2. «Es que nadie me entiende»
Esta es otra de las frases más populares entre las personas
que se victimizan. Si bien la búsqueda de comprensión de nuestras experiencias
y emociones es válida, hay que reconocer que cada individuo las percibe de
manera distinta.
No podemos esperar que un familiar o amigo entienda al 100
% lo que nos sucede, ni tampoco que «se pongan en nuestra propia piel». Lo que
te ahoga en un vaso de agua, al otro puede que no.
Por lo general, el victimista se aferra a la
creencia de que nadie puede entender sus luchas, lo que genera distancia
emocional en sus relaciones interpersonales. Esto podría llevarlo a
sentirse más aislado y desamparado, y alimenta con ello el ciclo de la
victimización.
3. «No es mi culpa»
A menudo, las personas con mentalidad de víctima tienden a
evitar asumir la responsabilidad de sus acciones y decisiones. Por ejemplo, si
reciben una multa en el trabajo por llegar tarde, pueden culpar a factores
externos o la antipatía de su jefe en lugar de reconocer su impuntualidad.
De manera similar, si rompen la confianza de alguien al
revelar un secreto, pueden negar su responsabilidad en el daño causado y
justificar sus acciones de alguna manera.
En este contexto, es importante entender que
aceptar nuestras acciones y aprender de ellas nos permite crecer y
fortalecernos. Como consecuencia, se fomenta una mayor autonomía y resiliencia
en nuestras vidas.
4. «Todo el mundo está en mi contra»
Imaginemos que tienes una amiga llamada Fernanda. Durante
los últimos meses, ha enfrentado una serie de contratiempos en su vida: perdió
su trabajo en la empresa en la que había laborado por más de cinco años y ahora
se enfrenta a dificultades financieras por deudas acumuladas. Hace poco,
además, tuvo una discusión con su pareja, quien le pidió tiempo para
reflexionar sobre su relación.
Cuando te sientas a charlas con ella, te das cuenta de que
su narrativa está cargada de pesimismo y desánimo. Llega un punto en el que
puedes sentirte abrumado, ya que cada incidente de su vida parece sacado de una
tragedia.
Desde la perspectiva del victimista, cualquier revés se
interpreta como una señal de que el universo conspira en su contra. Esta
mentalidad puede conducir a un aumento del resentimiento y la desconfianza
hacia los demás, así como a una incapacidad para ver oportunidades en medio
de las dificultades.
5. «Nunca tengo suerte en el amor/trabajo/vida»
Cuando alguien repite esta frase con frecuencia, puede
indicar una percepción distorsionada de la realidad, en la que se enfoca solo
las experiencias negativas y descarta cualquier posibilidad de éxito o
felicidad.
omemos como ejemplo el caso de Pedro. Desde hace varios
años se queja de su «mala suerte» en el amor. En reuniones familiares, cuando
le preguntan sobre su vida amorosa, enumera los fracasos de sus relaciones
pasadas: «Es que Marta solo tardó 1 mes en romper mi corazón», «Virginia no
pudo soportar mi horario de trabajo y me dejó» o «¡Ah! Y ni hablar de Sofía que
siempre encontraba motivos para discutir».
En lugar de reflexionar sobre cómo sus acciones pueden
haber contribuido a los problemas con sus exparejas, desde su perspectiva
victimista, tiende a culparlas por no cumplir con sus expectativas o
atribuir el fracaso a la falta de suerte. Esta actitud prolongada puede
generar una sensación de impotencia y resignación, lo que dificulta la adopción
de medidas para mejorar su situación.
6. «De igual forma, a mí todo siempre me sale
mal»
Esta es otra de las frases clásicas expresadas por personas
que se victimizan. Enclaustrados en una perspectiva pesimista, cada
contratiempo los sumerge en un abismo del que parece no haber salida. Cuando
conversan sobre sus problemas con los demás, los magnifican e intentan mostrar
que han dado todo de sí para cambiar las cosas cuando, en realidad, no han
hecho nada para mejorar su situación.
Cultivar esta mentalidad también despierta sentimientos de
envidia hacia los demás. Al verse incapaces de alegrarse por los logros de
otros, optan por criticarlos con severidad, en lugar de reconocer sus méritos y
esfuerzos. Con una autoestima deteriorada, se ven a sí mismos como incapaces de
alcanzar sus metas o de enfrentar nuevos desafíos.
7. «Para ti, es muy fácil decirlo»
Esta expresión tiene una esencia similar al de «Es que
nadie me entiende». Con ella, las personas que se victimizan intentan
transmitir la idea de que los demás no han experimentado las mismas
dificultades que ellos y, por lo tanto, no pueden ofrecer un consejo válido que
les ayude a subsanar su situación.
8. «Te enojas conmigo por nada»
Ilustrémoslo con la siguiente situación: dos amigos, Ana y
Juan, discuten sobre un proyecto de la universidad en el que trabajan juntos.
Ana siente que Juan no hace su parte del trabajo y le manifiesta su
preocupación de manera directa, pero respetuosa. En lugar de aceptar su crítica
y reflexionar sobre su contribución al proyecto, Juan responde con la frase
«¡Ay, ya! Siempre te enojas conmigo por nada».
Al expresarla, está implicando que su amiga
exagera su reacción o que el motivo de su enfado no es válido. Esto
puede ser una táctica para evitar enfrentar la realidad de sus acciones o para
manipular la percepción de la situación en su favor.
9. «Tengo que hacer una escena para que me
prestes atención»
Analicemos el caso de Laura, quien a menudo siente que su
pareja, Miguel, no le presta suficiente atención. Durante una reunión social,
mientras conversan sobre su vida juntos, ella comienza a expresar sus quejas de
manera exagerada con el fin de buscar una reacción de Miguel.
En el camino de regreso a casa, Miguel le pregunta el
porqué de su malestar, y ella responde: «¿Ves cómo tengo que hacer una escena
delante de nuestros amigos para que me prestes atención?». Con esta
declaración, Laura manifiesta su resentimiento y refuerza la creencia de que
solo a través del conflicto puede sentirse escuchada.
Esta frase sugiere que quien la dice siente la necesidad de
dramatizar una situación para captar la atención de los demás, en especial,
cuando se perciben ignorados o infravalorados.
10. «A nadie le importo»
Todos experimentamos momentos de malestar emocional, pero
esto no significa que no seamos valorados o queridos. A menudo, esta sensación
de falta de interés puede estar influenciada por una percepción distorsionada
de la realidad.
Cuando una persona hace esta afirmación, busca
validar su sensación de falta de apoyo emocional o atención por parte de los
demás. Además, implica una percepción de soledad y abandono, lo
que refuerza su narrativa de víctima.
Consejos para comunicarse con una persona que
se victimiza
Después de revisar estas frases que suelen delatar a las
personas que se victimizan, es posible que hayas pensado en alguien en
particular. Sin embargo, debes comprender que esta mentalidad, aunque
arraigada en la identidad de alguien, puede modificarse.
En este sentido, establecer límites resulta fundamental, ya
que ayuda a fomentar un entorno más saludable y a evitar la perpetuación de
patrones de comportamiento dañinos. Aquí te proporcionamos algunos consejos que
te ayudarán a comunicarte con estas personas:
1.
Practica la escucha activa y
no cedas ante posibles manipulaciones.Es el primer paso para no perder la
compostura frente a ellos.
2.
Anímala a recibir atención psicológica. El
acompañamiento de un profesional la ayudará a despojarse de ciertos
comportamientos que ha normalizado.
3.
Si decide ir a terapia, acompáñala en el
proceso. Puede que los cambios no sean inmediatos, pero, mientras
tanto, destaca sus logros. Recuérdale cuánto la aprecias y valida sus
sentimientos.
4.
Sé empático y no juzgues sus acciones.
Reconoce que, con probabilidad, ha enfrentado acontecimientos dolorosos en su
pasado y su comportamiento forma parte de un mecanismo de defensa.
5.
Sé un modelo a seguir.
Demuestra con tu propio comportamiento cómo afrontar los problemas de manera
asertiva y responsable. Enseña que es posible superar obstáculos sin adoptar
una mentalidad de víctima.
6.
Instaura límites claros. Aunque la persona
pueda sentir que la defraudas porque no cedes a sus deseos ni sientes compasión
por su «sufrimiento», recuerda que cuidar tu bienestar emocional siempre será
una prioridad.
7.
Ayúdala a pensar en posibles formas de
alcanzar sus objetivos. Por ejemplo, si tiene dificultades para
iniciar una nueva relación, podrías decirle: «Entiendo que puede ser frustrante
no encontrar alguien que cumpla con tus expectativas. ¿Cómo sería tu pareja
ideal?» De acuerdo con su respuesta, podrías sugerirle ceder ante ciertos
estándares. De esta manera, fomentas que se dé cuenta de que tiene las
capacidades para mejorar un aspecto de su vida.
Recuerda detectar a tiempo a estas personas
Las frases presentadas ofrecen una herramienta útil para
identificar a las personas que se victimizan. Es importante no normalizar este
tipo de actitudes y buscar formas de comunicarse de manera asertiva con
aquellos que las expresan.
Recordemos que nadie nace con esta mentalidad, sino que se
adquiere a través de experiencias sociales, como la influencia familiar o
traumas pasados. Sin embargo, es fundamental recordarles a estas
personas que tienen el poder de superarla.
Por medio de límites saludables y al fomentar la
comunicación abierta y honesta, tanto nosotros como los demás podemos
empoderarnos para construir relaciones más sólidas y saludables.
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