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Narcotráfico y política: la traición silenciosa a los líderes naturales


 Por José Alberto Blanco 

En cada barrio, en cada distrito municipal, en cada municipio, en cada provincia y en cada circunscripción hay voces que nacen del compromiso, no del dinero. Son líderes naturales: madres que organizan centros de madre, comités escolares, hombres que organizan asociaciaciones campesinas, juntas de vecinos, profesionales que se organizan en sus gremios, jóvenes que movilizan brigadas de limpieza, adultos mayores que custodian la historia local, ciudadanos que participan de clubes de servicio, sociales o deportivos. Son ellos quienes deberían encabezar nuestras instituciones. Sin embargo, una sombra se extiende sobre la política dominicana: el narcotráfico.

No se trata solo de paquetes de droga interceptados en puertos. Se trata de candidaturas financiadas con dinero sucio, de estructuras partidarias que se arrodillan ante el crimen organizado, de comunidades que ven cómo sus referentes éticos son desplazados por figuras que compran votos y silencios.

El narcotráfico castra las aspiraciones legítimas. ¿Cómo compite un líder comunitario con un candidato que reparte electrodomésticos, paga fiestas y promete empleos desde el poder delictivo? ¿Cómo se sostiene la esperanza cuando el mensaje es claro: “¿Si no tienes padrino, no llegas”?

Esta distorsión no solo corrompe la política. Desmoraliza. Desvía a la juventud. Destruye el tejido social. Y lo más grave: normaliza el delito como vía de ascenso.

Desde cada rincón del pais donde aún se cree en la palabra, debemos levantar la voz. Defender la ética no es ingenuidad: es resistencia. Es hora de blindar las instituciones, de exigir transparencia en el financiamiento político, de proteger a quienes lideran desde el servicio y no desde el miedo.

En los últimos cinco años, al menos una decena de políticos dominicanos han sido vinculados formalmente al narcotráfico o al lavado de activos, incluyendo diputados, regidores y alcaldes. Estos casos evidencian cómo el crimen organizado ha infiltrado estructuras partidarias y electorales.

Esta situación tiene Implicaciones directas.

- Financiamiento de campañas con dinero ilícito, lo que distorsiona la competencia electoral.

- Protección institucional a redes criminales, que dificulta la acción del Ministerio Público.

- Desplazamiento de líderes comunitarios auténticos, que no pueden competir con estructuras financiadas por el crimen.

La República Dominicana merece una política que honre a sus comunidades, no que las traicione. Y esa transformación empieza por visibilizar a los líderes naturales, por devolverles el espacio que les pertenece.

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