La gran pregunta que nos hacemos hoy es: ¿quĆ© estĆ” pasando? Lo peor del caso es que para ella no tenemos respuesta alguna. Nadie quiere hacer nada.
Nadie quiere asumir responsabilidad. La mayor parte de la gente actúa solo por interés, la mayor parte de la gente lo que quiere es que le resuelvan.
Pero resulta que eso es lo que quieren los poderosos, que creamos que no hay solución, que todo estÔ echado a perder, pues mientras mantengan esa situación, no habrÔ ningún tipo de respuesta.
Necesitamos un ensayo de democracia participativa donde tengamos una mentalidad democrĆ”tica, donde haya una participación real y protagónica de todos y todas; donde el ejercicio constante de la democracia sea el sello distintivo de nuestras acciones. Donde el partido sea verdaderamente popular, que defienda los derechos de los oprimidos, que intente realizar los cambios sociales necesarios, que cambien todo tipo de dictadura y poderes opresores, que luchen por la independencia económica del paĆs, un pueblo sin utopĆa es un pueblo condenado al fracaso.
En los momentos actuales no tenemos ningĆŗn tipo de cuestionamiento al sistema, y ellos podrĆ”n seguir diciendo: “Esto tiene que seguir igual”, pero no, llegó el momento de decir que no, que no estamos conformes con las cosas tal y como estĆ”n, que no estamos dispuestos a seguirles el juego, que el pueblo tiene su propia voz y que en los momentos actuales necesitamos:
mayor educación para el pueblo.
Que no le den cosas a la gente (una tarjeta, bono luz, bono gas) sin que se creen unos programas donde la gente gane lo que necesita.
Que la justicia funcione realmente.
Que los diputados, senadores y demÔs autoridades entiendan que allà se va a servir, no a servirse de eso. Necesitamos volver al campo a poner a parir la tierra.
Necesitamos unos medios de comunicación al servicio del pueblo, no de las autoridades de turno.
Necesitamos una mejor distribución de las riquezas del paĆs.
¡ PUEBLO, LEVĆNTATE! ¡PUEBLO, RESUCITA!
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