En esta semana me he dedicado a releer los dos documentos más avanzados de la Iglesia en América Latina y a decir verdad las cosas están bien clara de lo que debemos hacer como Iglesia. |
En Puebla (1134) dicen afirmamos la necesidad de conversión de toda la Iglesia para
una opción preferencial por los pobres, con miras a su liberación integral. Los pobres
son no solo los que carecen de bienes materiales, sino también en el plano de la dignidad
humana, carente de una participación social y política.
La denuncia profética de la Iglesia y sus compromisos concretos con el pobre les han traído
persecuciones y vejaciones de todo tipo, siendo los pobres las primeras víctimas de esas
vejaciones. Pero no todos en America Latina se han comprometido con los pobres y no
siempre nos preocupamos y somos solidarios con ellos.
Nos acercamos al pobre para acompañarlo y servirlo, hacemos lo que Cristo nos enseñó,
pues él supo hablar al corazón de los pobres, los liberó del mal y les abrió los ojos a un nuevo
horizonte de la liberación total del ser humano.
como Iglesia defendemos el derecho fundamental de crear organizaciones para defender y
promover sus intereses y para contribuir responsablemente el Bien Común.
El compromiso con los pobres y los oprimidos y el surgimiento de las Comunidades Eclesiales
de Base han ayudado a la Iglesia a descubrir el potencial evangelizador de los pobres, quienes
están comprometidos en el servicio para hacer realidad el Reino, aquí y ahora. Los pobres son
sujetos de su propia liberación. Los pobres son el lugar privilegiado para encontrarnos con el Dios Liberador.
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