Un país sin estadísticas cojea en la racionalidad. Un Estado sin datos es ineficaz.
Por décadas, los gobiernos dominicanos han desdeñado los censos nacionales; se han retrasado en la realización y la calidad de la información ha sido con frecuencia cuestionada. El ejemplo más reciente fue el censo correspondiente al año 2000. Se realizó en el 2002 y sus resultados fueron cuestionados en aquel momento.
En el 2010 existió la esperanza de que el gobierno dominicano destinara los recursos necesarios para la realización del censo en un tiempo prudente y con calidad.
El Ministerio de Economía, Planificación y Desarrollo hablaba entonces de la Estrategia Nacional de Desarrollo 2010-2030, y los organismos internacionales confiaban en dicho plan para su programación. Esta estrategia depende para la realización y evaluación de datos estadísticos confiables sobre la población del país.
A pesar de su importancia para el desarrollo, el Censo Nacional de Población y Vivienda 2010 se encuentra entrampado en la ineficacia del Estado Dominicano.
Los datos, por suerte, se recolectaron justo antes de finalizar el año 2010, pero surgieron controversias con el pago a los empadronadores, y luego, por falta de recursos económicos, la Oficina Nacional de Estadísticas (ONE) se ha retardado en la preparación de la base de datos y la publicación del compendio estadístico.
El costo total del Censo 2010 se estima en unos 1,200 millones de pesos. De esos, la mayor parte se utilizó en los trabajos de preparación y recolección de la información. Ahora falta que el gobierno disponga los fondos restantes para completar el análisis.
Se sabe que el gobierno se encuentra en una situación económica difícil por los requisitos establecidos en el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) para cumplir con las obligaciones de pago por la deuda externa dominicana. Pero esta no debe ser excusa para que las autoridades dilaten la publicación del Censo 2010.
Si no hay fondos internos, entonces al gobierno dominicano que gestione ayuda con gobiernos amigos y agencias internacionales. De hecho, la mayor parte de los recursos que se han utilizado en el Censo 2010 provinieron de una gran donación de Taiwán.
El gobierno dominicano no sólo tiene una obligación con el país para completar el Censo 2010, sino también una responsabilidad ante otros gobiernos y organismos internacionales que han aportado recursos vía donaciones o préstamos blandos.
En República Dominicana siempre hay muchos incrédulos del censo. En unos predomina la idea de que los censos no se realizan bien, y otros no comprenden la importancia de los datos.
Ningún censo es perfecto, siempre hay márgenes mayores o menores de sub-registro. Por encuestas realizadas después de recoger la información del Censo 2010, parece ser que la cobertura fue aceptable. Pero aún hubiera grandes errores, hay que publicar los resultados para constatar las fallas.
Conocer la magnitud, la composición y las características de la población dominicana es importante para los ministerios del gobierno central, los gobiernos provinciales y municipales, los legisladores, las organizaciones de la sociedad civil y las instituciones educativas.
Todos deben unir esfuerzos para que en pocos meses el país pueda contar con los resultados del Censo 2010.
Para el presidente Leonel Fernández, tener los resultados prontamente sería muestra de su compromiso con los decretos que establecieron la importancia del censo, con los donantes internacionales, y sobre todo, con el desarrollo nacional.
Hay que pasar de las palabras a los hechos. Se necesitan datos vitales de la población dominicana para conocernos mejor, para constatar cuán bien o mal andamos como país, para planificar y alcanzar metas tangibles de progreso para la ciudadanía.
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