Siempre hay una excusa para no crecer, para no avanzar y mejorar, pero más que nada siempre habrá una excusa para vivir en el pasado, recordando lo que fuimos y las personas que estuvieron, pero que ya no están.
No es tan fácil desprenderse de las vivencias y de quienes, de una u otra manera, formaron parte de nuestra vida, pero es necesario hacerlo... El pasado debe quedar atrás si queremos que nuestro presente sea diferente y mejor.
Lo que propongo en estas líneas no es olvidar lo que hemos vivido, pues, bueno o malo, ha contribuido con lo que hoy somos, es más bien sentirnos satisfechos y seguir mirando al frente. La idea es recordar esas vivencias y personas con la certeza que aportaron a nuestro crecimiento y que si no están en este momento es porque simplemente cumplieron su cometido y debemos desprendernos de ellos para que otras personas lleguen a enriquecernos más.
De nada nos sirve quejarnos por lo que pudo ser, esperar que vuelva lo que se fue o vivir en rencor por un daño recibido. La mejor opción es buscar la enseñanza, aprender de los errores, dejar los rencores que no conducen a ningún lado, mirar al frente y abrir las puertas a las nuevas oportunidades, pues debemos entender que el pasado queda a nuestras espaldas, el presente se vive en el ahora para construir un mejor futuro.
He escuchado a muchos lamentarse de lo que perdieron en el pasado y no se dan cuenta de que, al vivir en el pasado, se están perdiendo de un maravilloso presente.
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