Barcelona.- La obesidad y
el sobrepeso provocan unos daños en el hígado similares a los que produce un
consumo excesivo de alcohol, y que puede desembocar en cirrosis, pese a que el
paciente sea abstemio, según pone de manifiesto un estudio realizado por el
Instituto de Investigación Primaria Jordi Gol.
El denominado hígado graso es una enfermedad que crece
progresivamente en los países occidentales y puede alcanzar una prevalencia del
30 por ciento, y que se desencadena por factores asociados al síndrome
metabólico como son la obesidad, hiperglucemia, dislipemia e hipertensión
arterial.
El trabajo se ha desarrollado en
700 pacientes, con una medida de edad de 55 años, de los que la mitad no tenían
antecedentes hepáticos ni consumían alcohol en exceso, pero presentaban hígado
graso –detectado en una ecografía abdominal–.
“Los resultados muestran que
variables como la obesidad, el sobrepeso o la resistencia a la insulina van muy
ligadas a la presencia de hígado graso no alcohólico”, ha señalado el
investigador del Idiap Llorenç Caballería.
Adicionalmente, los investigadores
han constatado que esta enfermedad no afecta solo a personas adultas, sino que
puede producirse a cualquier edad, lo que “seguramente es debido al aumento de
la obesidad en las sociedades occidentales”.
EP
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