Este
mineral, participa en la formación de dientes y huesos, y
fosfolípidos, uno de los principales componentes de las membranas de las
células; la cual se encarga de transformar los alimentos en energía.
También, el fósforo participa
en funciones metabólicas del cerebro y del sistema nervioso además de
intervenir en la formación de numerosas enzimas y en el equilibrio del Ph
de la sangre.
Las necesidades diarias de fósforo son de 700 mg diarios, pero la
mayoría de las personas de países desarrollados consumen el doble. Si en el
organismo existe una deficiencia de fósforo, se produce deficiencia corporal,
dolor, poca resistencia a las infecciones, poca flexibilidad articular y falta
de apetito. Hay que tener en cuenta que un exceso de fósforo,
provoca problemas en los huesos.
Este mineral representa alrededor del 1% del peso total del
organismo y se puede encontrar tanto en alimentos de origen mineral,
como vegetal. Sabemos que debido al contenido de fósforo de los alimentos
y a los aditivos añadidos que contiene este mineral, resulta difícil
tener carencia de fósforo y sólo en casos especiales se
recurrirá a un suplemento, siendo el médico quien administre la dosis
adecuada.
Los alimentos ricos en fósforo son los siguientes:
Frutas
Coco, pasas de uva, ciruela seca, higos secos, dátil seco.
Verduras y hortalizas
Perejil, guisantes, alcachofa, champiñón, col, brotes de soja.
Frutos secos
Piñones, pistacho, almendra, cacahuete, castañas, nueces, almendra,
avellanas.
Carnes y embutidos
Sesos de ternera, hígado, pavo, pato, caballo, buey, lomo embuchado,
gallina, conejo, liebre.
Pescados, mariscos y crustáceos
Truchas langostinos, bacalao seco, gambas, lenguado, salmón, sardinas,
gallo mejillón, almejas, atún arenque, besugo.
Lácteos y derivados
Leche en polvo, todos los quesos,.
Cereales y derivados
Pasta, pan integral, avena, harina de trigo, arroz blanco e integral.
Legumbres
Garbanzos, soja en grano,
lentejas, judías, habas.
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