Por: Lic. Rafael Román
Feliz
Alguna vez nos hemos hecho las
siguientes preguntas: ¿Cómo es que un hombre tiene el poder de mantener en una
total concentración a una multitud al escuchar sus palabras?
¿Qué poder tiene un hombre para hacer que las personas le sigan
y hagan cosas bajo la inducción de sus palabras que después piensen y se
cuestionen por el resultado de sus acciones?
¿Qué nombre le damos a un grupo de personas que se inmolan (como
los terroristas), por una causa fruto del adoctrinamiento de un hombre?
Si has visto, o escuchado un caso como los antes mencionados
puede ser que hayas sido testigo, o te hayas adentrado a un típico, al
desarrollo de un tipo de histeria colectiva o de fanatismo religioso.
La comunidad internacional hace unos años quedó sorprendida con
un caso en Nueva York donde un grupo de mujeres estudiantes que de un momento a
otro tenían un sin número de síntomas como, arrebatos, capacidad motora
incontrolable, un lenguaje desquiciado entre otros, este caso bien se
diagnosticó como histeria psicogénica masiva.
Este trastorno más tarde pasaría a llamarse Trastorno de
conversión. Podemos leer sobre casos típicos de histerias como lo fueron:
En 1938, una adaptación de La Guerra de los Mundos fue
transmitida por la radio Columbia Broadcasting System, sin embargo, no fue
recibida como se esperaba, dirigido y narrado por Orson Welles, el episodio
salió al aire en medio de la tensión de los momentos que antecedían a la
Segunda Guerra Mundial. Algunos escuchas no sabían que se trataba de una
historia leída de ficción, y al encender la radio, creyeron que se trataba de
un boletín de noticias.
Apoderarse a una religión y tener un signo de exaltación, con
entrega de forma enérgica apasionada y desmedida, puede ser un gran problema de
fanatismo, tener ideaciones de convicciones doctrinarias profundas debe dar
lugar a un desenlace negativo en cualquier momento.
La neurosis compulsiva es fuerte en estos individuos, uno de los
puntos de vista que maneja la psicología en el fanático, es la ansiedad de
verse como un ente seguro, y es de lo cual se sienten inseguros, un fanático y
una persona que se encuentra en un espacio de histeria colectiva pueden llegar
a ser lo mismo.
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