MADRID.- Un equipo de cirujanos españoles llevó a cabo con éxito el
segundo trasplante de brazos de España y quinto en el mundo a un paciente de 41
años, que presentaba complicaciones tras haber sufrido graves quemaduras por
una electrocución.
En la
operación, que se desarrolló en el Hospital La Paz de Madrid durante doce
horas, participaron más de veinte profesionales, debido a la dificultad que
supone reemplazar el brazo por encima del codo.
Luis, el
receptor de los órganos, casado y con dos hijos, sufrió la amputación de los
dos brazos a la altura de la axila a causa de una grave quemadura eléctrica,
que le causó además otras heridas graves en el abdomen y las piernas.
El director
de la Organización Nacional española de Trasplante, Rafael Matesanz, explicó
hoy que se trató de un trasplante alogénico de tejidos compuestos, que consiste
en transferir bloques de tejidos vascularizados de las manos, la cara o la
pared abdominal, aunque el más común es el de brazos.
Matesanz ha
comentado que la metodología para este tipo de operaciones está “muy
protocolizada” y los pacientes se benefician en muchos aspectos.
Ha explicado
que antes de la cirugía, el paciente es sometido a una serie de evaluaciones
psicológicas, dada la complejidad de la operación y las repercusiones
psicológicas que la nueva vida pudiera tener para las personas intervenidas.
Al ser
considerado este trasplante de tipo experimental, es preciso la aprobación por
parte del comité de ética y de la mesa interterritorial.
Tras
numerosas pruebas, el equipo de médicos encontró un donante multiorgánico
válido, cuya identidad permanecerá en el anonimato por expreso deseo de la
familia.
Luis, que
tendrá que tomar una medicación durante el resto de su vida para combatir el
rechazo, fue elegido entre diez posibles candidatos a someterse a uno de los
trasplantes más complicados.
En este
momento no tiene funcionalidad y no puede moverse ya que las cicatrices en los
brazos todavía están en proceso de curación, pero el jefe de Cirugía de La Paz,
César Casado, prevé que dentro de un máximo de seis meses podrá “flexionar” los
codos, y, en algo más de un año, usar las manos.
“Hay que
prestar mucha atención a la carga inmunológica que lleva la operación”, destacó
Casado, tras comentar que es muy probable que el paciente pueda todavía tener
dificultades con la adaptación de los miembros implantados.
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