Ante el mal clima en el trabajo hay dos salidas:
hacer algo o aceptarlo
¿Qué nos quita las ganas de trabajar y cómo
podemos solucionarlo? De acuerdo con el holandés Mikah de Waart, experto en
motivación laboral y personal, de la respuesta a esta pregunta depende que una
persona supere uno de los más frecuentes males de hoy: la desmotivación
laboral.
A pesar de que todos pueden tener un mal día, vivir inmersos en un
ambiente de desmotivación y apatía afecta el desempeño en el trabajo, señala De
Waart.
Para este experto, una de las causas principales de desequilibrio
emocional y de desmotivación laboral consiste en trabajar, día tras día, sin
conseguir los objetivos marcados por la empresa o el empleador, "lo cual
nos conduce al miedo, porque pensamos que quizá nuestro puesto esté en
peligro".
"En el plano personal, esta situación nos hace sentir poco
exitosos y en ocasiones fracasados", señala De Waart, quien para
solucionarla propone que la gente se asegure de que los objetivos que le fijen
sean "concretos, realistas y ambiciosos, y se definan tanto en equipo como
de forma individual".
Establecidos unos objetivos razonables, es necesario convertirlos luego
en metas mensuales y semanales, en cuya consecución el trabajador debe poner
todo su interés y energía.
La clave es el ambiente
Otro factor desmotivador es la falta de un buen ambiente entre los
empleados, lo cual suele ocurrir por la falta de comunicación y colaboración
entre los equipos, que generan las presiones empresariales. A la larga esto
puede acarrear estrés y problemas personales.
La solución, señala el experto, cruza por establecer diálogos con los
compañeros acerca de lo que se percibe en el ambiente laboral y pedir
iniciativas para mejorar las relaciones entre todos. Lo ideal es hacerlo en una
reunión en la que, para empezar, se valore de 1 a 10 el ambiente y luego se
propongan y discutan soluciones para cambiar las cosas.
De acuerdo con De Waart, utilizar números permite "detectar el
ambiente sin culpabilizar a nadie, y al preguntar cómo puede ser mejorado, se
obliga a los asistentes a mirar hacia delante y a responsabilizarse de la
situación y de los resultados", remarca.
El experto insiste, además, en la necesidad de que haya recompensas de
tipo emocional en el trabajo, es decir que los empleadores presten atención y valoren
el trabajo de la gente. "La mayoría de jefes cree que la única recompensa
reside en el sueldo de fin de mes, no piensan en los esfuerzos que hacen los
empleados", afirma De Waart.
E insiste en que no ser reconocido es una de las quejas más frecuentes
entre los trabajadores. "No tenemos que esperar el reconocimiento de los
demás, sino obtener nuestra satisfacción personal de haber realizado nuestro
trabajo de la mejor manera posible, de conseguir resultados y de ver que los
clientes están satisfechos con nuestro servicio", afirma.
Claves para trabajar con ganas
Relación conflictiva o distante con el jefe: pregúntele qué opinión
tiene sobre usted, y a partir de lo que responda, pregúntele qué podría hacer
para mejorar la relación o esa opinión. Es mejor saber claramente qué se piensa
de uno en vez de suponer.
Preocupación por la situación de la empresa: intente averiguar cómo puede apoyar a la empresa
para que supere los tiempos difíciles, más allá de lo que ya hace en su
trabajo. Si las cosas no mejoran, empiece a buscar opciones fuera de ella en
lugar de hacerse un mal ambiente.
Tareas monótonas y aburridas: busque responsabilidades
más allá de su área de trabajo o involúcrese en nuevos proyectos. Esta forma de
actuar es, además, la mejor manera de obtener más experiencia y valor para la
compañía.
Trabajo en algo que no corresponde con mi
vocación: que para
usted sea importante el salario y la estabilidad laboral, no impide que pueda
dar sus primeros pasos cultivar su interés personal, aunque sea de forma
voluntaria, con amigos o algunos pocos clientes. Esa es la forma de lanzarse. Y
es gratificante.
No progreso en la empresa como debería: en este caso conviene
hacerse una serie de preguntas para las que solo uno mismo tiene respuesta: ¿Me
he marcado mis objetivos de forma clara? ¿Los demás conocen mis objetivos y me
han comentado si son realistas o no? ¿He elaborado un plan de acción? ¿Lo estoy
siguiendo? ¿Puedo hacer más cosas?
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