La República Dominicana se ha
convertido en uno de los sitios turísticos más visitados en las islas del
Caribe. Aunque el país es conocido por la belleza del mar, hay una zona que se
podría decir que lo tiene todo. Se trata de la Península de Samaná, localizada
a dos horas y media de la Capital por la nueva carretera desde el Aeropuerto
Internacional Las Américas.
La península de Samaná es un gran
destino turístico localizado al noroeste de la República Dominicana. Es una de
las 32 provincias del país y cuenta con impresionantes montañas y bosques
tropicales por donde corren ríos con aguas cristalinas. Muchos de ellos bajan
por espectaculares formaciones rocosas convirtiéndose en bellas cascadas.
También llama la atención las grandes extensiones cubiertas de palmas de coco.
Además de las delicias de la
naturaleza, desde Samaná se puede disfrutar cada año, especialmente desde
diciembre hasta marzo, un hermoso ritual: la reproducción de las ballenas
jorobadas. La ballena jorobada, es una especie protegida y una de las favoritas
por los observadores de todo el mundo debido a sus acrobacias. Es un hermoso
espectáculo que todos los años ocurre en la bahía llamada Gran Bahía Príncipe.
La ballena jorobada se destaca por
lograr un salto mostrando la cabeza y la cola. Otro atractivo es el canto de
los machos, con silbidos, mugidos y crujidos. Las manadas están formadas en
grupos de 3 y hasta 20 ballenas machos, que compiten por el derecho de
aparearse con una hembra fértil.
Su aleta caudal o cola es única y es
una de las formas de identificarla debido los colores en blanco y negro, que
resultan ser únicos en cada ballena. Las crías nacen después de una gestación
de 11 a 12 meses, miden al nacer unos 12 pies y pesan entre 2,000 y 3,000
libras. Las crías son alimentados por sus madres durante un año.
Además de las ballenas jorobadas,
por la bahía desfilan otros mamíferos marinos como el Cachalote o Ballena
Esperma, la Ballena Piloto de Aleta Corta, el Delfín Moteado, el Delfín de
Hocico de Botella y los manatíes.
En los meses de primavera, verano y
otoño, las ballenas jorobadas se mudan hacia las aguas frías del Atlántico
Norte, y en el invierno inician una larga travesía hacia los mares del trópico
para reproducirse y luego retornar a su casa.
Los turistas pueden abordar un bote
en la bahía y disfrutar de un espectáculo inolvidable, al contemplar de cerca
las acrobacias donde saltan para después precipitarse en el mar desde las
alturas. Es un espectáculo hermoso.
Otro sitio interesante es el Parque
Nacional Los Haitises, que en la lengua taina significa tierra alta o de
montaña. Esta región, está formada por un conjunto de mogotes o colinas con
alturas que oscilan entre 40 a 380 metros alternados por pequeños valles. En el
parque, compuesto por 58 isals, viven 360 especies de aves y en uno de los
mogotes, conocido como El Cayo de los Pájaros, abundan los pelícanos.
Los mogotes se encuentran cubiertos
de vegetación. En sus cuevas los recuerdos históricos y culturales de la raza
taina, están representados en numerosas cavernas. Aquí se destaca la cueva Boca
de Tiburón y en su interior corre un río –una gran atracción para los
visitantes– que desemboca en una pequeña y hermosa playa.
Navegando a través de aguas
tranquilas se puede visitar las cuevas de la Arena, la Línea y San Gabriel. Muy
cerca se encuentra The Cave of the Line, una ruinas de lo que fue la línea del
ferrocarril en Samaná y remanentes del puente que datan de 1920.
Entre las playas se encuentra la
Playa Rincón, donde desemboca el precioso río Caño Frio, Las Terrenas y el
popular Cayo Levantado. Según los historiadores, en 1690 un corsario inglés
llamado Jack Banister se sublevó contra las autoridades inglesas y se enfrentó
a dos fragatas desde un cayo, que más tarde se llamó Cayo Banister en su honor.
La Península de Samaná fue
descubierta por Cristóbal Colón en su segundo viaje, el 12 de enero de 1493, y
más tarde, el 21 de agosto de 1751, se fundó la ciudad de Santa Bárbara de
Samaná. El nombre original se escribe Xamaná y se refiere a una bella reina
indígena Ciguaya que vivió entre la Bahía de Samaná y Cayo Levantado.
Aquí tuvo lugar la primera
confrontación entre los nativos y los españoles. En esta zona vivían los indios
Ciguayos, un grupo de Arahuacos diferentes a los Tainos, quienes recibieron a
Cristóbal Colón con una lluvia de flechas. Fue de tal magnitud la rociada de
flechas que al Gran Navegante no le quedó otra alternativa que ‘poner pies en
polvorosa’. Es por eso que a esta zona se le llama también el Golfo de las
Flechas.
El camino a El Limón se hace a
través de la preciosa Sierra de Sanamá, donde se encuentra uno de los sitios
más bellos del país, la cascada El Limón, situada en un bosque tropical. Desde
el típico y familiar restaurante de Basilio y Ramona, situado al borde de la
carretera, se pueden hacer los arreglos para subir y bajar hasta la cascada.
La aventura es muy interesante y el
recorrido se hace en una hora. Los turistas deben montar en caballos y durante
el paseo se atraviesan aldeas típicas de criollos locales, hermosos ríos y una
vista de las montañas y de las playas cercanas. Si no sabe montar a caballo no
se preocupe, ellos se conocen el camino.
Después de dejar a los caballos
descansando en un restaurante, se camina por un intrincado sendero que los
llevará hasta los mismos pies de la imponente caída de agua. El recorrido dura
unos 30 minutos.
La cascada es impresionante, tiene
una altura de unos 40 metros desde la cima de la Sierra de Samaná y se puede
observar de cerca sus hermosas paredes cubiertas de vegetación y tres caidas de
agua que terminan en una piscina natural. Este es el sitio preferido por los
turistas para disfrutar de un baño refrescante y relajarse después de la
caminata.•
ejlezcano@carsntravel.com (El Nuevo
Herald)
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