SANTO DOMINGO, República
Dominicana.- El proceso contra el exministro de Obras Públicas Víctor
Díaz Rúa ha destapado no una olla, una caldera enorme de toda clase de
insectos.
Acusado de lavado de activos,
el antiguo funcionario carga ahora sobre sus hombros la denuncia de la fiscal
Yeny Berenice Reynoso de que la jueza a cargo, Margarita Cristo Cristo, tenía
elaborada la decisión del archivo del caso y que la redactaron nada más
y nada menos en un bufete de abogados. ¡Válgame Cristo!
La servidora pública dijo también
que esa magistrada es investigada por un soborno de un implicado en
narcotráfico y que ella (la fiscal) ha recibido presiones para que abandone el
caso, al punto incluso de que una persona se le sentó al frente y le dijo
que si no lo hacía la destituían.
Esa declaración está contenida en un
audio “filtrado” a un medio de comunicación. Quién lo mandó a ese canal y por
qué es el misterio que cuida Anubis en las lozas frías.
La audiencia celebrada a puertas
cerradas fue abandonada por Reynoso, quien rehusó ser parte de ese “circo”, así
bautizó la jornada.
La fiscal debe explicar a la
población quién la presiona para que desista. Debe dar su nombre e incluso
querellarse. Ella sabe más que nadie que el solo hecho de que un
ciudadano diga que es molestado no basta para que la justicia proceda.
Debe también decir quién es el
protector que tenía a Margarita Cristo Cristo en el caso Díaz Rúa
hasta que ayer acogió la recusación y se inhibió. Este país necesita todas las
cartas en la mesa, claridad.
La lucha contra la corrupción ha de
ser transparente, firme, creíble. No puede dar pie jamás a que los ciudadanos
interpreten afán de figureo. Los que saqueen el erario deben ser investigados y
sancionados.
No basta con decir que hay interés
de combatir la corrupción. Hay que frenarla de verdad, verdad. La gente espera
cero figureo y hechos concretos.
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