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El abordaje de las enfermedades del drogadicto


La experiencia que hemos tenido como parte del equipo multidisciplinario que maneja las enfermedades en el drogadicto nos ha permitido determinar que, dependiendo de la droga utilizada, hay un riesgo mayor en este ser humano que en cualquier otra persona de sufrir sífilis, hiv/sida, hepatitis viral, alergia y depresión entre otras.  Nuestro papel en este equipo ha sido ayudar con hipnosis clínica y acupuntura a muchos adictos.

La presencia en esta población de hepatitis, hiv/sida y sífilis se explica por el uso de jeringuillas contaminadas por el empleo anterior por parte de una persona enferma.  Si tiene sida aumentan las posibilidades de padecer tuberculosis, neumonía, sarcoma de Kaposi, diarrea, herpes y moniliasis.  De igual manera, si tienen sífilis, se incrementan los riesgos de padecer problemas en los vasos mayores y el sistema nervioso central.  Las manifestaciones en la piel, como comezón, ronchas y úlceras en mucosas son más frecuentes si tienen sífilis.
Las enfermedades mentales también se desarrollan mucho en adictos a drogas.  Su mundo irreal contribuye bastante a que estos males encuentren campo abierto en estas personas.  Muy a menudo vemos que estos enfermos sufren delirio de persecución y depresión.  Al principio de la drogadicción notamos que estos individuos empiezan a aislarse y a perder interés por la higiene personal.  Andan sucios y sin arreglar aunque antes fueran muy cuidadosos con su apariencia física.  Llega un momento en que eso no les importa para nada y brillan por su aspecto de abandono.   Ante este signo los padres deben empezar a investigar la situación y buscar ayuda profesional para sus hijos.
En muchos consumidores de cocaína inhalada encontramos problemas en la mucosa nasal, que pueden avanzar y producir daños irreversibles.  En algunos casos pueden llegar a sufrir perforación del tabique nasal.
El adicto que inhala los vapores obtenidos a partir de sustancias volátiles con acción psicoactiva tiene disminución de la velocidad del funcionamiento del cuerpo, daños al hígado, pulmones, bronquios, riñones y entrar en estado de coma.  Si no muere antes puede presentar insuficiencia cardíaca y respiratoria, pérdida de audición, neuropatía periférica, espasmos musculares, reducción de la actividad de la médula ósea y disminución del oxígeno en la sangre.  Aunque el cuadro presentado por un adicto a estas sustancias puede ser muy diferente dependiendo del tiempo usando drogas, tolerancia de su organismo, cantidad y el tipo de la misma.
En estas personas encontramos con frecuencia dificultad respiratoria producida por depósitos en la membrana alveolar (donde se intercambia el dióxido de carbono por el oxígeno en el pulmón) de sustancias inhaladas.  Una proporción de éstas entra al torrente circulatorio, llega al riñón y al hígado provocando lesiones a estos órganos.  Es éste el mecanismo mediante el cuál numerosos compuestos, a través de las vías respiratorias, producen daños hepáticos y renales.  Igual sucede con muchos artículos comprados para dar olores en oficinas, vehículos y casas, no porque tengan efectos alucinógenos, sino porque pasan de esas vías a la sangre.  En este grupo se incluyen las velitas que se encienden en ciertos negocios para dar olores agradables y según algunos, para atraer clientes.  Son modas dañinas y forman parte de una gran propaganda que sólo busca crear un banco de consumidores fieles.

Un segmento importante de estos enfermos sufre calambres, hormigueos y adormecimientos debido a daños causados a los nervios por estas sustancias, dando el trastorno conocido como neuropatía periférica, que debemos aclarar, tiene muchos orígenes más, muy diferentes a éste.

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