ROMA, Italia.- Un adulto debería tomar menos del equivalente a doce
cucharaditas de azúcar cada día, pero para que le aporte más beneficios para
su salud la OMS
ha sugerido que esa ingesta se reduzca a la mitad, idea recibida con
escepticismo por la industria azucarera y otros sectores.
La relación directa que los azúcares tienen con el
sobrepeso, la obesidad y la caries dental ha llevado a la Organización Mundial
de la Salud de la ONU
(OMS) a difundir este mes nuevas directrices sobre el consumo de dichos hidratos
de carbono.
En ellas, reafirma su recomendación de 2002 para que
las personas disminuyan su ingesta de azúcar a menos de un 10 % de las calorías
consumidas al día, lo que supone unas 200 calorías para los adultos (que
representan unos 50 gramos
de azúcares o 12 cucharaditas) y unas 150 para los niños (37 gramos o 9
cucharaditas).
La restricción es aún mayor si se pretende “obtener
beneficios adicionales para la salud”, en cuyo caso la ingesta de azúcar
no debería ser mayor al 5 % de las calorías (25 gramos o 6
cucharaditas), si bien esta propuesta es “condicional” -de menor peso que la
anterior- porque se basa en evidencias menos contrastadas.
Ha sido este último punto el que ha removido a las
empresas vinculadas al azúcar. El Consejo Internacional de Asociaciones de
Bebidas, que agrupa a marcas como Coca Cola o PepsiCo, ya ha criticado la
“falta de evidencia científica”, en alusión a los estudios publicados en
revistas médicas y citados por la
OMS para justificar su consejo.
“La sugerencia del 5 % es muy poco realista a la hora
de ponerla en práctica”, subrayó a Efe Emilie Majster, asesora del Comité
Europeo de Fabricantes de Azúcar.
“Nos gustaría que se consultara a la industria
azucarera”, apuntó Majster, para quien aún es temprano para hablar del impacto
que podría tener la nueva propuesta en el mercado.
En una visita a Italia esta semana, el director del
departamento de Nutrición y Salud de la OMS , Francesco Branca, recordó
a Efe que el año pasado abrieron un debate sobre esa cuestión y recibieron más
de 170 comentarios de gobiernos, académicos, empresarios e individuos, entre
otros.
Branca instó a mejorar la información destinada a los
consumidores y las políticas en general para reducir el consumo de azúcar,
combinándolas con otras medidas en función de cada contexto.
Y puso un ejemplo práctico: se puede rebajar la
ingesta con actos simples como comprar cereales sin azúcares añadidos, beber
agua en vez de refrescos o tomar yogures sin azúcar.
Desde la Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO), su
directora de Nutrición, Anna Lartey, apuntó que el asunto del azúcar ha sido
“siempre controvertido” y que en las últimas décadas el sobrepeso y la obesidad
no han disminuido de forma real en ninguna región del mundo.
Esas acumulaciones excesivas de grasa representan
factores de riesgo de enfermedades no transmisibles como las cardiovasculares o
la diabetes, que tienen un alto coste médico.
Junto a una actividad física reducida, las dietas
tienden ahora a incluir más grasa, azúcar y sal que antes, cuando la gente
tomaba más productos naturales, sostuvo Lartey.
“Personalmente no entiendo el miedo de la industria
salvo porque haya reaccionado por sus perspectivas financieras. Si seguimos las
recomendaciones y la gente tiene vidas más sanas y vive más tiempo, el mundo
entero se beneficia de ello”, afirmó la responsable.
Para el doctor Lorenzo Donini, profesor de la Universidad romana de La Sapienza , esa diferencia
de criterios es comprensible en un contexto en el “cada uno hace su trabajo”: la ONU combatiendo las
enfermedades crónicas y la industria defendiendo sus intereses.
Sobre
la nueva sugerencia para el azúcar, “no creo que tenga un gran impacto en la
alimentación ni que modifique la prevalencia de la obesidad”, aseguró Donini,
que añadió que el azúcar es solo una parte de la alimentación y que no hay que
olvidar factores importantes como el sedentarismo.
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