Hay gente más vulnerable al estrés o el exceso de preocupaciones que
acaba generando ansiedad por la comida. Lo primero que estas personas deben
hacer, aconseja el nutricionista Roberto Cabo, es averiguar las causas de esta
ansiedad y reflexionar si el problema tiene solución. «El tema no está en
encontrar algo que les quite el hambre, sino en encontrar el porqué de comer
tanto».
«Es
bueno reflexionar sobre las emociones que tenemos, y evitar los sentimientos
negativos como los celos, la envidia, la ira, o la necesidad de tener más y
más. Por algo cuando nos sentimos felices, solemos decir que estamos
satisfechos», añade uno de los autores del libro «La Dieta Alea » (Zenith,
Objetivo Bienestar).
Pero
normalmente, explica Cabo, «la ansiedad por la comida, o por cualquier otra
cosa, está ligada a la falta de autoestima. Por eso tenemos que aprender a
valorar nuestras virtudes, querernos y aceptarnos como somos. De esta manera
conseguiremos sentirnos llenos, satisfechos. Cuando nos sentimos felices,
tenemos un mayor control sobre lo que comemos, ya que no dependemos de algo
externo para sentirnos satisfechos. Si mantenemos la ilusión por la vida, por
aprender y por compartir, la ansiedad por la comida desaparecerá».
Consejos
que te pueden ayudar a mantener tu ansiedad a raya:
-Los
líquidos pueden ayudarte. Cualquier tipo de líquido nos ayudará a sentirnos
saciados. Por ejemplo, tomar infusiones calientes y asegurar un buen aporte de
agua diario (2 litros )
ayudan a sentirnos saciados y a eliminar toxinas. Tomar uno o dos vasos de agua
antes de las comidas también ayuda a llegar con menos hambre a la mesa.
También
podemos tomar sopas vegetales (caseras o de brick) antes de las comidas o entre
horas, ya que aportan los beneficios de los vegetales, pocas calorías y
favorecen que nos sintamos saciados. Además, siempre podemos congelarlas y así
tenerlas listas cuando nos hagan falta. Igualmente, las infusiones relajantes
de valeriana, pasiflora o melisa nos ayudarán a controlar la ansiedad, ya que
además de saciarnos nos relajarán.
-Evita
alimentos excitantes. Evita bebidas excitantes como el café o el té, y también
el chocolate en exceso o el azúcar refinado. Este tipo de alimentos aumentan
nuestros niveles de adrenalina, que colabora a que perdamos la sensación de
ansiedad.
-La
fibra es fundamental. Toma alimentos ricos en fibra: harán que te sientas más
saciado y, por lo tanto, con menos hambre y ansiedad. En general, los alimentos
cocinados son más saciantes que los crudos (pero no por ello hay que prescindir
de ensaladas y frutas, claro). También es muy bueno tomar legumbres, que
aportan fibra y, además, sacian, frutos secos, levadura de cerveza, pan
integral, pasta integral, arroz integral, etc. todos alimentos incluidos en la Dieta Alea.
-La
importancia del triptófano. Las proteínas animales (carnes, pescado o huevos),
lácteos, plátanos, piñas y frutos secos contienen triptófano, que tiene efecto
tranquilizante. El triptófano es un aminoácido que, después de unos complejos
ciclos metabólicos en el organismo, se transforma en serotonina. Por lo tanto,
debemos asegurarnos un correcto aporte de triptófano, ya que puede ayudar a
regular los niveles de serotonina, neurotransmisor que participa en el control
del apetito y está relacionado con el estado de ánimo.
-El
(famoso) Omega 3. Los alimentos ricos en omega 3 como los pescados azules y los
frutos secos, así como los cereales integrales que nos aportan vitamina B,
favorecerán la mejora de la ansiedad. La vitamina B6 participa en los ciclos
metabólicos para formar serotonina a partir del triptófano. Por lo tanto, en
épocas de más nervios, es bueno tomar alimentos con vitaminas del grupo B, como
copos de avena, levadura de cerveza o germen de trigo.
-Carbohidratos
complejos: sí, por favor. Los carbohidratos complejos (pan, pasta, arroz,
cereales, galletas, patatas, lentejas, etcétera) también colaboran en el
aumento de la cantidad de serotonina. Siempre es más recomendable que sean
integrales por el aporte de fibra y, sobre todo, porque tienen un menor índice
glucémico. Esto significa que los niveles de glucosa en sangre no aumentan tan
rápidamente como si tomásemos carbohidratos complejos refinados. Gracias a
esto, conseguiremos saciarnos mantenernos saciados por más tiempo y los niveles
de insulina no aumentarán drásticamente, lo cual nos ayudará a no acumular
grasa.
-Pon
magnesio en tu vida. Un buen aporte de magnesio es importante para calmar el
nerviosismo que acompaña la ansiedad. Conseguiremos esto con 4-5 nueces al día,
legumbres, alimentos integrales, albaricoques, y verduras de hoja.
-Cinco
comidas al día como mínimo. Come a menudo: hacer dieta no significa no comer o
pasar hambre, sino comer adecuadamente, respetar los horarios y no dejar pasar
mucho tiempo entre comidas. Si estamos mucho tiempo sin comer, tendremos más
sensación de descontrol. Lo ideal es comer cinco veces al día. Hay que saber,
además, distinguir entre la sensación de hambre y la ansiedad. Si notamos que
tenemos un momento de ansiedad, hay que pararse y pensar en lo que estamos a
punto de hacer, si merece la pena comer algo que nos aportará muchas calorías
después de todo el esfuerzo realizado.
-Necesitas
tu tiempo para comer y cenar. Hay que intentar comer sin prisa, relajado y
sentado a la mesa, masticar bien (de esta manera haremos mejor la digestión) y
tomarse al menos 20-25 minutos para las comidas, ya que la sensación de
saciedad se consigue después de 20 minutos de haber empezado a comer. También
es conveniente levantarse de la mesa una vez hemos terminado de comer.
-Organízate.
La hora de hacer la compra también es importante: nunca debemos ir a comprar
cuando se acerca la hora de la comida, ya que la sensación de hambre nos puede
llevar a comprar alimentos muy calóricos (como bollería de snacks). Cuando
vayas a comprar lleva una lista de lo que necesitas y, simplemente, compra lo
que hayas apuntado. Nada más.
Fuente:
ABC.es
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