Haz de tu viaje en familia una experiencia de ensueño y no
un pleito generacional.
Viajar es una de las mejores experiencias
de la vida y un tipo de aprendizaje y conocimiento invaluable que podemos
darles a nuestros hijos. Sin embargo, unas vacaciones en familia pueden
convertirse en un dolor de cabeza debido a que se trata de un grupo heterogéneo
con gustos, edades y personalidades diferentes.
Sin embargo no hay por qué
temer, pues en tres sencillos pasos puedes organizar un viaje de ensueño que
garantizará diversión a cada miembro de la familia.
1. Define tus vacaciones Lo primero que debes hacer además de fijar las
fechas, es elegir el lugar. Sin duda, la playa es lo primero que nos viene a la
mente. Pues mientras los pequeños juegan en la arena o chapotean, los adultos
pueden descansar recostados en la arena. Sin embargo existen también
provincias, ranchos, ciudades y sitios arqueológicos con múltiples lugares
interesantes y a veces muy económicos, pero que muchas veces menospreciamos.
Así que sólo es cuestión de investigar un poco y hacer propuestas con opciones
divertidas para todos.
2. Organiza actividadesUna
vez que tienen listo el destino, es momento de organizar actividades para darle
variedad al viaje. Dependiendo de tu presupuesto se pueden organizar desde
caminatas por lugares de interés, hasta pequeñas excursiones o visitas a
parques temáticos con actividades para todos los gustos.
Prácticamente en cualquier
lugar turístico (y también en los menos populares) existen negocios que se
encargan de hacer tours. Aunque, si tú y tu familia prefieren hacerlo a su
ritmo, pueden organizarlos ustedes mismos y seguramente será mucho más
económico. Consejo: para organizar un buen tour por ustedes mismos,
consulta al doctor Google y allí encontrarás precios, distancias, hoteles,
restaurantes, etc.
Para hacer aún más divertida
la experiencia, no dejen de probar los alimentos típicos de la región y
convivir con los lugareños. Por una parte, esto enriquecerá la cultura de tus
hijos y hará más emocionante al viaje. Por otra, te permitirá compartir con tus
hijos valores como la tolerancia, el respeto, la educación y fomentas el gusto
por la aventura, lo que se traduce en una experiencia más rica en conocimiento.
Por último, es importante
que cada miembro de la familia goce de tiempo y espacio para ellos mismos, pues
aunque se trata de un viaje en conjunto, todos requerimos de ciertas libertades
para relajarnos. Por ejemplo, si papá quiere levantarse tarde un día, déjenlo
dormir, lo mismo si mamá prefiere ir de compras o si abuelito quiere sentarse y
leer toda la tarde. Son actividades que se disfrutan más individualmente y
recuerda, ¡son vacaciones!, cada quien descansa y disfruta de manera diferente.
En el caso de los niños y
adolescentes, hay lugares que ofrecen actividades organizadas específicamente
para ellos, que son seguras y en las que conviven con personas de su edad,
brindándoles diversión y nuevas experiencias. Aunque no lo parezca, el gozar de
ese espacio, hace que se disfrute más el tiempo que pasen juntos. Y no porque
no queramos estar con la familia sino que —admítelo— todos necesitamos un
respiro. Así habrá más historias que contar, lo que mejorará la calidad de la
convivencia.
Así que ya lo sabes, pasar
unos días de viaje con tu familia es más sencillo de lo que parece. Eso sí, no
olvides tomar ciertas medidas de seguridad para disfrutar plenamente
su recorrido.
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