Por Miguel Garces
Vivimos en una era definida por dos desafíos monumentales: la creciente desigualdad de riqueza y la urgente necesidad de sostenibilidad. La propia definición de sostenibilidad de la ONU, «satisfacer las necesidades del presente sin comprometer la capacidad de las futuras generaciones para satisfacer las suyas», incluye implícitamente tanto la continuidad como la equidad. Pero, ¿son estos dos objetivos históricamente compatibles?
Un fascinante estudio dirigido por el Profesor Dan Lawrence
de la Universidad de Durham, publicado como parte de un número especial
en Proceedings
of the National Academy of Sciences, ha analizado 10,000 años de
historia humana para explorar esta compleja relación. Utilizando una base de
datos sin precedentes con información de miles de viviendas en casi tres mil
sitios arqueológicos en seis continentes, los investigadores usaron las
diferencias en el tamaño de las casas como un indicador de la desigualdad de riqueza
en diferentes períodos. Luego, compararon estos datos con la duración de la
ocupación de los asentamientos: cuánto tiempo vivieron las personas allí antes
de abandonarlos.
Los hallazgos revelaron una correlación sorprendente: a lo
largo de diez milenios, los asentamientos con mayor desigualdad (medida por el
tamaño de las casas) tendían a persistir por más tiempo. A primera vista, esto
podría sugerir una conclusión incómoda: que la desigualdad ha sido,
históricamente, un factor asociado a la «sostenibilidad» entendida como
longevidad de los asentamientos.
PERO (y este es un ‘pero’ crucial), la correlación no implica
causalidad. Los
investigadores, con gran acierto, enfatizan que no encontraron una dependencia
causal directa. En cambio, observaron que tanto la desigualdad como la duración
de los asentamientos tendían a aumentar a medida que los sistemas humanos se
volvían más grandes y complejos. La desigualdad no parece ser un
subproducto necesario o inevitable para construir sociedades
complejas y duraderas. Como señalan otros estudios en la misma publicación, la
aparición de una alta desigualdad de riqueza no fue un resultado inevitable de
la agricultura, sino que surgió donde recursos como la tierra se volvieron
escasos y podían ser monopolizados, aunque algunas sociedades evitaron extremos
de desigualdad a través de sus prácticas de gobernanza.
En nuestra época, marcada por una brecha de riqueza cada vez
mayor y desafíos existenciales como el cambio climático, estas lecciones del
pasado son invaluables. La historia nos muestra una tendencia asociada a la
complejidad creciente, pero no un destino inevitable. Nos demuestra que, si
bien la desigualdad ha sido generalizada, no ha sido uniforme ni inevitable en
todos los tiempos y lugares.
La investigación nos ofrece una base para la esperanza: la
persistencia sostenible es posible sin un aumento constante de
la desigualdad. Lograrlo requiere que seamos conscientes y atentos a esta
compleja interacción histórica entre desigualdad, complejidad y sostenibilidad.
No podemos asumir que el crecimiento y la complejidad conducirán
automáticamente a una mayor equidad; se necesita un diseño intencional.
Gestionando y escalando diarioecologia.com, llevándolo a
millones de lectores y construyendo una comunidad de más de 1.4 millones de
seguidores, he enfrentado de primera mano los desafíos del crecimiento y la
complejidad. Mantener los valores fundamentales de equidad y acceso a la
información mientras se expande la escala requiere un esfuerzo consciente y
constante; no sucede automáticamente. Es una lección que aplica tanto a una
plataforma digital como a una sociedad.
Como líderes, inversores y tomadores de decisiones, tenemos
la capacidad (y la responsabilidad) de diseñar sistemas económicos, sociales y
políticos que fomenten tanto la longevidad como una mayor equidad. El registro
arqueológico, visto como un «compendio de la experiencia humana», nos advierte
sobre las tendencias pasadas pero también nos libera para forjar un camino
diferente.
La pregunta final es: ¿Estamos dispuestos a aprender de
10,000 años de historia para construir activamente un futuro donde la
sostenibilidad y una mayor igualdad no solo coexistan, sino que se refuercen
mutuamente?
Fuente: https://diarioecologia.com/
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