Con la desproporcionada situación de endeudamiento que viven los países
de Puerto Rico en América Latina y Grecia en Europa, así como por los
pronunciamientos externados desde hace mucho tiempo sobre el endeudarse de
forma sana o de manera insostenible, ha vuelto al tapete dicho tema ahora con
más fortaleza que nunca.
El señalado tópico no es nuevo pues data de mucho tiempo atrás no solo
en el ámbito público sino también en el sector privado, incluyendo lo
individual y familiar.
El endeudarse en cualesquiera de los sectores sin ningún propósito y de
manera descontrolada puede llevar a la ruina a los mismos en cualquier momento
y más cuando hay que disponer de los exiguos ingresos que se perciben para
honrar el servicio de la deuda.
Hay personas, familias, empresas, gobiernos nacionales y locales que
tienen afición a endeudarse sin miramiento, sin pensar en las consecuencias que
la misma acarrea cuando dichas obligaciones o compromisos se deben pagar en el
corto o mediano plazo y cuando el costo de los fondos obtenidos como capital de
trabajo es mayor al rendimiento que reporta el dinero o capitales
captados en préstamo.
En el caso de los gobiernos cuando se endeudan lo hacen siempre pensando
que el Estado es inconmensurable en el momento de asumir una nueva deuda
ya que el mismo tiene libertad de imponer nuevos impuestos y gravámenes que
deben pagar los contribuyentes.
Es decir, se piensa muchas veces que el Estado no quiebra que es una
maquinita de hacer dinero a través de las cargas fiscales y de su Banco Central
cuando es necesario emitir dinero inorgánico.
También, se piensa que en caso de que los compromisos de deuda no se
pagan oportunamente se recurre al envejecimiento de la deuda, simplemente se
debe dejar devaluar o depreciar el dinero o se espera a que las tasas activas
bajen a niveles concesionarias con la finalidad de pagar menos costo por el uso
de los préstamos.
Pero lo que no se piensa es que así como existe una cámara de
compensación local que regula los compromisos financieros entre los intermediarios
financieros así existe una cámara de compensación internacional que debe
equilibrar las finanzas entre los países en el aspecto financiero.
De manera, que si no hay un equilibrio en el juego financiero entre los
bancos de un país y no existe una compensación entre las operaciones
financieras entre países, en lo inmediato surge un desbalance en las cuentas de
éstos lo que provoca una desestabilización en las economías y finanzas de los
bancos a nivel interno y entre los países a nivel externo.
Es por ello es grave cuando un banco mantiene deuda ante otro
banco y cuando imperan compromisos financieros pendientes entre las
naciones pues el Sistema Financiero Local o Internacional es afectado por
riesgo sistémico que da lugar a un efecto dominó entre las instituciones
financieras dando al traste con la salud de las operaciones financieras de las
mismas.
De ahí, que viéndose en el espejo de la historia de aquellos países que
han caído en default o en incumplimiento de sus obligaciones financieras o
simplemente han quebrado como: Somalia, Sudán y Zimbabue, agentes
económicos, sectores políticos preocupados y público en general llaman la
atención a las autoridades para que en el caso de la República Dominicana
el alto endeudamiento que hoy exhibe no de origen a la situación por la que
atraviesan Puerto Rico y Grecia.
Lo lamentable es que las actuales autoridades dominicanas tienen por
costumbre aplicar correctivos o poner candados cuando los hechos ya están
consumados. Huelgan muchos ejemplos en ese sentido, tal el caso del Plan de
Regularización de Extranjeros, entre otros casos.
Aunque dice el refrán que nunca es tarde cuando la dicha es buena y no
obstante los años que tienen economistas y financistas del hoy Partido
Revolucionario Moderno (PRM), entre otros sectores del país solicitándole al
Gobierno que controle sus gastos para evitar los tantos déficits fiscales los
cuales se traducen en más prestamos, impuestos y por ende en una vida más
azarosa para los dominicanos más vulnerables.
Por ello, hoy se solicita nueva vez a las autoridades de turno que
obtemperen al llamado que se les hace de no endeudar a la nación por encima de
sus posibilidades, la que pertenece a todos los dominicanos, para evitar que
ésta sea llevada a la banca rota total, incumplimiento financiero o default, ya
que todos los excesos o extremos son malos.
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