Estamos en la recta final del proceso electoral. Faltando menos de tres
meses para las elecciones, la oposición enfrenta cuatro grandes desafíos que
está obligada a enfrentar como condición para salir airosa en los
comicios venideros.
El primer desafío es mantener la actual tendencia electoral que se
manifiesta en un descenso de las preferencias de Danilo y un ascenso de las
simpatías de Luis Abinader. En efecto, esa tendencia es
un hecho palpable y las encuestas publicadas hasta ahora muestran ese
posicionamiento de los principales actores del proceso.
El desafío consiste en evitar que esa tendencia se estanque o se
paralice puesto que llegará un momento antes de mayo en que el equilibrio
de las dos fuerzas enfrentadas, producto de la polarización,
influirá decididamente en el cerebro de los electores con la percepcion de que
el cambio es posible. El aspecto clave para que este objetivo
tenga éxito es mantener vínculos directos y permanentes con el pueblo .
El segundo desafío es impedir a toda costa que los recursos del
Estado sean utilizados para promover la candidatura releccionista. Este es un
problema serio que involucra aspectos institucionales por la ausencia de
regulación y de disposiciones legales. Sobre el particular, la presión de
los sectores fácticos internos y externos pueden jugar
un papel importante. La experiencia histórica es aleccionadora en este sentido.
La aplicación de la ley electoral debe ser exigida con firmeza a la JCE. Y una vez más la
movilización popular y la denuncia sistemática jugarán un rol
decisivo.
En tercer desafío es evitar que la JCE se salga de su papel de
árbitro conforme a la ley y la
Constitución de la República. No es un
secreto para nadie los vínculos políticos que unen a varios miembros de la JCE con el Partido de la Liberación Dominicana.
La vigilancia activa sobre el comportamiento de los miembros de la JCE debe ser una actitud
constante de la oposición antes , durante y después de las elecciones.
Igualmente, el nido de activistas del PLD, que tiene su asiento en el
Tribunal Superior Electoral, merece una debida atención puesto que es ahí donde
irán a parar todas las impugnaciones en las próximas elecciones.
Y el cuarto desafío, y no menos importante, es no descansar
en el esfuerzo por unir a todas las fuerzas susceptibles de ser unidas
para desalojar del poder al grupo reeleccionista en primera o segunda vuelta.
Toda organización que no forme parte de la gran unidad debe ser
atraída. Aquellos que se quieran excluir por diversas razones buscando
posicionamientos para un futuro, que jueguen a la lotería pero no por culpa de
pasividad de la oposición mayoritaria. No excluir a nadie, estimular a todo
hombre o mujer, joven o adulto para que se integre a la gran unidad para
que contribuya con esta causa donde lo que está en juego es el interés
nacional.
Si estos cuatro desafíos son alcanzados exitosamente por la oposición
el triunfo electoral está asegurado.
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