ROMA.- Con todas las alegrĆas que han dado los antibióticos y otros
antimicrobianos a la ciencia en las últimas décadas, el aumento de la
resistencia a esas sustancias en personas y animales estƔ ahora empaƱando el
debate sobre la necesidad de realizar nuevas investigaciones.
Ya lo vaticinó el premio nobel Alexander Fleming, descubridor de la
penicilina, cuando alertó de que el uso incorrecto de la droga podrĆa dar lugar
a la selección de bacterias resistentes.
El tiempo le ha dado la razón: asà como los antibióticos han permitido
tratar fƔcilmente infecciones que antes eran mortales, salvando la vida de
millones de personas, muchos han perdido en parte o por completo su eficacia.
En el caso de los animales, no solo se ha extendido el uso de esas
sustancias para curar enfermedades, sino tambiƩn para fines profilƔcticos y
para aumentar la producción.
Frente a los riesgos, las posibles restricciones en el uso de
antimicrobianos son un motivo de fricción para los paĆses, divididos entre los
que defienden -como la
Unión Europea- que hay un vĆnculo entre su uso y el aumento
de la resistencia antimicrobiana, y los que no lo ven suficiente, incluido
Estados Unidos.
Desde la SecretarĆa
del Codex Alimentarius (colección de normas internacionales para garantizar la
inocuidad de los alimentos), la experta Annamaria Bruno afirma a Efe que “la
investigación es muy importante” porque cada vez hay mĆ”s evidencias sobre la
relación entre el uso de antimicrobianos en animales y la resistencia en seres
humanos, si bien falta por definir en quƩ medida existe.
Ese órgano intergubernamental gestionado de forma conjunta por la Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y la Organización Mundial
de la Salud (OMS)
busca desde 2000 la manera de contener la resistencia a los antimicrobianos a
partir de anÔlisis de los riesgos de transmisión por los alimentos.
El Codex promueve, ademƔs, acciones globales como el fortalecimiento del
marco regulatorio, el uso veterinario de los antimicrobianos de forma “prudente
y responsable”, y la eliminación o la progresiva reducción de su utilización
como promotores del crecimiento en la producción animal.
Bruno destaca que la investigación también pretende buscar alternativas
a los antibióticos como las vacunas y otras formas de reducir el riesgo de
enfermedades animales.
Mientras las conversaciones siguen su curso en los foros internacionales
la revista cientĆfica “The Lancet” publicó en noviembre pasado un artĆculo
sobre el descubrimiento en China de una nueva forma de resistencia en personas
y animales, vinculada a la colistina (hasta ahora efectiva) y que probablemente
procede del uso de ese antibiótico en la agricultura.
En relación a los últimos estudios, la Autoridad Europea
de Seguridad Alimentaria (EFSA) recuerda que se ha detectado en aves de la UE un aumento de la resistencia
a antimicrobianos empleados para tratar enfermedades como la salmonela, que
tambiƩn afecta a los humanos.
El experto de la
EFSA Ernesto Liebana considera que existen “evidencias
circunstanciales” por las que estĆ” “bastante claro que, cuanto mĆ”s
antimicrobianos se usen, mÔs presión selectiva se aplica a la población de
bacterias y la proporción de resistencia serĆ” mayor”.
Aunque no hay una tendencia clara a nivel europeo e influyen otros
factores, agrega: “En aquellos paĆses en los que ha habido un esfuerzo en
reducir el uso de antimicrobianos se encuentran menos niveles de resistencia en
general”.
En cualquier caso se trata de investigar un fenómeno muy complejo cuando
existen, por ejemplo, bacterias multirresistentes (a muchas sustancias) o
capaces de transmitir sus genes resistentes a otras, expandiƩndose por
cualquier lugar.
La contaminación puede llegar por distintos frentes, por ejemplo a
travƩs de las importaciones de animales. Y a pesar de que en la UE estƔ prohibido su uso para
favorecer el crecimiento de los animales, algunos de sus miembros los utilizan
para tratar dolencias, lo que dificulta los anƔlisis de riesgo.
Al final toda la cadena de valor puede verse afectada, segĆŗn los
expertos, que reclaman medidas globales y concertadas para minimizar los
efectos negativos.
Exigen asĆ decisiones polĆticas basadas en evidencias cientĆficas, pero
no parece que todos los paĆses estĆ©n por la labor de participar en ese debate.
Para la antigua presidenta de la Sociedad americana de enfermedades infecciosas
(IDSA) Barbara Murray, EEUU necesita esforzarse mƔs en reducir el uso
innecesario de los antibióticos en animales.
Pero admite que las opiniones varĆan entre los profesionales de la salud humana y los que se dedican al Ć”mbito
animal. Ante tanta confrontación, “supongo que se necesita mĆ”s investigación”,
seƱala.
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